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jueves, 26 de julio de 2012

JAMA, CALETA Y CAMELLO



Fue León, el capo socialcristiano, quien resumió sabiamente el ansia popular con la consigna “Pan, Techo y Empleo”, con la cual metió en su bolsa de asaltante de caminos a los ingenuos ecuatorianos que padecían un hambre de siglos, dormían a la intemperie con su tropilla de hijos y deambulaban de puerta en puerta de los poderosos solicitando un mísero trabajo, aunque fuera para romperse los lomos cargando los gloriosos palacetes de éstos. El populismo vivísimo tradujo aquella consigna al lenguaje de los Guasmos: “Jama, caleta y camello”. La jama, es decir, la comida que llega tarde o nunca; la caleta, o sea el cuchitril para amontonar a la familia, y el camello u ocupación por un salario cualquiera, que terminarán robándoles los Isaías o el Fondo Monetario.
Hoy, cuando vivimos una ruidosa feria de vanidades, los redentores de ocasión reviven la consigna para pescar los votos en las elecciones anunciadas para febrero próximo. En las tarimas de Latacunga,  en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura o en las pantallas de la TV privadas asoman diariamente los nuevos nuncios de la felicidad: Gustavo Larrea, Lourdes Tibán, los Lucios, los  Villacís, los Fabricio, los nuevos Isaías, los Dalito,  y claro, Alvarito, que jura que ha madurado y bate con fuerza el tambor triunfal: ¡Adelante, Ecuador, Adelante!
Por lo demás, como esa consigna no puede prender como antes debido a la mejoría económica del pueblo, que no la ven solo los ciegos de conveniencia, ahora se lanzan los nuevos slogan contra la inseguridad y la delincuencia que  nos acogotan a todos y que se los atribuyan al gobierno actual, ocultando el hecho de que son productos del capitalismo salvaje, la globalización, la supremacía del yo individualista, la infección mental y espiritual masiva causada por telenovelas, las películas donde reina la violencia, la publicidad y glorificación de los héroes asesinos: en suma, la deshumanización de la cultura.  
¿Qué les une a todos estos actores de la feria de vanidades? Cierto que el respectivo ego, el complejo de pavo, eso de considerarse cada uno o una la Mamá de Tarzán o, por lo menos, la Mona Chita; pero más que eso, el horror que les posee al pensar que Matusalén ha reencarnado en Rafael Correa y que, por tanto, éste gobernará la banana republic a lo largo de trescientos años, con lo cual aquellos y aquellas se quedarán con los churos hechos y los ucunchis nuevos sin llegar a sentarse jamás en el trono de Carondelet.

Mas, en estrictas cuentas, no es únicamente la soberbia de cada quien lo que les lanza a la palestra electoral: es también una suma de auspicios poderosos, tales como la banca chulquera, la Embajada imperial, el Opus Dei, las petroleras desalojadas del país, los sectores militares y policiales que añoran su antiguo papel de perros de casa grande, todos ellos arrimados y hasta comandados por ciertos medios acostumbrados a manipular la opinión pública, como es el caso de  la prensa sipera, tan poco ecuatoriana y tan descaradamente ecuagringa.

domingo, 22 de julio de 2012

CUARENTA AÑOS, Y TODAVÍA….

 Sureditores acaba de publicar la novena edición del libro intitulado EL FESTÍN DEL PETROLEO, cuya primera edición apareció en 1972, poco después del golpe de Estado que derrocó al nefasto Quinto Velasquismo, que se fue llevando dos cadáveres monumentales, ambos correspondientes a destacados líderes universitarios: Milton Reyes y Rafael Brito, el primero de los cuales apareció destrozado al fondo de una quebrada, en Quito, y el segundo en las aguas tenebrosas de La Chocolatera, en nuestro mar Pacífico, donde los tiburones respetaron su humanidad, que no la respetaron los torturadores y asesinos educados por los yanquis en la Escuela de las Américas.

