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miércoles, 28 de septiembre de 2016

LENIN MORENO, LA MANO TENDIDA


El arribo de Lenin Moreno a Quito fue, de hecho, como candidato presidencial aclamado (aunque todavía no proclamado); lo prueban la entusiasta acogida en Tababela, el aplauso en las calles por donde pasaba rumbo a la concentración multitudinaria en la Tribuna Sur de la capital. Todos estos son signos del presentido triunfo en las elecciones de febrero próximo. El clamor colectivo de  “¡Una sola vuelta, una sola vuelta!”, anuncia desde ya  lo que tanto enfurece a la derecha y a sus congéneres electoreros de centro-izquierda: que la victoria será de un solo toque. Adiós cálculos y amarres para unificar a la oposición variopinta en la segunda vuelta, que no llegará.

Al volver a la patria, el histórico vicepresidente de Alianza País se ha mostrado noble y generoso al extender su mano a todos cuantos quieran sumarse al objetivo de juntar cabezas, manos y esfuerzos en nombre de los cambios que aún demanda la sociedad ecuatoriana, para terminar con las políticas excluyentes en la ciudad y en el agro. Los ciudadanos de a pie saben que Lenin, hombre alegre, franco y de buen humor, no hace con este ofrecimiento una propuesta demagógica sino profunda y real. Ahora habrá que ver quienes recogen esa mano tendida por Lenin, como también habrá que ver la sinceridad de las respuestas, pues bien conocido es aquello de que hay gente que, cuando uno les tiende la mano, se agarran del codo.

Por otra parte, Lenin se muestra firme al advertir que su acción gubernamental sería para afianzar el avance de la Revolución Ciudadana, si bien bajo su propia formulación de que “habrá continuidad pero no continuismo”, lo que avala sus reiteradas reclamaciones de autocrítica y rectificaciones, que tanta falta muestran allí donde se han dado repetidos ejemplos de sectarismo, burocratismo y débil transparencia.

Claro que la mano extendida por Lenin Moreno tiene por respuesta, en lo que toca a una recalcitrante oposición al “correismo”, una venenosa y diaria descarga de maledicencia , calumnias y menosprecio, destacándose en esto último las peregrinas exigencias de algún “solines” portavoz de CREO , de que el futuropresidente exhiba “certificados médicos” que demuestren que está en aptitudes físicas plenas para gobernar, lo que no es una viveza criolla sino una estupidez sin nombre, discriminatoria contra los cientos de miles de compatriotas con capacidades especiales por haber sido víctimas de enfermedades, asaltos o accidentes . Según criterio tan miserable, los hombres y mujeres manabitas mutilados por el trágico sismo del 16 de abril estarían definitivamente incapacitados para la función pública.

Además, en este caso la ignorancia es atrevida. Tal lumbrera política debería conocer que a escala mundial se han dado casos notables de personajes que, por encima de cualquier limitación física, han brillado y conseguido notables triunfos para sus países. Sería bueno que el susodicho portavoz de la banca chulquera sepa que Franklin D. Roosevelt gobernó Estados Unidos desde una silla de ruedas, durante 12 años, desde 1933 hasta 1945, fue reelegido tres veces presidente y figuró como uno de los más importantes conductores de los Aliados en la victoria contra el nazifascismo.

En todo caso, lo que sí resultaría necesario certificados médicos que prueben que tales o cuales políticos nacionales están aptos, no digamos para pensar, por lo menos para hablar en público. Aunque en este caso el desaguisado puede resultar muy beneficioso para la campaña de Lenin Moreno, pues daría lugar a un nuevo tipo de manifestación política en las calles ecuatorianas: la marcha sobre ruedas hacia la victoria electoral.

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C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
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miércoles, 21 de septiembre de 2016

¿PARTIDOS PARAMILITARES?



