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miércoles, 31 de julio de 2013

"LA HISTORIA ME ABSOLVERÁ"


El reciente 26 de Julio se cumplieron 60 años de un hecho trascendental ocurrido en Santiago de Cuba: el Asalto al Moncada, el segundo cuartel más numeroso del país bajo la tiranía de Fulgencio Batista. Ese día, en 1953, unos 150 jóvenes organizados militarmente por el abogado Fidel Castro Ruz (23 años), "intentaron tomar el cielo por asalto", en las palabras del Presidente Raúl Castro, indignados por los crímenes políticos y la corrupción que campeaban en la patria de Martí, declarado por Fidel como "l autor intelectual del asalto", tal era la influencia del Apóstol de la Independencia en las mentes y los corazones de esa legión de bravos patriotas.
El hecho heroico terminó por el momento en derrota. Los revolucionarios sufrieron más de 70 bajas entre muertos y heridos, luego de lo cual la brutalidad del déspota no conoció límites. Ser joven se convirtió en delito que se pagaba en las cámaras de tortura, donde se les arrancaba uñas y ojos. Luego  se los ejecutaba a mansalva. Fidel escapó de milagro, pues el teniente Sarría, que lo capturó en la montaña, ordenó a la tropa conservar la vida del prisionero.
En esta efemérides, celebrada ante el propio Moncada, el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño, en su discurso a nombre del Presidente Rafael Correa, señaló con acierto que el fallido asalto significaba un antes y un después en la historia de Cuba y de América Latina, pues en verdad partió la historia del continente. El antes era el dominio del imperialismo y sus secuaces, el poder de la gran burguesía y los terratenientes, el imperio de las mafias que habían convertido a Cuba en prostíbulo y garito, de cuyo extremo oriental salían diariamente las tropas yanquis  apoderadas de Guantánamo a cometer sus fechorías impunes.
Antes del Moncada, Fidel Castro había llamado la atención y ganado la simpatía de los jóvenes, al presentarse ante los tribunales de justicia con una demanda penal contra el golpista  del 10 de marzo de 1952, general Fulgencio Batista, demanda que no fue acogida pero que demostró que allí había alguien a quien no le temblaba la mano ni la voz para desnudar las villanías de quienes rompieron la Constitución con los aplausos del poder económico y la complicidad de la embajada norteamericana.
Con el Moncada como punto de partida, vino después la valerosa denuncia de Fidel contra las monstruosidades y la violencia desbocada luego del 26 de julio. Enfrentado a los tribunales amañados que lo juzgaron, pronunció sus célebres alegatos contenidos en el documento que lleva por nombre “La historia me absolverá”, que en estos días circula en Quito publicado por Sureditores.  Allí desfilan las tenebrosas hazañas de la dictadura, sin omitir los nombres de los ladrones y asesinos del poder. Allí se denuncian las injusticias sociales que hacían presa de los cubanos y se anuncian las leyes revolucionarias que se dictarán cuando el pueblo tome el poder, señalando con presión que los malhechores serán juzgados y castigados sin perdón, adelantando el anuncio de medidas como sería la conversión de los cuarteles militares en escuelas, como en efecto se hizo cuando triunfó la Revolución el 1 de enero de 1959. Luego vendrían las múltiples realizaciones y el socialismo, así como la enorme influencia entre los pueblos latinoamericanos y del Caribe.
Aún ahora, cuando han pasado 60 años de aquella heroica acción, conmueven y causan admiración las palabras finales de los alegatos de Fidel, quien sentenció:
“En cuanto a mí, se que la cárcel será dura como no la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa. La historia me absolverá”.

E-mail: jaigal34@yahoo.es         Twitter: @jaigal34
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C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.
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miércoles, 10 de julio de 2013

