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martes, 28 de noviembre de 2017

JUDAS


El Canciller de la Dignidad y el Patriotismo, como fuera calificado en su momento José Peralta, el ilustre actor e ideólogo de la Revolución Alfarista, escribió libros de historia que son ejemplo de apego a la verdad y la justicia. Una de estas obras se intitula ‘Eloy Alfaro y sus victimarios´¨, en la cual no deja hueso sano a la felonía de Leonidas Plaza Gutiérrez, el emboscado autor del Arrastre de Alfaro y sus tenientes en aquel fatídico 28 de Enero de 1912 cuando el maridaje de liberales traidores y conservadores ultramontanos encendieron en El Ejido de Quito la ´ Hoguera Bárbara´¨, motivo de vergüenza histórica para el pueblo ecuatoriano.

Sobre este crimen volvió a escribir una y otra vez José Peralta, y seguramente pensando en el tenebroso asesino del Arrastre, poco después, desterrado en Lima por el mismo Plaza Gutiérrez, dibujó entre sus ‘Escritos del Destierro’ esta lapidaria estampa de Judas Iscariote:
“Allí donde hay un felón, un malagradecido, un infame que vende al benefactor y a la patria, un desleal que revela  el secreto  depositado en su pecho, un miserable que muerde la mano  que lo levantara del polvo, allí vemos toda la asquerosa y detestada catadura de Judas”.

Sin ser el único caso, la traición de Leonidas Plaza Gutiérrez resulta un modelo clásico de villanía en nuestro medio ecuatoriano. Colocado por Alfaro al rango de los grandes generales de la Revolución del 5 de Junio, encumbrado por él y por José Peralta al solio presidencial en 1901, amarrado por matrimonio de conveniencia a los terratenientes antialfaristas de Quito, reptando silenciosamente en conventos y casas ricas, el hábil conspirador fue juntando amigos y testaferros, engañando a ingenuos y honestos militares, utilizando a los mercenarios de los medios privados, hasta armar la caída del Viejo Luchador y sus compañeros de armas.

Ahora, cuando tanto se habla de deslealtades y traiciones, la juventud debe repasar estas crudas páginas de la historia, y desterrar lejos el ejemplo de Judas y las 30 monedas de la traición, que hoy se traducirían, cuando menos, en 30 millones de dólares.

E-mail: jaigal34@yahoo.es          Twitter: @jaigal34
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P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Mg. Luis Fernando Carvajal Herrera.
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miércoles, 22 de noviembre de 2017

EL RETORNO DEL LÍDER


Se halle uno a favor o en contra, se le aplauda o condene, nadie puede desconocer que en los últimos once años de vida política, el Ecuador ha tenido un solo líder de influencia real y vastas proyecciones: Rafael Correa Delgado. Su figura surgió en 2006, tras de once gobiernos fracasados, de los cuales tres (Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez) cayeron estrepitosamente, derrocados por incontenibles levantamientos populares.

Fueron 15 años de gobiernos de la partidocracia, una vez asesinado el presidente Jaime Roldós Aguilera el 24 de Mayo de 1981. Un período de corrupción galopante, de entreguismo a favor de las multinacionales petroleras, de paquetazos neoliberales que hambrearon más al ya exhausto pueblo ecuatoriano.

Contra ese estado de cosas se erigió el liderazgo de Rafael Correa  que a poco fundó el mayor movimiento político de la historia nacional en el siglo veinte, la Alianza PAÍS, proclamó la Revolución Ciudadana y se lanzó por el camino de una nueva Constitución, inmediatamente avalada por las grandes masas, pese a las maquinaciones contrarias de la derecha, los grandes empresarios, los medios privados y los intereses imperiales.


Hoy el vicepresidente Glas está preso bajo incontables acusaciones de corrupción (hasta este momento no probadas). En tanto, Rafael Correa, terminado su mandato, se fue del Ecuador rumbo a Bruselas, la capital de Bélgica, patria de su esposa. Ahora Rafael Correa anuncia su retorno al Ecuador, expresa su voluntad de continuar la lucha e indica que se propone reconstituir su movimiento político. Que pueda lograrlo, por el momento es un acertijo. 


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miércoles, 15 de noviembre de 2017

JORGE GLAS, ¿OTRO CASO DREYFUS?


El 22 de diciembre de 1894 un Consejo de Guerra instalado en París condenó a Alfred Dreyfus, capitán del ejército francés, a la pena de prisión perpetua  que debía pagarla en la Isla del Diablo, parte integrante de la Guayana francesa, a 10 mil kilómetros de su patria. La acusación contra Dreyfus era gravísima: espionaje a favor de Alemania. El principal acusador era el conde Walsin Esterhazy, comandante de dicho ejército. Como el oficial condenado era de origen judío, esto dio pie para que se desatara una histeria antisemita, según la cual los judíos millonarios le habían comprado al traidor para servir a los enemigos de Francia. Los medios periodísticos hicieron de altavoces de esta demencial histeria antijudía. Esterhazy era aclamado como un héroe. 