Para despertar la memoria de los olvidadizos, se debe recordar que Mario Pazmiño era Director de Inteligencia Militar cuando el holocausto de Angostura, habiendo salido del cargo entrampado en hilos vinculados con  la Embajada norteamericana y  sus servicios de inteligencia, en tanto dos años después César Carrión se vio involucrado en los episodios del Hospital de la Policía, donde el 30 S, permaneció secuestrado por los conspiradores que amenazaban con matarlo el presidente  Rafael Correa. Carrión, que es abogado, ese día usaba bata de médico, en su condición de Director del Hospital. Ahora, los dos personajes han resuelto salir de una vez a la palestra política, entre otras razones porque aducen que “las figuras que han dejado el uniforme y han llegado a espacios políticos no han representado ni defendido los intereses de la fuerza pública”; una sonora bofetada para notables ex uniformados como Lucio Gutiérrez o Paco Moncayo.

Que en nuestro lindo Ecuador cualquier Perico de los Palotes pueda aspirar a la participación en la política nacional, es un derecho concedido justamente por la aborrecida Constitución de Montecristi, incluso si se “trata de empezar un liderazgo político”, como aspira abiertamente Carrión. Lo grave es que la intencionalidad de los dos personajes va más allá, pues se habla de incorporar a los miles de soldados y ex policías que hay en el país, lo que nos puede colocar ante un plan de estructuras paramilitares, tipo nazifascista, que puede terminar promoviendo una violencia interna que nadie sabe ni cuándo ni dónde va a parar. Es que resulta fácil suponer que organizaciones políticas jerarquizadas por ex mandos militares y policiales, encuadrarían a sus militantes bajo el famoso “espíritu de cuerpo” tan nefasto en la historia del país.

Tan preocupante es la perspectiva de partidos paramilitares, que el propio ex general Paco Moncayo declara en la misma crónica: “el momento en que un ex militar decide involucrarse en la política, debe dejar de lado su uniforme. Sería fatídico que en el país haya un partido que nazca de la Policía o el Ejército”. Con  el agravante, en este caso, de que uno de los aspirantes a líderes, Mario Pazmiño, es hoy nada menos que el flamante Director del Partido Social Cristiano en Quito.

Por otro lado, vale la pena traer a la memoria la historia reciente – y todavía viva- de los escuadrones de la muerte de Centroamérica, Brasil, Perú o Argentina, justamente organizados y dirigidos por ex policías y militares, armados y financiados por la CIA y el Pentágono.

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miércoles, 14 de septiembre de 2016

CYNTHIA, LAS PATRAÑAS Y LA DESMEMORIA


Antier, martes 13 de septiembre, la precandidata socialcristiana a la presidencia, Cynthia Viteri, lanzó una enorme bomba electorera a través de Ecuavisa, y  de paso reveló, sin quererlo, una preocupante falta de memoria. La bomba consistió en la denuncia de que se está entrenando a elementos civiles en prácticas militares, supuestamente por agentes del gobierno, con presencia de asambleístas, para adobar lo cual mostró dos fotos a color que nadie pudo verlas bien, porque enseguida las volteó sobre la mesa. El afanoso entrevistador, Alfredo Pinargote, no le pidió puntualizar la grave información. (Una muestra más de los tortuosos manejos de la llamada prensa libre). Y que era grave, gravísima la denuncia nadie puede negarlo, porque de ser verdad lo denunciado, significaría que el “correismo” está preparando sus propias milicias para atizar la candela de una guerra civil, cuyos tambores suenan ,sí, pero por otro lado; exactamente desde la ultraderecha y por parte de ciertos militares, que adoran a san Augusto Pinochet.

La cuestión se agrava si advertimos que en estos mismos días hay toda una campaña de calumnias y desinformación contra el presidente Correa y su gobierno, la misma que incluye la divulgación de la patraña recogida por doña Cynthia sobre la organización de paramilitares, y reafirmada histéricamente por Andrés Páez  ayer miércoles, en el mismo programa Contacto Directo.