Aquel libro causó entonces una verdadera conmoción nacional, pues mostraba con lujo de detalles, incluidos documentos y mapas, cómo el país había sido retaceado en  un sinfín de concesiones petroleras, que constituían verdaderos obsequios a las multinacionales, comenzando por Texaco, Gulf, Shell , etc. En la alegre danza de las concesiones bailaban los Siete Dinosaurios, como el autor, Jaime Galarza, denominó a las Siete Hermanas que entonces estaban apoderadas del petróleo del mundo, salvo Rusia y China. Por su parte, el Consorcio ADA, empresa fantasma de Estados Unidos, había caído sobre el Golfo de Guayaquil para disfrutar por medio siglo de su gas y su petróleo, gracias al entreguismo del corrupto gobierno de Otto Arosemena Gómez, emblemático abanderado de la oligarquía guayaquileña.
En las páginas del libro desfilaban numerosos gobiernos civiles y militares, políticos de nota, periodistas lameculos, jerarcas católicos, parlamentarios insignes y otras malas hierbas, que asfixiaban al jardín de la democracia que nunca florecía. Y claro, asomaba el esplendor de las construcciones privadas, palacetes y urbanizaciones de los beneficiarios del festín, destacándose los banqueros que amasarían fortunas a la sombra de la orgía petrolera, para poco después dejar en la ruina a millones de ecuatorianos cuyos   ahorros se los tragaron en masa, en complicidad con los organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial.
El destape de esa enorme cantidad de ollas podridas causó inmensa náusea al pueblo ecuatoriano, que respaldó al irreverente denunciante del festín, pero también el odio de los chefs criollos y extranjeros de aquellos platos hediondos e intoxicantes. El autor pagó su audacia con dos años de cárcel en el PenalGarcía Moreno, pero sus revelaciones sirvieron de algo en cuanto a generar una conciencia de país y castigar, aunque tímida y parcialmente, a ciertos capos del festín como el ex Ministro Galo Pico Mantilla que fue condenado a cinco años de prisión por los negociados del Golfo, pero que no pasó un minuto tras las rejas, pues huyó con su fortuna a Venezuela para retornar alegremente años después, de la mano de León Febres Cordero, quien lo entronizó como Presidente de la Corte Suprema de Justicia.
Cuarenta años después de aparecido, con esta novena edición  El Festín del Petróleo sigue con vida y es nuevamente buscado por muchos, especialmente por los militantes de la Juventud Revolucionaria de Alianza País.

sábado, 14 de julio de 2012

ABRIR LAS PUERTAS DE LA CASA



Una casa, por hermosa y bien construida que sea, se autodestruye, se llena de polvo y telarañas, es carcomida por las polillas si la vida no bulle dentro de ella, si sus puertas y sus ventanas permanecen cerradas impidiendo la entrada del sol, el aire y el viento. Cabalmente, esto ocurre con la Casa de la Cultura Ecuatoriana, nacida en el fragor popular de la Revolución del 28 de Mayo de 1944, llamada La Gloriosa. Cuando la Casa nació, inspirada en el pensamiento de BenjamínCarrión, lo hizo bajo la influencia ideológica de la izquierda, representada por el Partido Comunista del Ecuador y el Partido Socialista Ecuatoriano. Para entonces y durante los años iniciales, la Casa incorporó en su seno al 90% de los artistas, escritores y científicos del país. 68 años después, menos del 5% de tales creadores pertenece a la institución, lo que demuestra una caída por el despeñadero de la incomunicación con el conjunto de la sociedad ecuatoriana.
 Esta marcha del cangrejo, hacia atrás, nos presenta hoy el panorama de una Casa de la Cultura que camina con muletas y sobrevive con tanques de oxígeno. ¿Qué ha ocurrido en estas últimas décadas?, ¿Cuáles las causas determinantes de esta regresión o estancamiento? Son tres, principalmente: la escasa democracia institucional, el centralismo y el elitismo. Lo primero se comprueba por el escaso número de miembros, que no llegan  a 3.000, en un país de 15 millones de habitantes, y donde solamente contando las principales ciudades, se puede ubicar más de 100 mil actores y gestores culturales de toda índole.
Por su parte, el elitismo ha confinado, tanto a la  Matriz como a la mayor parte de Núcleos provinciales, a una especie de sectas de  “cultos”, que practican y gozan de una cultocracia ajena a la vida nacional y a la propia creación de individuos y comunidades excluidas de estas cofradías. En cuanto al centralismo, este deriva de un anacrónico mal de la república, donde Quito y Guayaquil acaparan el poder y los privilegios de toda índole en desmedro de las provincias, a la vez que las capitales provinciales lo hacen respecto de los cantones y las cabeceras cantonales en relación con las parroquias. Por otro lado, la falta de políticas acertadas hace que valores culturales de gran significación sean menospreciados o marginados, lo que particularmente  se refiere a los valores de la negritud, de las nacionalidades indígenas y de los pueblos montubios. Por fortuna hay también  gestos positivos, como el resuelto por la Asamblea en el sentido de otorgar
Julio Micolta Cuero
al poeta negro Julio Micolta la presea Vicente Rocafuerte, que le será entregada el martes 17 de julio. 
 En todo caso, este panorama deprimente para el sueño de convertir al Ecuador en una potencia cultural, se revela en nuestros días en los debates que produce el momento eleccionario que vive la institución y que culminará el 1 de agosto próximo con la elección de Presidente y Vicepresidente nacional de la Casa, dado lo cual nadie debería permanecer indiferente ante este proceso, que es de vida o muerte, donde se juega el porvenir de una de las más importantes creaciones de la vida nacional.     

