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domingo, 29 de abril de 2012

NATALICIO Y VIGENCIA DE BENJAMÍN CARRIÓN



Benjamín Carrión
El reciente 20 de abril se cumplieron 125 años del nacimiento de Benjamín Carrión, ocurrido en la ciudad de Loja. Un acontecimiento histórico de trascendencia internacional, además de ecuatoriana, dada la fundación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, inspirada y promovida por él, así como las huellas que dejara en varios países latinoamericanos, como México y Cuba. Pese a ello, los grandes medios nacionales ignoraron el suceso. En cuanto a la Casa, que lleva su nombre, casi lo olvidó, salvo el Ballet Nacional del Ecuador, que efectuó en su homenaje la presentación de Carmen, con un lleno completo –cerca de dos mil personas- en el Teatro de la Institución, donde el Director del Ballet, Maestro Rubén Guarderas, y el escritor Jaime Galarza, Vicepresidente de la Casa, recuperaron en sus alocuciones la memoria del grande hombre y creador. Galarza hizo un recuento de la vida y la obra de Carrión, situándolo en su claro pensamiento socialista y en su adhesión a los procesos revolucionarios del Ecuador y el continente, desde que en 1944 fuera uno de los impulsores de la Revolución del 28 de Mayo, La Gloriosa, traicionada y frustrada luego, pero que dejó legados imborrables como la fundación de la Casa de la Cultura. Más adelante, en 1959,  a la vez que se adhirió a la Revolución Cubana, proclamó abiertamente la necesidad de la Segunda Independencia frente al imperialismo norteamericano, y propició una activa oposición al gobierno despótico de Camilo Ponce Enríquez, primer tiranuelo socialcristiano, al punto que participó en las elecciones de 1960 como candidato a la Vicepresidencia junto con el patriota y maestro de juventudes Antonio Parra Velasco, propuesto para la Presidencia de la República por la Unidad Anticonservadora formada por CFP (Concentración de Fuerzas Populares), el Partido Comunista del Ecuador y el Partido Socialista Ecuatoriano. La entonces existente URJE (Unión Revolucionaria de Juventudes Ecuatorianas) fue el alma de las movilizaciones. Tres años después, tras el golpe de Estado del 11 de julio de 1963, gestado por la CIA y la Embajada norteamericana, la Casa de la Cultura fue tomada por asalto por los dictadores y Benjamín Carrión, junto con centenares de escritores, artistas, estudiantes, líderes de toda clase apresados, perseguidos o exilados. Al caer la dictadura en 1966, Carrión volvió a dirigir la Casa que le era propia. Un capítulo más de su fervor político, fue el llamado que hiciera para formar el Frente Amplio de Izquierda, FADI, en 1977, dándose las primeras reuniones en su domicilio, para salir  de la malamente recordada dictadura militar de los Triunviros. (La suerte del FADI, es otra historia).
He allí, en síntesis, la figura política de Benjamín Carrión visualizada por Galarza, quien por otra parte, y en otros momentos, ha señalado que el Maestro cometió sus propios errores en el campo político, como fuera el entendimiento , a través de la Casa de la Cultura, con el Presidente Otto Arosemena Gómez, gobernante oligárquico y corrupto, para auspiciar la candidatura de Galo Plaza Lasso a la Secretaría General de la OEA, conforme lo requería el gobierno de Washington, lo que motivó la renuncia pública a la Casa, en su condición de miembros, de numerosos escritores como Nela Martínez, Agustín Cueva, Ulises Estrella, Juan Andrade Heyman, Francisco Proaño, Raúl Arias, Rafael Larrea, Egbert Espinosa, Jaime Galarza Zavala. Renuncia cuyo texto íntegro, suscrito el 8 de enero de 1968, apareció el 11 del mismo mes en el No.225 de la Revista Mañana, dirigida por Pedro Jorge Vera. Estos errores, como ha sostenido Galarza, no le restan mérito alguno a la gran figura de Benjamín Carrión. Simplemente demuestran que hasta los mejores se equivocan.

domingo, 22 de abril de 2012

LA CENICIENTA DE LA CASA DE LA CULTURA


En la Casa de la Cultura Ecuatoriana se ha iniciado un proceso eleccionario para escoger sus autoridades nacionales: Presidente, Vicepresidente y Secretario General.  Como todo proceso electoral, el de la Institución despierta interés en grupos y personas, expectativas diversas, aspiraciones legítimas y – porqué no- determinadas ambiciones. En este caso,  se perfilan líneas que prometen más de lo mismo o que, por el contrario, postulan la necesidad de una profunda renovación  en las políticas internas y externas de la Casa de Benjamín Carrión. ¿Más de lo mismo?  Bueno, hay que partir del hecho real y positivo de que la Casa de la Cultura, creada hace 68 años, continúa siendo el principal referente de la Cultura nacional, dentro y fuera del país, pues a ella se asocian grandes logros en el campo del arte y la literatura, así como el surgimiento de nuevas figuras de la creatividad, debiendo anotarse como conquista trascendental la construcción de núcleos provinciales que cubren el mapa del Ecuador. Pero por encima de ello, se constata cierto anquilosamiento institucional, remanentes de elitismo, ausencia de políticas interculturales, desaprovechamiento de condiciones para generar ingresos propios, ya mediante iniciativas locales, ya invocando y obteniendo cooperación internacional. Esto en un ligero vistazo de vicios, defectos y falencias.

