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sábado, 29 de septiembre de 2012

INCENDIARIOS


Desde hace dos meses nuestro país soporta una epidemia de incendios, que bordea ya el número de tres mil. Surgen dondequiera, principalmente dentro o en las cercanías de la capital de la República. Las llamas han devorado miles de hectáreas en 10 provincias de Sierra y Costa, salvándose hasta el momento las otras dos regiones: la Amazonía y Galápagos. El fuego ha devastado áreas protegidas, parques, manchas arbóreas y cultivos, amenazando a ciudades y poblados. Algunos seres humanos han perecido carbonizados; otros han sufrido heridas y quemaduras; la inseguridad y el miedo corren por todo lado.

¿Cuál es la causa de estos implacables flagelos? Se culpa al sol, al verano, a la dureza del estiaje. Pero el sol y los efectos estacionarios son los mismos que caen -para no ir muy lejos- en los dos países vecinos, Perú y Colombia, donde no se da, ni por asomo, este fenómeno, que, por otro lado, se presenta cada año en nuestro medio y nunca ha producido efectos tan desastrosos. Se ensaya que hay pirómanos desquiciados y desalmados que prenden la candela para gozar con ello, pero ni siquiera un escuadrón de diez pirómanos podría provocar simultáneamente tantos incendios en cientos de kilómetros de distancia y sobre miles de kilómetros cuadrados.
¿Cuál es, entonces, el origen misterioso de esta calamidad insólita? Noticias fragmentarias dan cuenta de que hay algunos detenidos, pescados infraganti en su acción incendiaria; que se han visto carros con sujetos sospechosos o bien escapando en motocicletas, después de lanzar cocteles mólotov en alguna floresta. Datos nerviosos, imprecisos, aislados, pero que apuntan a una presunción macabra: hay un plan criminal organizado por mentes siniestras, y numerosas manos que lo ejecutan brutalmente.
¿Cuál el motivo? ¿Quiénes financian esta operación maligna y destructora? ¿Quiénes son los ejecutantes? ¿Qué se persigue con ello? La explicación luce muy sencilla: crear inseguridad y caos para acusar al gobierno de Rafael Correa de negligencia frente al desastre, mientras se paralizan acciones constructivas y de cambio, distrayendo energías oficiales y recursos financieros. Todo con miras a debilitar las expectativas de su reelección en febrero del 2013. Un digno homenaje a la memoria del 30 de septiembre del 2010, en que actuaron en la misma conspiración policías sediciosos, políticos derechistas, seudo revolucionarios y notorios agentes de la CIA. No ver estas realidades es ser miopes o pendejos.

E-mail: jaigal34@yahoo.es         Twitter: @jaigal34

domingo, 23 de septiembre de 2012

NO MATARÁS

Un mandamiento bíblico, al que están obligados todos los practicantes del cristianismo –católicos, protestantes, evangélicos-, está escrito en piedra, y les ordena: NO MATARÁS. Así de simple. No matarás a tu prójimo ni a tu prójima. No matarás ni a propios ni a extraños. No matarás ni a tu amigo ni a tu enemigo, ni individual ni colectivamente. No matarás a nadie; y si lo haces, atente a las consecuencias: quien a cuchillo mata, a cuchillo muere. Aquel hermoso principio humanístico ha sido constantemente violado en estos dos mil años después de Cristo. ¿Acaso no fue la Iglesia Católica quien creó la Inquisición, y con ella el potro de tormento y otras torturas brutales, hasta llegar a condenar a las víctimas a morir en la hoguera, como sucedió con tantos supuestos réprobos y brujas, rebeldes y sabios? Con relación a nuestra América, ¿no fueron reyes católicos los que auspiciaron, permitieron u ordenaron  el exterminio de pueblos indígenas enteros? ¿No fue el católico Francisco Pizarro quien hizo asesinar al gran Atahualpa, con la bendición del cura Valverde? ¿Y no fue el católico Sebastián de Benalcázar el que condenó al heroico Rumiñahui a ser quemado vivo en la Plaza Mayor de Quito? Allá en Europa, ¿ no fueron monarcas católicos y protestantes los que organizaron Las Cruzadas para que ejércitos enteros, en nombre de Cristo,  fueran a exterminar a pueblos creyentes del Islam, especialmente a los ubicados en el mundo árabe? ¡Hipócritas, sepulcros blanqueados! Bajo el pretexto de salvar la religión, se han cometido grandes crímenes contra la humanidad, entre ellos el colonialismo y el tráfico de esclavos, así como se  implantaron golpes de Estado y efectuaron incontables magnicidios. Gobernantes norteamericanos, supuestamente cristianos, como Harry S. Truman, mandaron descargar bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, pulverizando en un instante a cerca de 200 mil seres humanos; o como Bush después, comenzaron el genocidio de Afganistán, Irak y Libia,  que hoy continúa BarakObama y se ha extendido a Siria a manos de opositores fascistoides y regimientos de “perros de la guerra”, como los yanquis llaman a los mercenarios. Sí, de acuerdo; también de parte de los musulmanes se han dado muchas veces excesos y violencia condenables. Sí, merece castigo el asesinato del embajador norteamericano en Bengazi, Libia, por un grupo armado de musulmanes. ¿Pero acaso bajo la OTAN y el comando yanqui no se ha masacrado alpueblo libio con el pretexto de combatir la dictadura de Gadafi? ¿No se arrasaron todas las ciudades, excepto Bengazi? ¿No se hizo retroceder a Libia medio siglo? ¿No se condenó  al pueblo libio al hambre, al desempleo y el exilio? 