lunes, 9 de julio de 2012

EL FESTÍN DE LAS MEDALLAS

Ocurrió en la feliz época del febrescorderato. Mientras los sueños del capo se desvanecían entre humo de tabaco y vapores de vodka, una joven cuencana logró desatar la histeria colectiva con el anuncio de que tenía comunicación directa con la Madre de Jesucristo, y en prueba de ello conducía a las multitudes de creyentes a las frías montañas donde nacen los ríos de Cuenca, y sacudida por temblores y abrumada de éxtasis, decía comunicarse con Ella y Ella le hablaba –para que no dudasen los devotos- en un español más perfecto que el de la Reina Sofía. Así surgió la leyenda (y el negocio) de la Virgen del Cajas. El capo avaló la versión con su romería personalísima hacia el improvisado santuario, perseguido por los fantasmas de sus víctimas, los guerrilleros reales o supuestos levantados contra su despotismo. Le acompañaba “Don Gastón de las Medallas”, tío carnal de la visionaria y figura principal del Partido Social Cristiano en la capital azuaya. A parejas con la divina ocasión, el dichoso pariente mandó acuñar una medalla conmemorativa, que la vendió por incontables millares mientras la sobrina se desmayaba de emoción por el portento. No pasó mucho tiempo, ella dejó de ver visiones y el ilustre derechista entró en la picaresca morlaca, con derecho propio, por este festín de las medallas.
Ahora, lejos del Cajas y al pie del volcán Pichincha, ha surgido una saga de condecoraciones y medallas dirigida por la principal autoridad de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y secundada por la inefable Comisión Política que desde hace más de dos años es el poder detrás del poder en la Institución. Se trata, en este caso, de sucesivos episodios de entrega de pergaminos y medallas a distintas personalidades de la Casa de Carrión (“la Casa de Carrión y de Rodríguez”,
dice Marcelo Valdospinos, candidato a la Presidencia institucional con estos auspicios). Aclaremos un punto: las y los homenajeados, tienen méritos suficientes para recibir toda clase de honores y distinciones. Lo feo está en que los homenajeantes se acordaron de los agraciados en los últimos días de su mandato, y justo a las puertas de las elecciones de la Casa, y siempre acompañados del candidato continuista, con miras a promocionarlo. Y es que en los últimos meses, tal promoción se ha convertido en tarea principalísima de quienes tienen la sartén por el mango. A ello se dedican ciertos movimientos de vehículos y viáticos, y a ello en parte la editorial de la Casa. En este caso, basta ver lo sucedido con el No. 79 de la revista LACASA, órgano de la entidad. La publicación está visiblemente dedicada a promover tal candidatura, con foto y entrevista del candidato a dos páginas, sin ninguna información adicional respecto del proceso eleccionario que vive la Institución. Pura y simple propaganda electoral a favor del Profesor Valdospinos. Cosa tan notoria, que el Comité Nacional Electoral,
con fecha 27 de junio, remitió el oficio N. 17  al Dr. Marco Antonio Rodríguez, Presidente de la CCE, por el cual le “solicita respetuosamente que la entrega y difusión de la mencionada revista se la realice una vez concluido el presente proceso electoral”. Solicitud, si no hipócrita, al menos completamente tardía pues se la formula 15 días después de que la bendita revista se envió a todo los núcleos provinciales, en apreciables cantidades.