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jueves, 17 de abril de 2014

UNA DISCUSIÓN OCIOSA




Cuando el cuerpo humano sufre una infección, su temperatura sube a distintos grados, ocasionando múltiples dolencias y, eventualmente, la muerte. Algunos creen ingenuamente que refrescando el ambiente y cambiando el ropaje de la cama, la persona afectada mejorará sin falta. Estos han olvidado la sabiduría popular que nos enseña que la calentura no está en las sábanas.

En Alianza País, luego de los graves reveses del 23 de febrero y con miras a su convención nacional del primero de mayo próximo, se desarrolla una movida discusión relacionada  con que si la organización debe mantenerse como un movimiento o convertirse en partido político. En este debate se olvida el pasado inmediato, cuando Alianza País obtuvo resonantes triunfos sin ser partido y -para ser justos- ni siquiera movimiento constituido orgánicamente. Hasta hoy fue solamente una enorme masa de adherentes y simpatizantes, una masa de electores que funcionó bastante bien el día de acudir a las urnas, pero que el resto del tiempo se pasó de vacaciones, o dedicada a consolidar al interno grupos de amigos y parientes con los ojos puestos en la troncha.

Nada que ver con una labor diaria de organización, captación de aliados, preparación de líderes a todo nivel, impulso a las acciones decisivas que demanda el momento. Dos ejemplos notables en relación con esto último: el 30 -S y la campaña contra esa banda del crimen organizado llamada Chevron. En el 30-S la situación fue salvada por el coraje del propio líder de la Revolución Ciudadana y la movilización espontánea del pueblo quiteño. La organización de las bases en la capital y aún más en el país, brilló espectacularmente por la ausencia. En cuanto a la campaña contra Chevron, transcurre solitaria en niveles de dirección nacional sin una real incorporación de bases y provincias, como si se tratara de un asunto anecdótico y secundario y no de una de las tareas fundamentales dentro de la proclamada adhesión a los principios de soberanía nacional.

Es que no existe verdadera organización política, conciencia de la realidad, concepción clara del 'papel colectivo e individual a jugar en el presente, visión histórica de lo que sucede hoy y de lo que se viene en nuestra América y el mundo a manos del imperio más bárbaro que ha conocido la humanidad. De allí que consideramos que la discusión entre mantenerse como movimiento o convertirse en partido, es una discusión ociosa, que parte de suponer que la calentura está en las sábanas y no en el cuerpo afectado por un naciente proceso infeccioso.

Al respecto, nos puede ayudar la historia para ver más claro. Ejemplos: la Revolución Rusa de 1917 conducida por un partido férreamente organizado, acabó por perderse décadas después por la corrupción, el sectarismo y el burocratismo de los grandes mandos. En cambio la Revolución Cubana se impuso a partir de un movimiento - el Movimiento 26 de Julio- y no de ningún partido, como sucediera igual en Venezuela con la Revolución Bolivariana y en Nicaragua con el Frente Sandinista.  Que en estos tres casos el proceso evolucionara y fuera construyendo partidos unificados, es otra historia.

Movimiento o partido, el ropaje es lo de menos. Lo esencial es darle una estructura orgánica de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo, a toda esa masa bullente de adherentes y simpatizantes, abriendo las puertas a colectivos e individualidades que no necesariamente encajan en las normas disciplinarias establecidas, pero que en lo esencial acogen los principios del Sumak Kausay y   están dispuestos a batirse por ellos. Y constituye también un imperativo la formación  ideológica de toda la militancia, formación que comprende doctrina y práctica, práctica y doctrina. Doctrina que no se refiere a los textos sagrados del marxismo-leninismo sino a los postulados de la Segunda Independencia y del socialismo del siglo XXI.

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P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
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miércoles, 9 de abril de 2014

