A
escala nacional hay un debate ardoroso acerca de la pretendida enmienda
constitucional que permitiría la reelección indefinida de todos los cargos
sujetos al voto popular, pero que en forma declarada por algunos asambleístas
se encaminaría a propiciar la reelección del presidente Rafael Correa. Este
debate está encendido dentro y fuera de Alianza PAIS. No debería ser tan
extendido: después de todo, el pueblo tiene derecho a elegir y reelegir a quien
le convenga, como tiene derecho legal y constitucional a destituir a cualquier
funcionario del Estado, por alto que sea, mediante la revocatoria del mandato.
Lo
que ocurre es que para la derecha, los ultra de izquierda y derecha, y los
oportunistas de todo pelambre, la enmienda dejaría abierta la senda a un nuevo
triunfo del líder de la Revolución Ciudadana y esto significa abrir otra vez la
puerta al diablo. Hay, pues, que invocar a todos los santos y a la corte
celestial para impedirlo.
Desde
un punto de vista revolucionario la reelección, como principio, debe ser
sostenido y respetado: la alternancia nunca fue, en ninguna parte del mundo,
garantía de cambios sociales y, con
frecuencia, sirvió para que los nuevos gobernantes echaran al cesto de basura
los beneficios sociales y políticos dispuestos en gobiernos anteriores. Bastan,
como ejemplos, los múltiples y nefastos pasos hacia atrás dados por gobiernos
surgidos de esa supuesta “alternancia democrática”: la sangrienta política
represiva de Febres Cordero, el entreguismo de Sixto Durán Ballén a favor de
las compañías petroleras, las quiebras bancarias con Jamil Mahuad, la
corrupción galopante con Lucio Gutiérrez, y un interminable etecétera.
En
el caso que nos ocupa, si de revolución se trata y no de marchas en el mismo
terreno o reciclaje de funcionarios, lo que debe preocupar a Alianza PAIS, a
sus aliados actuales y potenciales es algo muy distinto a la enmienda
constitucional, relativamente fácil dada la mayoría de la Asamblea tan
vinculada al gobierno actual; lo que debe preocuparles es sentar las bases para
un triunfo claro y contundente en las elecciones del 2017, y esto pasa por la
aplicación rigurosa de, al menos, 10 medidas o políticas:
1.
Denuncia y freno a la corrupción dentro de las instituciones y empresas del
Estado.
2.
Reducción de la burocracia innecesaria, especialmente en nivel de asesores, y
rebaja de latisueldos.
3.
Cumplimiento del principio sentado por el Presidente Correa:” Sin revolución
agraria no hay Revolución Ciudadana”.
4.
Acciones concretas contra toda manifestación de sectarismo.
5.
Tolerancia a las discrepancias internas y a la crítica externa.
6.
Apertura de foros locales para el tratamiento de los asuntos de interés
seccional.
7.
Mano tendida a cuantos coincidan en los grandes objetivos de soberanía nacional
y políticas de desarrollo social.
8.
Participación plena de los jóvenes y adolescentes en grandes planes de transformación.
Ejemplo: en campañas masivas de reforestación, arte y deportes.
9.
Limitación clara y precisa del crecimiento del capitalismo, a fin de que no
desborde el desarrollo armónico de la sociedad.
10.
Afirmación plena de la política latinoamericanista, de integración, de apoyo a
la paz mundial y oposición a todos los planes de dominación imperialista.
La
aplicación de estas políticas sería una base para dar consistencia a la propuesta
reelección. De lo contrario, la enmienda solo serviría para que se desate
contra Alianza PAIS y el Presidente Correa una campaña de furibundas
acusaciones, calumnias y conspiraciones, en medio del desencanto y la frialdad
del pueblo ecuatoriano. Es decir, marchar a la derrota.
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P.D. Le invito a que escriba su comentario
en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra. Ejerza su
derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando
Carvajal Herrera.
Atte.