Ya que hablamos  de los núcleos provinciales, debemos anotar que hay una ausencia demasiado prolongada y, desde luego, completamente injustificables: la Provincia de Pichincha, entre todas las demás, la Cenicienta de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Época hubo en que la Matriz, con sede en Quito, podía conducir toda la gestión institucional, pues existían pocos núcleos provinciales que atender y la población capitalina era relativamente escasa, mas el crecimiento demográfico del país, y especialmente de Quito, convirtió en necesidad imperativa la formación del Núcleo de Pichincha, favorecida, de paso, por la Ley Orgánica de la Casa de la Cultura que faculta la creación de núcleos en todas y cada una de las provincias. En virtud de ello, hace más de tres años, la Junta Plenaria (máximo organismo directivo) resolvió la creación de núcleos en Pichincha, Santa Elena y Santo Domingo de los Tsáchilas. Los tres fueron creados, habiéndose dado en Quito, para constituir el primero de los nombrados, una serie de asambleas perfectamente legales y convocadas públicamente, integrándose un directorio presidido por el Maestro Rubén Guarderas, destacada figura del arte nacional y Director del Ballet Nacional.
Desgraciadamente, por causas poco claras, los órganos directivos han trabado su funcionamiento a tal punto que la única provincia del Ecuador que no puede participar en la elección de sus máximos dirigentes es justamente Pichincha, donde se concentra la mayor cantidad de los gestores y creadores culturales del país. Y esto que en el corazón de la Provincia de Pichincha está Quito, Capital de la República y reconocida Capital Americana de la Cultura,  ¿Será necesario que una bondadosa hada madrina y un  príncipe enamorado salven del ostracismo a esta Cenicienta? No, pues, sino que prevalezcan las leyes, la razón y la democracia.

sábado, 14 de abril de 2012

MOMIAS COCTELERAS

Corría el año 1975, cuando un día de septiembre varios ecuatorianos que por entonces colaborábamos activamente con el Centro Cultural Simón Bolívar, de Estocolmo, captamos una inquietante noticia procedente de Quito:  el estallido de un golpe de Estado contra el gobierno del general Guillermo Rodríguez Lara. La información agregaba que el principal protagonista del suceso era el general Raúl González Alvear. Llamamos de inmediato al embajador ecuatoriano en la capital sueca, un tal Uribe, pidiendo datos al respecto. Típica “momia coctelera” el diplomático estaba en la luna:
-          ¿Cómo? ¿Qué golpe de Estado? Por favor, si saben algo, me avisan.
Es que Uribe, para variar, estaba más preocupado de algún jugoso  negocio de armas con la fábrica Bofors que de la suerte del país que le financiaba la dolce vita coctelera en que normalmente se desenvolvía la diplomacia ecuatoriana. Cierto que el cuartelazo fue una tragicomedia que luego se la conoció como “el golpe de la funeraria”, pues su heroico jefe lo dirigió entre ataúdes, desde una empresa de pompas fúnebres situada cerca del Palacio de Carondelet, luego de lo cual corrió a refugiarse en la embajada norteamericana, solicitando asilo. Poco después, en Londres, Philip Agee, ex oficial de operaciones de la CIA en el Ecuador, nos contó que este general  había sido jefe de inteligencia militar y que la CIA lo quería tanto que lo llamaba cariñosamente “Raulito”. Bueno, este es otro cantar. Volvamos a las “momias cocteleras”, como bautizó el Presidente Rafael Correa a esta clase de diplomáticos.
Ahora, con motivo de la negativa de Correa a concurrir a la llamada “Sexta Cumbre de las Américas”,  las momias salen de sus sarcófagos de plata para gruñir contra la medida soberana,  burlarse del gesto digno del Presidente, clamar a favor del “pragmatismo”, lloriquear por la supuesta soledad en que quedará el Ecuador, etc.,etc.  Las plañideras, obviamente, son impulsadas y acogidas por los llamados “medios independientes”,  que así echan más leña al fuego conspirativo, entre cuyas cenizas hay brasas peligrosas. Entre aquellas, una de las voces más conspicuas es la de José Ayala Lasso, ex canciller del inolvidable Jamil Mahuad, padrino de la banca fraudulenta. Efectivamente, en su artículo“Inasistencia a cumbres”, publicado en El Comercio el 7 de abril, Ayala sale valientemente en defensa de estos conciliábulos panamericanos que nunca sirvieron a los intereses del Ecuador ni de América Latina en su conjunto, para terminar burlándose de "ese superhombre nacido en tierras ecuatorianas”, que es nuestro primer mandatario, con lo que se coloca en la misma línea de aquellos derechistas norteamericanos  que, dentro y fuera del gobierno de Washington, exigen la decapitación de todos los gobernantes del continente que no se someten al látigo del amo imperial, comenzando, claro está , por Hugo Chávez y Rafael Correa. Con lo cual se demuestra, de paso, que no sólo Egipto tiene momias sino también el Ecuador, con la diferencia de que, mientras allá las momias duermen caladas su sueño de milenios, las nuestras gruñen y bailan al son de la pandereta yanqui.