Las dudas iniciales sobre el debido proceso fueron cobrando fuerza poco a poco. Aparecieron testimonios y documentos que erosionaban la “patriótica condena”. Entonces el gran novelista Emilio Zola inició su histórica campaña denunciando los aspectos oscuros del proceso y lo ilegal de la condena. Su voz inclaudicable bramó una y otra vez contra la “prensa inmunda” que cubría de lodo al condenado y aplaudía a los mandos militares y a los jueces autores de la horrenda sentencia. La inteligencia de Francia y los políticos más serios comenzaron a rodear al valeroso escritor y a tomar partido por la revisión del proceso. De pronto el diario Le Aurore hizo estallar la bomba: el artículo “Yo acuso” de Emilio Zola. Francia fue conmovida.  

El pueblo se dividió en dos bandos: los “patriotas” y los dreifuyistas. Zola fue acusado de antifrancés y hubo de someterse a 15 audiencias en que los antisemitas pedían su cabeza. Tuvo que escapar de Francia y refugiarse en Inglaterra... Esterhazy fue llamado a  los tribunales. Furibundo escribió algo que se descubrió y motivó gran escándalo: “Yo no haría daño a un perro pero mataría con enorme placer a cien mil franceses”. Al cabo de más de diez años,  se anuló la condena y Dreyfus regresó a su patria y fue reivindicado,  mientras Emilio Zola moría cubierto de amor y de gloria por toda Francia y Europa.

Hemos recordado esta historia a propósito del proceso que en estos días se ha instaurado contra Jorge Glas, el Vicepresidente de la República elegido por millones de ecuatorianos. Guardando la distancia del tiempo y la diferencia de los hechos y los personajes, en este caso se advierten elementos similares: la histeria anticorreista que envuelve el caso Glas, a quien se pretende cortarle la cabeza para crear las condiciones necesarias para que no retorne jamás Rafael Correa, convertido en Satanás por la derecha amiga y encubridora de Odebrecht, la gran maquinaria utilizada por la CIA y las oligarquías del continente. Si hay pruebas plenas contra Glas, que se lo condene sin contemplaciones; si no las hay, que fiscales y jueces respondan ante la verdad y la justicia.

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miércoles, 8 de noviembre de 2017

UN TURBIO NEGOCIO


Acaba de estallar una bomba que tendrá grandes efectos políticos: la glosa emitida por la Contraloría General contra la ex ministra del Ambiente y asambleísta Marcela Aguiñaga, además de otras siete personas, entre ellas José Noritz, ex DirectorGeneral del ISSFA (Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas). El monto de la glosa no es pelo de cochino: son 41 millones de dólares por los que deben responder Marcela Aguiñaga y sus compañeros de la mencionada lista. El motivo del problema se remonta a al año 2010, cuando el ISSFA y la ex ministra negociaron la compraventa de 66 lotes de terreno en Guayaquil, que figuraban como propiedad del ISSFA, que estaban avaluados en 7 millones de dólares pero que se pactó en la astronómica suma de 48 millones, es decir, con un sobreprecio visible de 41 millones.

Marcela Aguiñaga alega hoy que el avalúo municipal no tenía que ver con el negocio, pues no se trataba de negociar sobre un terreno que estuviera bajo esa jurisdicción sino que “la zona donde están los predios fue declarada área protegida, por lo que no debía intervenir la autoridad seccional (Municipio de Guayaquil”. Es decir que el mentado avalúo no debía ser tomado en cuenta. Por su parte Noritz afirma que tiene el respaldo militar respecto de su actuación, mientras los actuales directivos del ISSFA anuncian que no han pagado aquella diferencia ni la pagarán.

El argumento de la ex ministra, además de frágil, resulta peligroso, pues de aceptárselo, querría decir que el Ministerio del Ambiente puede negar el patrimonio del país, como son por ejemplo las áreas protegidas, a su entero gusto y sabor. Que la disposición de la Contraloría  tiene un matiz político y entraña una forma de persecución, podría explicarse dada la figura de Aguiñaga, quien es directora provincial del Guayas de Alianza País y se la reconoce públicamente como una decidida “correista”, cuando serlo se  ha convertido no solo en  mala palabra sino delictivo. A tal punto han llegado los odios sectarios y la manipulación de capos derechistas y oportunistas.

Al respecto, conviene recordar que fue el entonces presidente Rafael Correa quien denunció la irregularidad de este turbio negocio, siendo la morosidad de las autoridades de control anteriores las que dejaron el caso sin tratamiento alguno. Por su parte, a raíz del suceso, el Secretario Jurídico de la Presidencia de entonces, Alexis Mera, adujo que todo este desaguisado había sido “un error de buena fe”. Ante ello, por nuestra parte en esos días escribimos en este diario un artículo en que demandábamos un trato urgente y profundo del asunto, sin contemplación alguna, señalando que si bien en una cuentan doméstica puede haber errores de buena fé, no cabía que se produjeran ni admitieras en negocios donde se comprometían los fondos del Estado, que nos pertenecen a todos los ecuatorianos. Ahora nos ratificamos en nuestro punto de vista, lamentando  que se mezclen los rectos procedimientos con intereses políticos de baja calaña, y deseosos de que veamos dirigentes políticos que no se enloden ni enloden a sus agrupaciones con censurables acciones.

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