El
espionaje existió siempre, generalmente
disfrazado con el rumboso nombre de “operaciones de inteligencia”. Esta es una práctica habitual de todos los estados,
grandes y chicos, y se justifica cuando se trata de la legítima defensa de un
país cualquiera. Pero lo que nunca se dio es un tipo tal de espionaje como el
que practica el imperio norteamericano, y que hace víctima a la humanidad
entera, gracias a la demencial política de quienes se creen – y en cierta
manera lo son- los amos del mundo. Esto ha sido descubierto ahora, gracias a
las llamadas filtraciones y documentos lanzados a los cuatro vientos por Edward Snowden, y circulados velozmente gracias a las tecnologías modernas.
No
hay que asombrarse mucho por este suceso, si tomamos en cuenta el carácter
guerrerista del Imperio. En los últimos
cincuenta años, después de la hecatombe universal desatada por el nazifascismo,
los Estados Unidos convirtieron al mundo
en un polvorín pronto a estallar: Vietnam y todo el sudeste asiático, luego la
guerra de los Balcanes que destrozó a la antigua Yugoeslavia, después
Afganistán, Irak, Libia y ahora Siria. Además, la serie de conflictos
desencadenados por el principal socio belicista de los yanquis, que es el
Estado de Israel. Ello vuelve un
escenario de redes y nidos de espías al planeta entero, puesto que los grandes
fabricantes de armas no pueden subsistir ni enriquecerse sino mediante la
carnicería de los pueblos. Es así que vemos los diarios noticieros sobre el
espionaje en embajadas y gobiernos de los cinco continentes, a lo que debe
agregarse el espionaje económico que ha puesto a brincar a Europa, pues pone en
riesgo patentes, productos, acuerdos comerciales. Y esto pese a que la mayoría
de estos países son cómplices en las políticas guerreristas de Estados Unidos a
través de la OTAN, cuyos cañones comienzan a asomar por primera vez en América
Latina, gracias a los acuerdos suscritos entre aquella y el gobierno colombiano,
incapaz de poner término a la guerra civil que lleva medio siglo.
Por
si todo esto fuera poco, a través de las redes sociales, todos resultan
espiados, en todas partes. Usted también, ciudadano y ciudadana, por modesta
que sea su condición. Usted y sus ideas políticas y su credo religioso. Usted y
su familia, sus amigos, sus vecinos. Porque´, además, en su demencia los Bush y
la CIA ven “comunistas” hasta en la sopa; enemigos mortales del sacrosanto
imperio. Y por tanto, merecen ser espiados y, por si acaso, la persecución, la
tortura y la muerte.
A
propósito, el día de ayer se llevó a cabo en Quito, en el ámbito del Instituto
de Altos Estudios un panel sobre el tema “Asilo y derechos humanos: Reflexiones
sobre el caso Snowden, con la participación de María Augusta Calle, Orlando
Pérez, Jaime Galarza Zavala, Juan Pablo Cadena y Jacques Ramírez, de lo cual
este diario dará cuenta este fin de semana.
_______________________________________________
P.D. Le
invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no importa si está
a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.
Muy bien compañero Jaime, lo que has dicho sobre la “Gran Sapada” de los gringos maquillada bajo los membretes “seguridad”, “inteligencia”, “lucha contra el terrorismo” y más, no hay nada que quitarle, pero sí de aumentarle y mucho.
ResponderEliminarVale destacar que en todo pueblo, en toda civilización, cada tiempo aparecen esos seres de espíritu súper noble que a riesgo de todo se revelan ante tanta podredumbre, patrañas y crímenes. Han tenido que pasar varias décadas de infernal acción criminal del imperio para que salga, por los fueros de la dignidad y la vida de la humanidad, el joven soldado Bradley E. Manning junto a “Mr. WikiLeaks” Julian Assange y a continuación un técnico de la CIA como es Edward Snowden.
Estos jóvenes a pesar de haber trabajado para la CIA se han reivindicado ante el mundo y merecen todo honor y toda gloria, porque con sus acciones audaces y heroicas se han convertido en hijos de la luz y de la vida.
Mi respetuoso saludo estimado Jaime y a los lectores de La Cometa, permítame felicitarle por su participación en el foro sobre Asilo y Derechos Humanos. El espionaje es una práctica malévola que solo consigue propiciar la desconfianza entre gobernantes y ciudadanos de distintos países; y de sus resultados nefastos ni hablar, tragedias, dolor, oscurantismo... Espías, recapaciten como lo han hecho algunos de sus ex agentes, vivan con la conciencia tranquila...
ResponderEliminarAhora el espionaje no es solo con personas, sino también con máquinas; en muchas instituciones públicas existen las cámaras de video que silenciomanete vigilan.
ResponderEliminarSaludos, muy buenos artículos.
ResponderEliminarElvia 11de julio
ResponderEliminarQue buen articulo, toma en cuenta no solo lo político, lo social sino sobre todo el aspecto humano del joven Snowden, ojalá muy pronto tenga asilo en cualquier país. ¡Felicitaciones¡ publiquenlo en todos los diarios del país que sea posible.
Excelente ensayo, nada maás que la sociedad aun no toma conciencia de que como los amos del mundo, a mas de vigilar nuestra vida privada, atentan tambien con armas quimicas disfrazadas de una serie de terminologia!
ResponderEliminarUn fraterno saludo...a un ser humano que con su lucha -de muchos años - ha sabido defender el derecho a la igualdad y equidad de los ecuatorianos. Su literatura es un legado histórico para quienes tenemos nuestra filosofía de vida humanística y solidaria....felicitaciones.
ResponderEliminarMe gustaría saber...si existe documentación al respecto - que pasa con el espionaje doméstico?...a que peligros según su ilustrado criterio - estaría expuesto este gobierno evolucionario?...gracias.