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miércoles, 12 de septiembre de 2012

MATEMOS A CHÁVEZ


Un tsunami de enormes proporciones está batiendo a Venezuela. Su oleaje se encrespa y crece conforme pasan las horas. No se inició ayer. Surgió con el Caracazo, bajo el gobierno socialdemócrata de Carlos Andrés Pérez, cuando sus fuerzas represivas salieron a golpear y matar a mansalva a las masas encarceladas en el hambre y la desesperación por el neoliberalismo de cuño norteamericano, aplicado a escala mundial y cuya fórmula es simple: privatizar las riquezas naturales y las empresas del Estado a favor de las multinacionales, endeudar a los países hasta la coronilla, romper los sindicatos, aumentar los beneficios de la banca privada y arrasar toda clase de derechos humanos y sociales. De las llamas del Caracazo nacería poco después la Revolución Bolivariana, que refundó la República, fue desmontando poco a poco la maquinaria opresora y virando al lado opuesto la cara del Estado, esta vez para que el petróleo, rescatado de las garras imperialistas, sirviera a los olvidados de siempre a través de educación, salud y vivienda. Como parte dela acción revolucionaria, grandes latifundios incultos y parasitarios, cuyos dueños vivían en Miami o Europa, pasaron a ser propiedad de los campesinos. Para mayor furia de los antiguos dueños de Venezuela, criollos y extranjeros, los viejos partidos fueron decapitados en las urnas por un voto popular cada vez más fuerte, mientras el nuevo partido del pasado –los grandes medios privados- cayeron en irreversible descrédito. Por último, siguiendo el principio del Libertador que declaró en su hora “nuestra Patria es América”, el gobierno de Hugo Chávez ha venido impulsando decididamente la formación de organismos continentales y regionales como ALBA, UNASUR, CELAC y otros destinados a convertir estos suelos en territorios libres del dominio  imperialista. Para frenar el impulso de la Revolución Bolivariana, amos imperiales, lacayos y bufones de palacio montaron un golpe de Estado que no duró tres días, pues las masas, casi desprovistas de conductores, se lanzaron bravamente al rescate de su líder secuestrado y amenazado de muerte en la tragicomedia del año 2002. Huyendo despavoridos, los golpistas de ayer se presentan hoy tras la careta de Capriles, pretendiendo    desafiar a Chávez mediante el voto, mas como de antemano se saben derrotados , preparan un escándalo mundial acusando de fraude al proceso que culminará el 7 de octubre. Derrotada la derecha recalcitrante, revivirá el catecismo terrorista del reverendo Pat Robertson,gran predicador evangélico y profeta del Partido Republicano, que el 22 de agosto del 2005 declaró lo que sigue en su programa televisivo The 700 Club:
“Chávez ha destruido la economía venezolana y está convirtiendo al país en una plataforma de lanzamiento a la infiltración comunista y al extremismo musulmán en todo el continente, pero si él piensa que estamos tratando de matarlo, en verdad ceo que deberíamos ir adelante y hacerlo. Es muchísimo más barato que empezar una guerra…Este hombre es un peligro terrible, es un enemigo peligroso para nuestro Sur, con una enorme reserva de petróleo que podría hacernos mucho daño. Tenemos capacidad para eliminarlo, y creo que ha llegado el momento de ejercer esa capacidad- No necesitamos una guerra de 200 mil millones de dólares para deshacernos de un dictador autoritario- Es mucho más fácil encargar la tarea a un agente secreto y terminar con esto de una vez”.
E-mail: jaigal34@yahoo.es  Twitter: @jaigal34

