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miércoles, 19 de diciembre de 2012

TRIUNFAR


En vísperas de la Batalla de Ayacucho, al Libertador, que se hallaba enfermo y agotado en Pativilca, Perú, le preguntaron qué pensaba hacer; respondió: Triunfar. Y triunfó por mano de Sucre, el gran guerrero que, con esa victoria, sepultó el dominio español en América del Sur. El Ecuador de hoy está colocado ante una disyuntiva histórica: o triunfa y es reelecto presidente Rafael Correa, o el país se precipita en una era de violencia y odio, regresión y caos. Volverán las oscuras golondrinas que ya nos anuncian un prolongado invierno, sombrío y congelante.
Sí, cierto que hay varios y justificados motivos para reclamar ante el gobierno de Alianza País por acciones u omisiones de peso. Por ejemplo, no camina con el ritmo y profundidad necesarios la Revolución Agraria, sin la cual no hay Revolución Ciudadana, en las expresiones del primer mandatario. Miles de campesinos continúan emigrando a las ciudades, dejando la agricultura para vender chicles o pedir caridad en las urbes. Hay abusos de autoridad que no se juzgan ni castigan en debida forma. Aumenta la burocracia y merman los presupuestos para obra efectiva. No existe suficiente diálogo sobre problemas básicos como los referidos al agua, la minería, el petróleo. El consumismo consume la economía popular sin orientaciones al respecto. El manejo de la cultura se confina a las élites. Hay corrupción, si bien no en todas partes ni en todos los niveles. Este es un panorama de consenso en la opinión de las mayorías, y no cabe cerrar los ojos ni los oídos ante esta  ruidosa y notoria realidad. Pero tampoco es admisible la negación sectaria y malintencionada de los grandes cambios operados en estos años bajo la conducción del Presidente Correa: hay obra vial fundamental y palpable en todo el país, sensible mejoramiento en los niveles de ingreso, mejoras de todo tipo en la educación, mayor preocupación por la salud, acciones nacionalistas en el manejo petrolero, disminución de  privilegios de los eternos amos del país, etc. Y algo fuera de lo común en relación con el pasado: soberanía del Ecuador, consolidación de su independencia, respeto universal a nuestra República, serios impulsos a la unificación de América Latina y defensa   de la paz mundial.
Justamente es el conjunto de estas conquistas lo que merece la defensa más resuelta del proceso actual, y lo que debe servir de catapulta para la reelección presidencial y la elección de asambleístas que garanticen y contribuyan al cambio. Esto requiere triunfar, y triunfar en la primera vuelta, sin dar lugar   a episodios revueltos y peligrosos de una segunda vuelta.   Por fortuna los candidatos lanzados por la derecha, la izquierda tornasol y el oportunismo no lograrán aisladamente sumar una votación contundente. Pero ello no significa que la campaña será fácil; al contrario, será la más difícil de nuestra historia, pues se enfrentarán en ella el Ecuador de los cementerios y el Ecuador que nace. De allí que debamos evocar el espíritu de Bolívar y su inmortal consigna: TRIUNFAR.

E-mail: jaigal34@yahoo.es         Twitter: @jaigal34
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P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

¡OTRA VEZ LA CIA!