LA REVOLUCIÓN OLVIDADA


Pueblo que no conoce su historia no puede encaminarse con firmeza hacia el futuro. Y el pueblo ecuatoriano, su juventud, la conocen mal, la desconocen o la olvidaron. Esto, hoy día, a pesar de las entusiastas proclamas de que tenemos patria para siempre, lo que no nos permite alertar en debida forma sobre los grandes enemigos, internos y externos, de la patria, esto lo constatamos una vez más, ahora el 9 de Julio, cuando casi nadie , dentro o fuera de la Revolución Ciudadana, conmemoró la Revolución Juliana, que estallo en fecha igual en 1925, y que fue el movimiento de transformación política y social más importante del siglo XX en el Ecuador, descontada La Gloriosa (la frustrada Revolución del 28 de Mayo de 1944), que murió al nacer decapitada por el golpe de estado de Velasco Ibarra.
Inmolado Alfaro en la Hoguera Barbará, establecido en el poder el gobierno liberal-conservador de Plaza Gutiérrez, vendría a consolidarse la bancocracia cuyo símbolo fue el Banco Comercial y Agrícola de Guayaquil, que tenia capitales criollos y peruanos, así como  nexos con la banca norteamericana. Fue tanto el poder de este pulpo financiero, que gozaba del privilegio de emitir la moneda nacional, al punto que el estado ecuatoriano era un mendigo sentado a la puerta del banco. Ese poder le permitía manejar gobiernos a su antojo, manipular el cambio de divisas, provocando disturbios en la economía nacional, siempre a favor de los ricos y en contra de los pobres.  
Esta fue una de las causas que determinaron una huelga general y protestas masivas en Guayaquil, ola de descontento en que las multitudes enardecidas clamaban ingenuamente: ABAJO EL DÓLAR, VIVA EL SUCRE. Esta ola fue ahogada en sangre con la masacre del 15 deNoviembre de 1922, que se conmemora con cruces que frotan sobre el Río Guayas.
El dominio oligárquico y bancario, la masacre mencionada, impulsaron el surgimiento del pensamiento socialista en el Ecuador, la organización de los primeros grandes sindicatos y de la literatura social. En ese marco histórico de protesta y cambio estalló la Revolución Juliana, cuyos protagonistas fueron jóvenes militares nacionalistas y preclaros líderes civiles, entre los cuales descolló Francisco Arizága Luque, que pasó a integrar la Junta de Gobierno revolucionario, y que años después fue el principal líder de Alianza Democrática Ecuatoriana, organización que condujo la insurrección popular, que echó abajo la tiranía de Carlos Alberto Arroyo del Río, cabecilla de la oligarquía porteña. 
La Revolución Juliana, hizo y encaminó grandes realizaciones, figurando entre las más notables la creación del Banco Central y la eliminación del Banco Comercial y Agrícola, cuyo principal dueño Francisco Urbina Jado, fue desterrado al Perú. Tan fuerte fue el impacto de la Revolución Juliana en la vida nacional, que décadas después en 1989, sirvió para que León Febres Cordero, alcalde de Guayaquil, vomitará fuego contra ella durante las manifestaciones que encabezó a favor de la banca chulquera; manifestaciones en que convocaba a marchar sobre Quito y condenaba la Revolución Juliana como “revolución antiguayaquileña”. Prohibido olvidar.

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C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
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miércoles, 3 de julio de 2013

USTED ESTÁ ESPIADO


El espionaje  existió siempre, generalmente disfrazado con el rumboso nombre de “operaciones de inteligencia”.  Esta es una práctica habitual de todos los estados, grandes y chicos, y se justifica cuando se trata de la legítima defensa de un país cualquiera. Pero lo que nunca se dio es un tipo tal de espionaje como el que practica el imperio norteamericano, y que hace víctima a la humanidad entera, gracias a la demencial política de quienes se creen – y en cierta manera lo son- los amos del mundo. Esto ha sido descubierto ahora, gracias a las llamadas filtraciones y documentos lanzados a los cuatro vientos por Edward Snowden, y circulados velozmente gracias a las tecnologías modernas.
No hay que asombrarse mucho por este suceso, si tomamos en cuenta el carácter guerrerista del  Imperio. En los últimos cincuenta años, después de la hecatombe universal desatada por el nazifascismo, los Estados Unidos  convirtieron al mundo en un polvorín pronto a estallar: Vietnam y todo el sudeste asiático, luego la guerra de los Balcanes que destrozó a la antigua Yugoeslavia, después Afganistán, Irak, Libia y ahora Siria. Además, la serie de conflictos desencadenados por el principal socio belicista de los yanquis, que es el Estado de Israel.  Ello vuelve un escenario de redes y nidos de espías al planeta entero, puesto que los grandes fabricantes de armas no pueden subsistir ni enriquecerse sino mediante la carnicería de los pueblos. Es así que vemos los diarios noticieros sobre el espionaje en embajadas y gobiernos de los cinco continentes, a lo que debe agregarse el espionaje económico que ha puesto a brincar a Europa, pues pone en riesgo patentes, productos, acuerdos comerciales. Y esto pese a que la mayoría de estos países son cómplices en las políticas guerreristas de Estados Unidos a través de la OTAN, cuyos cañones comienzan a asomar por primera vez en América Latina, gracias a los acuerdos suscritos entre aquella y el gobierno colombiano, incapaz de poner término a la guerra civil que lleva medio siglo.
Por si todo esto fuera poco, a través de las redes sociales, todos resultan espiados, en todas partes. Usted también, ciudadano y ciudadana, por modesta que sea su condición. Usted y sus ideas políticas y su credo religioso. Usted y su familia, sus amigos, sus vecinos. Porque´, además, en su demencia los Bush y la CIA ven “comunistas” hasta en la sopa; enemigos mortales del sacrosanto imperio. Y por tanto, merecen ser espiados y, por si acaso, la persecución, la tortura y la muerte.
A propósito, el día de ayer se llevó a cabo en Quito, en el ámbito del Instituto de Altos Estudios un panel sobre el tema “Asilo y derechos humanos: Reflexiones sobre el caso Snowden, con la participación de María Augusta Calle, Orlando Pérez, Jaime Galarza Zavala, Juan Pablo Cadena y Jacques Ramírez, de lo cual este diario dará cuenta este fin de semana.

E-mail: jaigal34@yahoo.es         Twitter: @jaigal34
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C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
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