sábado, 8 de septiembre de 2012

MORIR POR LA TIERRA




Refugiados colombianos
La masa colombiana que se ha regado en las últimas décadas por el territorio ecuatoriano, se compone principalmente de campesinos, de familias enteras de labradores expulsados de su tierra por la violencia desencadenada por la guerra civil, los bombardeos de sello yanqui (Plan Colombia, Plan Patriota), los pavorosos crímenes cometidos por los paramilitares, muchas veces con el empleo de motosierras para cortar los cuerpos aún palpitantes de las víctimas.
Masacres en Colombia
Paramilitares formados con el apoyo y la complicidad del Estado, a la vez que pagados por los grandes latifundistas y compañías norteamericanas como la OXY, de triste recordación en nuestro país. Para el Ecuador, aquella prolongada situación ha sido nefasta.
Ricardo Patiño, María Ángela Holguín
Elementales sentimientos de hermandad colombo-ecuatoriana, nos obligaron siempre a recibir a esa masa de condenados de la tierra, entre los cuales se infiltraron y se infiltran no pocos delincuentes y narcotraficantes cuyas acciones contribuyen al intolerable nivel de la inseguridad que se vive principalmente en las grandes ciudades, pero también en provincias como Manabí y Esmeraldas. Y en medio, la merma del pan en la mesa de los ecuatorianos, porque con los llegados del país vecino aumentaban las carencias propias y el desempleo.
De allí que el inicio de diálogos conducentes a la paz en Colombia, debe ser recibido con alegría por nuestro pueblo.
Simón Bolívar, Manuelita Sáenz, Antonio José de Sucre
Además,  Colombia es parte de nuestra historia, carne de nuestra carne, sangre de nuestra sangre. Simón Bolívar, Sucre, Manuelita Sáenz lo saben mejor que nadie. Si se logra la paz buscada tantos años, los refugiados colombianos podrán volver a sus lares, que los quieren y añoran como cualquier campesino en cualquier parte del mundo. Ellos, que se alzaron hace ya más de medio siglo en pro de tierra y de justicia;  ellos, que han sido segados diariamente por la cosecha de la muerte; ellos, podrán recuperar la patria que les arrebataron.
En este sentido es aleccionador y promisorio el hecho de que el primer punto de la agenda para el diálogo entre el gobierno de Juan Manuel Santos y los mandos guerrilleros, lo diga expresamente: "Desarrollo rural". Principio fundamental que deberá ir acompañado de políticas concretas, que van surgiendo en las conversaciones, como la procura de tierras para los campesinos, el apoyo a la reversión de cultivos para desactivar la producción de coca y la elaboración de cocaína, y así por el orden. Pero, además, este punto entraña un significado político trascendental: aunque no lo diga, es el reconocimiento de que la insurgencia tiene una explicación diferente a la que se ha venido utilizando, mañosamente, por parte del Estado colombiano. Esa explicación consiste en demostrarnos que la base de la insurgencia en Colombia es de carácter social y, por tanto, económico y político. Nada que ver con la socorrida versión, tipo Álvaro Uribe, de que las guerrillas han sido hechura de los narcotraficantes. Y es que tal es la verdad: las guerrillas  que superviven tercamente (FARC, EP, ELN,), surgieron veinte años antes de que el narcotráfico sentara sus reales en Colombia. Y surgieron, en gran medida, como respuesta a la exclusión política, al abandono del hombre común, al entreguismo que hizo de Colombia, junto con Venezuela, las joyas de la corona imperialista en América del Sur: petróleo, café, banano, mercados financieros, gigantescos botaderos de basura comercial por parte de los yanquis y sus socios locales. 
Si morir por la patria fue siempre y en todas partes timbre de honor y de gloria, morir por un pedazo de tierra fue habitualmente triste y dramático. Sobre las tumbas de los campesinos que caen por él, caen el anonimato y el olvido.   

E-mail: jaigal34@yahoo.es  Twitter: @jaigal34