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lunes, 9 de julio de 2018

¿OTRA VENTA DE LA BANDERA?



Claro que aquí, cuando se ha iniciado la fiesta neoliberal con bombos y trujillos, llovieron los discursos zalameros, los retratos a full color, las rogativas a Donald Trump y, en fin, el desborde de cánticos a la gloria del Tío Sam, al que grandes empresarios, la banca chulquera y los mercaderes de marca mayor le ofrecieron el país en bandeja de oro y de petróleo.

Que se recuerde, nunca los gringos recibieron tanta pleitesía en la tierra de Eloy Alfaro, justo en los días en que se conmemoraba el 5 de Junio de 1895, fecha de la luminosa Revolución, regada con sangre de generaciones libertarias inspiradas por Juan Montalvo.

A propósito de esta clamorosa ofensa al pendón de la Batalla de Pichincha y de Tarqui, es bueno recordarle a la juventud ecuatoriana la sucia y corrupta historia de La Venta de la Bandera, ejecutada en las postrimerías del año 1894 por el gobierno de terratenientes serranos y oligarcas guayaquileños -los gran cacao- utilizando nuestra bandera para un negocio mercantil y bélico durante la guerra chino-japonesa, a fin de servir a negociantes chilenos y a la banca norteamericana.

Cuando se descubrió la vil transacción, en todo el Ecuador se levantó la juventud, arma en mano, para castigar a los traidores. El General Manuel Serrano enarboló la bandera insurrecta en El Oro y el pueblo de Guayaquil tomó el poder y llamó de inmediato al General Alfaro para dar inicio a la grandiosa transformación. ¿Y ahora? ¿No hay patriotas? La juventud, los soldados, nuestras valerosas mujeres, ¿aceptarán pasivamente esta nueva venta de la bandera?.


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C. M. Mg. Luis Fernando Carvajal Herrera.
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