Es aquí donde entra en juego la desmemoria de la ilustre precandidata, pues sin duda en su hora conoció los siguientes hechos: 1. La denuncia de su ex coideario y ex ministro de Febres Cordero, Ricardo Noboa Bejarano, en el sentido de que en 1996 el entonces candidato presidencial Jaime Nebot Saadi,  “disponía de una guardia pretoriana armada y entrenada en Israel”.-2. A comienzos del 2010 el asambleísta  Fausto Lupera lanzó su propio petardo al denunciar que el gobierno correista tenía un plan secreto  denominado PEFOPE, Plan Permanente de Fortalecimiento y Penetración” en las Fuerzas Armadas y toda clase de instituciones, dizque para perpetuar su “dictadura”. Plan que no existió nunca y que era una mediocre copia del supuesto Plan Z del presidente Salvador Allende,  que sirvió para ideologizar a los militares chilenos sobre falsos propósitos terroristas de izquierda, que incluirían el fusilamiento de jefes militares; una patraña que contribuyó  para arrastrarlos al golpe de Estado que encumbró a Pinochet por 17 sangrientos años. Plan Z ideado por la CIA y ejecutado en Chile por toda una legión de agentes a sueldo y asesinos contumaces, preparados en la Escuela de las Américas por el célebre Comando Sur y en los tenebrosos cuarteles de la CIA.


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miércoles, 7 de septiembre de 2016

NOSTALGIA DE PINOCHET


Hace ya buen  tiempo el asesino emblemático del fascismo, el  general Augusto Pinochet, se halla en los quintos infiernos luego de torturar y matar a millares de chilenos y chilenas, tras el golpe de Estado que llevó a la muerte al presidente Salvador Allende y a la tradicional democracia del hermano país. Como todo el mundo sabe, el golpe del 11 de septiembre de 1973 fue preparado por generales amamantados por el Comando Sur de Estados Unidos, bajo la sabia dirección de Henry Kissinger y mediante las macabras maquinaciones de la CIA.

El objetivo del golpe fue múltiple: frustrar el histórico intento de avanzar  al socialismo por vía electoral, aterrorizar a los movimientos revolucionarios del continente, liquidar a los militares patriotas como René Schneider y Carlos Prats, e implantar un perfecto modelo neoliberal, con la minería nacional, las empresas estatales, la educación, la salud públicas y la seguridad social convertidas en suculentas tronchas para el capital yanqui y los insaciables apetitos de la gran burguesía. Ese modelo, envuelto en llanto y sangre, cobra sus facturas incluso el día de hoy, bajo las bondades del gobierno de Michele Bachelet.

Pinochet tuvo muchos seguidores en nuestro medio, como aquellos socialcristianos que decían “aquí hace falta un Pinochet” (Febres Cordero no les era suficiente), y aquellos militares golpistas que tuvieron como abanderado al general Raúl González Alvear, el famoso “Héroe de la Funeraria”, que el 1 de septiembre de 1975 tomó por las armas el Palacio Nacional y lo abandonó cobardemente, dejando una veintena de soldados muertos en su propia tropa, para correr a refugiarse en la embajada chilena, bajo el ala protectora de Pinochet.

Pasados los años, el fantasma de Pinochet sale de ultratumba llamado por actores iguales que los de entonces. Un puñado de generales y otros oficiales que cree que el Ecuador de ahora es el mismo de las décadas pasadas, donde reinaban Chevron-Texaco, los Isaías, las momias y los momios de la partidocracia, alumbrados por el faro de Osvaldo Hurtado, que solo se oscurece al recordar al presidente Roldós asesinado.

Un ingrediente nacional que alimenta a los pinochetistas locales es la paranoia que les produce la figura del presidente Rafael Correa, a quien no pudieron eliminarle el 30.S , y que resulta peligroso mantenerlo cuando el tsunami neoliberal ha comenzado a barrer a los gobiernos progresistas y de izquierda, conforme el plan yanqui de recuperar el “traspatio” que se les escapaba poco a poco gracias a los infernales líderes encabezados por Hugo Chávez, que le quitan el sueño al imperio de las mil invasiones y las mil guerras que desata en todos los continentes.