Hace algunos años un periodista francés hizo un chiste político cruel. Expresó: "El único país que no sufre golpes de Estado son los Estados Unidos, porque allí no hay embajada norteamericana". Esta verdad universal se ha repetido en sangrientos episodios a lo largo y ancho del planeta. Desde que el Presidente Harry S. Truman fundó la CIA (central del terrorismo y el espionaje del Imperio), los pueblos han visto suelos invadidos, gobiernos derrocados, dictaduras entronizadas y  cabezas decapitadas dondequiera. El cubil de los chacales, generalmente disfrazado y oculto, fue invariablemente alguna de las embajadas imperiales.
En América Latina padecimos tres décadas seguidas del intervencionismo criminal de la CIA. Fueron los años 60, 70 y 80 con una cadena de golpes dictatoriales cuya figura más emblemática se llamó Augusto Pinochet.En cuanto a las víctimas más destacadas, en un mar de sangre, fueron, entre tantos otros, Patricio Lumumba, Che Guevara, Salvador Allende, Jaime Roldós, Omar Torrijos. En nuestra patria, capítulo fundamental de los manejos de la CIA fue el derrocamiento del Presidente Carlos Julio Arosemena (11 de julio de 1963) para montar en el poder una cuadrilla de esbirros bajo la denominación de Junta Militar, entre cuyas hazañas figuró la entrega de un tercio de la Región Amazónica al consorcio norteamericano Texaco-Gulf, con las desastrosas secuelas para las poblaciones, el medio ambiente y la economía nacional, de lo cual derivara el largo juicio y la sentencia de la justicia ecuatoriana contra la multinacional Chevron, que sustituyó a ese consorcio, y que deberá pagar a las comunidades amazónicas la suma de 19.000 millones de dólares, sanción a la que se niega obstinadamente, demostrando con ello su ningún respeto al derecho internacional. En alusión a este tenebroso capítulo de la historia ecuatoriana, basta leer el Diario de la CIA que en 1975 publicara Philip Agee, ex oficial de operaciones de la CIA en el Ecuador justamente durante ese período.
En cuanto al asesinato del Presidente Roldós, basta citar las versiones de dos autores nortemericanos, Seymour Hersh y John Perkins, para conocer las implicaciones de la CIA en el horrendo crimen colectivo que ocurrió el 24 de mayo de 1981 en las montañas de Celica, provincia de Loja.
Ahora estamos frente a otras noticias de impacto, como son las declaraciones del periodista y ex diplomático británico Craig Murray, según las cuales la CIA habría destinado 67 millones de dólares para una campaña política destinada a impedir la reelección del Presidente Rafael Correa en febrero próximo. Versión respaldada por otras según las cuales la CIA participa en grandes operaciones de narcotráfico para llevar adelante las llamadas "operaciones encubiertas", como sería el caso en este proceso electoral, escapando así al control de parte del Congreso y de los medios norteamericanos.Todo lo cual no constituye ninguna novedad, particularmente después del 30 de Septiembre de 2010, desencadenado brutalmente, con muertos y heridos, según los manuales de la CIA, que aconsejan utilizar la guerra sucia (calumnias, distorsiones informativas, chantajes) como paso previo para desatar el golpismo en forma y, si hace falta, cortar cabezas por lo alto y lo bajo. 
Guerra sucia que hoy recorre en los medios, en los discursos de la oposición e incluso en cuarteles policiales y militares. A pesar de lo cual, desgraciadamente, hay una enorme legión de tontos útiles que cree que la CIA nada tiene que ver con las cuestiones ecuatorianas. Por eso permanecen sordos al gruñido de los chacales.
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C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

MOMIAS Y MOMIOS

Cuentan que hace poco unos turistas ecuatorianos deambulaban por Egipto. Deslumbrados por las célebres Pirámides, visitaron luego un panteón que guarda algunas momias, que generalmente corresponden a faraones embalsamados. Cuando se retiraban, una momia que registra tres mil años de antigüedad, desde su sarcófago dorado, les llamó suavemente: -Psstt, psstt.
Los paisanos estuvieron a punto de salir corriendo, asustados, pero la momia insistió: -¡Psstt,psstt,psstt! Se acercaron temerosos y una valiente anciana del grupo, santiguándose, le soltó: -¿Qué desea usted, alma bendita? – Sólo hacerles una preguntita: ¿El Osvaldo sigue de candidato presidencial?
Se entabló entonces un movido diálogo entre la inquieta momia y los gentiles turistas. La momia les explicó que en vida fue dirigente de la Democracia Cristiana, y que era un declarado fan del doctor Osvaldo Hurtado Larrea, “El Osvaldo”, como le llamaba confianzudamente. Cuando le explicaron que su ídolo había resuelto no ser nunca más candidato presidencial, desde que en su postrer intentona sacó un misérrimo uno por ciento de los votos, la momia, entristecida, derramó una lágrima y retornó a su sueño de siglos. Claro que esos despistados ecuatorianos habrían podido consolarle informándole que si bien “El Osvaldo” había clausurado su vida candidaticia, en cambio ahora, gracias a los grandes medios privados, se hallaba convertido en una especie de Guga Ayala electoral, en pitonisa que anuncia el triunfo de la fragmentada oposición en las elecciones del próximo febrero, o el advenimiento del diluvio universal, en caso de volver a triunfar Rafael Correa Delgado,  peor aún si se le deja ganar de un solo toque, es decir, en la primera vuelta.
Sea lo que fuese, la presencia de las momias políticas ecuatorianas nos recuerda a sus parejas, los “momios” chilenos, como les motejó el hermano pueblo del sur a todos aquellos democristianos, derechistas y derechosos que sirvieron  de plataforma para que la CIA entronizara en el poder la sangrienta y prolongada dictadura del general Augusto Pinochet, con su secuela de miles de muertos y desaparecidos, privatización de las empresas estatales, aumento del poderío de los grandes medios y de la banca chulquera. Ahora todo el clan de momias y de momios, saliendo de sus sarcófagos de oro, se ha lanzado a la danza frenética de las elecciones en el Ecuador, no sea cosa  que se imponga el Sumac Kausay, y en vez de un gobierno pelucón tengamos una democracia participativa de indios, cholos, negros, montubios y mestizos de media peluca.

E-mail: jaigal34@yahoo.es         Twitter: @jaigal34
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C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
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