Traductor

jueves, 3 de diciembre de 2015

¿Dignidad militar o acoso a la justicia?

El reciente 9 de noviembre, el país presenció un polémico acto: la irrupción del alto mando militar, con el jefe del Comando Conjunto, general Luis Garzón, a la cabeza, en la audiencia de la Corte Nacional de Justicia donde debía conocerse los cargos formulados contra cinco militares retirados, acusados de varios casos de violación de los derechos humanos, ocurridos bajo el gobierno represivo de León Febres-Cordero contra miembros del grupo insurgente Alfaro Vive Carajo (AVC). Era la tenebrosa época en que el poderoso secretario de la Administración, Joffre Torbay, lanzó a todos los vientos la consigna del régimen: “A los subversivos hay que matarlos como al pavo navideño, la víspera”. Esto significaba: hay que eliminarlos antes de que actúen. Bajo esta orden cayeron detenidos, fueron torturados o asesinados numerosos militantes de aquella organización, que luego entregó las armas en un acto muy publicitado por el gobierno del doctor Rodrigo Borja, con el que se hallaba identificado el general (sp) Paco Moncayo.
Cabalmente, El Comercio del 15 de noviembre trae media página de declaraciones del general Moncayo, en que afirma que “el gobierno de Borja fue ejemplar en derechos humanos”, para contrastarlo con lo que, según él, ocurre ahora, cuando al referirse a las Fuerzas Armadas afirma que “se persigue sistemáticamente a la institución para destruirla”, conforme a una fórmula cubana citada por él. Por cierto, la irrupción de los mandos en aquella audiencia determinó que fuera suspendida. En el mismo número del diario se inserta un artículo suscrito por el también general retirado Oswaldo Jarrín R., bajo el título de ‘Dignidad militar’, en el cual abunda en toda clase de acusaciones contra Correa, que prácticamente son las mismas que circularon en vísperas del 30-S.
Por cierto, hay que defender la dignidad militar, igual que la dignidad de cualquier sector del pueblo ecuatoriano, como fue el caso de los trabajadores de Guayaquil acusados por la oligarquía de ser malandrines y asaltantes, lo que dio pie a la criminal masacre del 15 de noviembre de 1922, ejecutada por el Batallón Cazadores de Los Ríos. O como fue también el caso de esa otra masacre del pueblo guayaquileño ejecutada por tropas militares al mando del coronel Luis Ricardo Piñeiros, matanza justificada por el presidente socialcristiano Camilo Ponce bajo el argumento de que los caídos eran  hampones y prostitutas.
¿Y la masacre de Aztra bajo el gobierno militar encabezado por el almirante Alfredo Poveda Burbano? ¿Y el asesinato del economista Abdón Calderón Muñoz en ese mismo gobierno, con la implicación de altos militares? ¿Y los lúgubres misterios militares que encierra el magnicidio del presidente Jaime Roldós Aguilera? ¿Y los actos de traición nacional cometidos por la Junta Militar que presidiera Ramón Castro Jijón, como la suscripción del Modus Vivendi secreto con Estados Unidos? ¿Y los golpes de Estado producidos o apoyados por altos oficiales, como en el caso del general Moncayo durante el derrocamiento de Bucaram y la entronización del régimen supercorrupto de Fabián Alarcón? Lo curioso del caso es que los grupos de oposición política reunidos en Guayaquil, luego de la mencionada irrupción, resolvieron incorporar en las nuevas marchas que anuncian, “la defensa de la dignidad militar” Entre los dirigentes de esos grupos figuran aquellos ultraizquierdistas que siempre calificaron a los militares, en montón, como ‘gorilas fascistas’.
La verdad histórica nos enseña que las Fuerzas Armadas han generado grandes figuras, como el general Alberto Enríquez Gallo, para citar un nombre en medio de muchos. La historia registra también numerosos casos de altos oficiales que han arrastrado la honra institucional por las patas de los caballos.

E-mail: jaigal34@yahoo.es          Twitter: @jaigal34
_______________________________________________
P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

Twitter: @lufecahe

No hay comentarios:

Publicar un comentario