A esto se agrega la seguridad que tienen los sectores de la restauración neoliberal-conservadora que no podrán ganar las elecciones del 2017, pues a la cabeza del nuevo proceso viene Lenin Moreno, con gran apoyo popular, especialmente de las masas que confían en que la Revolución Ciudadana debe ser sostenida, ampliada y profundizada, con la plena participación de todos los excluidos, que aún suman mayorías en nuestro país.

De allí los ríos de inmundicia que corre por las redes sociales, el descaro en la desinformación que practican los medios privados, los golpes a las puertas de los cuarteles por parte de ciertos oficiales pasivos o activos, que sueñan con Pinochet y quieren entregarles a los yanquis nuevamente estratégicas bases militares para su dominio mundial, como fue la de Manta.

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jueves, 1 de septiembre de 2016

LENIN MORENO, LA REVOLUCIÓN DE LOS EXCLUIDOS


Desde siempre, desde 1830 en que se fundó la República del Ecuador, existieron  en nuestra patria las mayorías excluidas del poder y la fortuna, los marginados y pisoteados, los humillados y ofendidos. Justamente por ello, ciudades y campos presenciaron frecuentes rebeliones, enarbolando todas banderas de libertad y justicia, que alcanzaron su máxima expresión en la Revolución Alfarista. Casi en todos los casos corrieron raudales de sangre y los líderes fueron decapitados,  luego de lo cual los excluidos volvieron a rumiar su tristeza y su hambre en los tugurios que les deparó la minoría dominante, expresada en la banca privada, el latifundio y el capital imperialista.

Así llegamos al umbral del siglo XXI, cuando un nuevo rayo de esperanza brilló en el horizonte con la Revolución Ciudadana, capitaneada por el presidente Rafael Correa Delgado, a quien acompañó desde el comienzo una figura que se convirtió en patrimonio del afecto popular: Lenin Moreno. Y es que él,como vicepresidente, empujó hacia adelante el carro de la justicia a favor deuno de los grandes sectores excluidos: los discapacitados, de quienes jamás se acordaron ni los gobiernos ni los municipios. Esto revelaba que el segundo mandatario estaba cerca del dolor humano, y ello le granjeó la simpatía de una enorme masa de la ciudadanía, que a la hora de las urnas sin duda se volcará por Lenin Moreno. Así lo muestran todas las encuestas, incluso las que ordenan y manejan los enemigos más implacables de la Revolución Ciudadana.

En cuanto a ésta, es justo reconocer que ha sentado las bases para nuevos avances políticos y sociales, a la vez que ha dignificado al país que por cerca de un siglo venía siendo una especie de colonia norteamericana, un trapo sucio para limpiar la sala de baile de embajadores yanquis, compañías petroleras y agentes de la CIA.

Pese a los logros alcanzados bajo la conducción de Rafael Correa, que solo los ciegos de conveniencias dicen no ver, en adelante a los postulados de la Revolución Ciudadana deberán juntarse, incluso encabezar, los postulados de una nueva revolución: la revolución de los excluidos. La que incorpore a montubios , campesinos y etnias postergadas o incomprendidas; a las clases medias menos favorecidas; a la juventud injustamente calificada como pandillera; a la legión de pordioseros con título académico que ronda por todos los ministerios en busca de ocupación; a los soldados que nunca alcanzarán los privilegios de los generales; a los grupos de géneros diversos; a los pescadores de la Costa, que al no tener apoyo y amparo del Estado se convierten en paupérrimo  montón de inmigrantes en su propia patria.

La revolución de los excluidos es una necesidad histórica que ningún movimiento ni gobierno democrático, progresista o revolucionario debe eludir, pues de otro modo, lo único que se lograría es contribuir a la restauración conservadora y neoliberal que acecha y avanza por América Latina.

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