LA SOMBRA DEL LIBERTADOR

El Libertador agonizaba en Santa Marta. Más que las dolencias físicas que le atacaban cuando apenas tenía 47 años de edad, le atormentaban los espesos nubarrones que veía apoderarse del cielo de su patria grande; esta América a la que había entregado todo: juventud, riqueza, sueños, energía de constructor infatigable. En Junio de 1830, una noticia desgarró su corazón: el asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho, Sucre, el más glorioso, puro y leal de sus egregios capitanes. "Dios mío, se ha derramado la sangre de Abel", es todo lo que pudo exclamar ante el infame crimen cometido por caínes que aprovecharon de la Independencia para su propio hartazgo. Luego le invadiría el pesimismo, al ver destrozada su grandiosa ilusión, la Gran  Colombia, y suponer que había arado en el mar.
Viéndose impedido de volver a su querida Venezuela, que él hiciera libre, se afirmó su presentimiento de que sobre nuestros pueblos iba a caer un nuevo coloniaje. Momentos antes de expirar el 17 de Diciembre, lanzó, más que un suspiro, un clamor final: "Si mi muerte sirve para que cesen los partidos y se haga la unión, yo descenderé tranquilo al sepulcro".
Los partidos no cesaron ni se hizo la unión. Espadones sin conciencia, ávidos de poder y sacas de oro, oligarcas de viejo y nuevo cuño, jerarcas de la Iglesia, todos ellos agarrados servilmente a las botas de los nuevos conquistadores, se juntaron para construir el nuevo coloniaje, refrescando la horrenda maquinaria con la sangre y el llanto de las masas irredentas. Esa fue, por ejemplo, la suerte de Venezuela, hasta que advino la Revolución  comandada por su mejor continuador de nuestros días: Hugo Chávez, bajo cuya conducción retorna el Libertador, y no únicamente porque la Revolución haya tomado su nombre sino porque ha retomado su camino, para que cese la división de los partidos, movimientos y comunidades que igualmente buscan la liberación y la vida; para que renazca, se plasme en realidad, crezca y se amplíe el horizonte de la Gran Colombia, como viene ocurriendo mediante la forja de UNASUR, ALBA, CELAC y otras figuras integradoras y solidarias de nuestra América.
Claro que el camino está lleno de escollos, de asaltantes y acechanzas. Los sectores que hicieron de Venezuela un gran mercado de hot dogs para el apetito de los gringos, no se resignan a su destino de basura histórica, mueven y moverán, cielo, tierra e infierno para reconquistar sus privilegios, para lo cual cuentan con el apoyo abierto o camuflado de Washington, y con una legión de poderosas aplanadoras mentales como son hoy los medios privados, aplanadoras destinadas a triturar la verdad de los hechos y la inteligencia de las masas, especialmente de la juventud, a la que enamoran con música estridente y bailoteos de supuesta libertad, mientras le administran drogas de toda clase.
Esto es justamente lo que vemos en la Venezuela del Libertador, por obra de sus enemigos. Pero allí también su presencia comienza a prender luces cada vez más poderosas como es el hecho de los diálogos de paz iniciados entre el gobierno revolucionario que preside Nicolás Maduro y la oposición no fascista. Diálogos que son facilitados justamente por UNASUR, cuya potencialidad crece en eficacia y prestigio, mientras la OEA agoniza sin pena ni gloria, pateada incluso por sus forjadores: los yanquis.
Ante el momento histórico de Venezuela y de todo el continente, bien pueden exclamar los pueblos: Libertador, no has arado en el mar. Tu siembra prodigiosa ya da frutos.
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miércoles, 2 de abril de 2014

TIEMBLA LA TIERRA


Además de los sismos y tsunamis que nos deparan la naturaleza y la irresponsabilidad de los humanos,, actualmente tiembla estrepitosamente el suelo de América Latina y el Caribe, a causa de la "guerra de cuarta generación", que muestra sus garras ensangrentadas en Venezuela y que se proyecta sobre todo el continente de acuerdo a los planes del imperio. Cuba, Ecuador y Bolivia están en lista, pero también Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Nicaragua, en suma, toda nuestra América. La disyuntiva planteada a sus gobiernos es clarísima: someterse o morir.

Si se someten, el menú está a la vista: TLCs que arruinan la economía de las naciones y el empleo de las masas, como en el caso de México; saqueo de hidrocarburos y minerales, asalto a su rica biodiversidad, apropiación de sus ríos, lagos y aguas subterráneas, como el gigantesco Acuífero Guaraní, bajo la Amazonía; en definitiva, la receta del neoliberalismo, con la privatización de las empresas estatales, la tercerización de la mano de obra, el incremento galopante de la deuda externa, el imperio de la banca chulquera. Todo bajo regímenes manejados por el Fondo Monetario y las embajadas norteamericanas.

¿Y qué son las "guerras de cuarta generación"? La subversión aplicada en masa, ya no la invasión de los marines odiados por los pueblos, ni la invasión de los ejércitos de la OTAN comandados por el Pentágono como sucediera en Libia, Irak y Afganistán. Subversión con la acción incendiaria de las derechas y los fascistas locales, como ocurre en Venezuela, y el empleo de ejércitos mercenarios bien pagados, como en Siria. Siempre con un ingrediente de gran poder: la guerra mediática, que incorpora a la enorme internacional de la desinformación, millares de diarios y revistas de gran circulación, cadenas de radio y Tv, redes sociales y voceros de "prestigio" mundial. Esta internacional de la desinformación ha venido a sustituir a los decrépitos partidos políticos de cualquier parte, y opera vociferando consignas de libertad y democracia, incitando al odio, al derrocamiento de gobiernos, al magnicidio. Y por cierto regando ríos de dinero, que es sangre de los pueblos.

Pero si la tierra tiembla  para los pueblos del continente, también tiembla y se agrieta para el imperio y sus cortes de malandrines, amenazándolos con tragárselos. Y es que nuestros pueblos han recuperado la memoria y no olvidan lo que significó la ola de golpes de Estado y dictaduras en décadas recientes, donde Trujillo, Batista, Somoza, Pinochet, Videla, Stroessner no son sino ejemplos emblemáticos de esa inmensa galería del terror, la tortura y el crimen que rigió sus destinos bajo el manto de la CIA.

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