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sábado, 29 de febrero de 2020

EL 8 DE MARZO, LA MUJER Y LA REPRESIÓN


El Domingo 8 de marzo la humanidad celebra el Día Internacional de la Mujer. Desgraciadamente la fecha transcurre en medio de enormes casos de represión, persecución y violencia contra la mujer en todos los continentes. Nombres simbólicos de este drama son Irak, Libia, Siria, Afganistán, para citar sólo algunos países donde las bárbaras guerras desatadas por el imperio norteamericano y sus aliados, hacen víctimas a millones de madres e hijas, muchas de las cuales fugan de esos países, frecuentemente para morir ahogadas en el Mediterráneo, en desesperada búsqueda de pan, respeto y paz.

En nuestra América sucede algo similar con los millones de hogares en que las mujeres buscan la emigración hacia los Estados Unidos y otros países del continente. El caso del Ecuador no es menos dramático, también desde nuestros lares salen miles de mujeres hacia la emigración mientras adentro padecen desempleo, femicidio y persecución política en el marco de un régimen que se precia de ser el “Gobierno de todos”.

Los casos que afectan a la mujer actual en nuestra patria forman legión, especialmente desde el gobierno socialcristiano de León Febres Cordero, con militantes revolucionarias como Consuelo Benavides y otras, perseguidas, ultrajadas, torturadas, asesinadas.

En ese mismo lapso se dio la macabra historia de centenares de mujeres violadas y ultimadas por grupos criminales vinculados al poder, y que la justicia enmascaró y protegió tras la figura de Daniel Camargo Barbosa, delincuente de menor categoría utilizada como chivo expiatorio.

En igual periodo ocurrió el caso de Fybeca, hoy cubierto con el disfraz judicial de “Caso González y otros”, en el que desaparecieron y murieron los esposos de las “tres Dolores”.

En nuestros días son varios los casos que condenan el carácter represivo del gobierno actual. Ejemplos a citarse, aunque no únicos, son los de la Prefecta de Pichincha Paola Pabón y  de la periodista y activista social Graciela Mora. Paola que vio su casa asaltada bajo acusaciones deleznables de incitación a la violencia, y que sólo fue liberada por la presión internacional. En el segundo caso, la acusación contra Graciela por una supuesta incitación nada menos que al “asesinato” de Julio César Trujillo, el extinto presidente del Consejo de Participación Transitorio, que murió de muerte natural tras un episodio médico de derrame cerebral, perfectamente establecido por los partes profesionales del Hospital Metropolitano; pese a lo cual a ella se le amenaza con la cárcel. ¡Y qué decir de los millares de mujeres indígenas y no indígenas, incluidas colegialas y universitarias, víctimas de la violencia oficial en el pasado octubre, con resultado de mujeres que perdieron los ojos y sufrieron diferentes heridas!

De allí que nos parece muy valiosa y oportuna la iniciativa que han tomado colectivos sociales de Guayaquil para celebrar este 8 de Marzo en actos de rechazo a la violencia entronizada en el gobierno de Moreno, tan aplaudido por Donald Trump, el nuevo hitlercito cuya acción destructiva desata una pandemia universal peor que el coronavirus. Y esto para satisfacer su delirante sueño de una tercera guerra mundial.

La mejor forma de celebrar el Día Internacional de la Mujer aquí y dondequiera es levantar voces y acciones solidarias contra quienes la ultrajan, la reprimen y asesinan.


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C. M. Mg. Luis Fernando Carvajal Herrera.
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jueves, 20 de febrero de 2020

DURO DE MORIR


El así llamado correismo - tendencia política que mueve el tablero todos los días-, resultó un fantasma difícil de matar, por mucho que quiera empujarle a la tumba una poderosa entente de políticos, empresaurios, ultra derechistas, ultra izquierdistas, oportunistas de toda laya; en fin, esa fanesca descompuesta que constituyen la anti patria y la partidocracia.

Con el objetivo de sepultar al incómodo fantasma, se ha desatado un vendaval de acusaciones, investigaciones judiciales, juicios plenos y rumores mil, debidamente orquestados por la mafia mediática y ciertos servicios de inteligencia que hace tiempo la CIA ha venido prohijando en esta desdichada nación, que nunca dejó de ser una colonia apenas disfrazada de los Estados Unidos.

Para rematar el escenario descrito, acaba de darse el gran show de la entrevista Moreno-Donald Trump, en que mientras nuestro gobernante avanzaba por la alfombra roja a la Casa Blanca, los que allá disponen y ordenan pisoteaban alegremente en el suelo la bandera ecuatoriana. En suma, un encuentro de amos con bufones y vasallos.

La prueba de que el “correismo” sigue vivo son los sondeos y encuestas que distintos medios han realizado últimamente, según los cuales, de efectuarse elecciones presidenciales ahora, el triunfador sería con largueza el candidato “puesto” por Rafael Correa, al cual seguirían de lejos los candidatos derechistas, llámense Nebot, Lasso o perico de los palotes.

Una muestra también del vigor que tiene la tendencia “correista”, la tuvimos el 14 de febrero último en Portoviejo, donde ésta se dio cita para analizar la coyuntura actual y las proyecciones hacia las elecciones del 21. Con escasa publicidad, prácticamente sin propaganda, allí se reunieron alrededor de 1200 ecuatorianas y ecuatorianos, convocados por iniciativas particulares como las del dirigente social Walter Gómez. En el evento participó un conjunto de delegaciones espontáneas de varias provincias e intervinieron distintos oradores, especialmente expositores previamente invitados como Diego Borja, Pabel Muñoz, Graciela Mora, Virgilio Hernández.

Uno de los puntos más destacados fue el rechazo a las persecuciones políticas, carcelazos y amenazas de cárcel que sufren dirigentes y militantes de la tendencia. Pero también fue reiterado el tono autocrítico de muchas de las intervenciones, bajo el cual se señalaba que las directivas y candidaturas correspondientes a este agitado periodo de lucha política deben incluir el reconocimiento de los errores pasados y  la fisonomía fresca de nuevas figuras en los distintos planos de la conducción y la representación. Al respecto se dejó oír una consigna muy fuerte expresada en una palabra: “Renovación, Renovación”.

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miércoles, 12 de febrero de 2020

EL DIOS DE LA GUERRA,

Y “LA MIMADA DE DIOS”


Desde el primer día de su gestión presidencial, Donald Trump se fue erigiendo en supremo guerrerista mundial, en real dios de la guerra. Su primer viaje internacional fue para venderle un lote de armas norteamericanas a Arabia Saudita, que no está en guerra con ningún otro país, pero que es una gran base militar de los Estados Unidos. Un lote por cien millones de dólares.

Posteriormente, Trump ha enarbolado la bandera bélica en Afganistán, Libia, Irak, Irán, Siria, todo el Oriente Medio. En Irak su desfachatez criminal se tradujo en el asesinato del General iraní Soleimani, respetado negociador de la paz en esa convulsionada región. A la vez Trump ha venido impulsando a la OTAN para rodear de bases militares a Rusia.

En fecha reciente, dispuso lo que pomposamente llamó “El acuerdo del siglo para la paz entre Israel y Palestina”, esto con la presencia y el aplauso de Benjamín Netayahu, el máximo guerrerista de Israel, y con prescindencia de representantes palestinos. Acuerdo que mantiene el descoyuntamiento de Palestina en varias regiones controladas por Israel, incluyendo la capital histórica de Palestina: Jerusalén.

Mientras hace público alarde de que Estados Unidos posee “el ejército más poderoso del mundo”, este gran mercader de la guerra anuncia que su país destina actualmente un trillón de dólares para comprar armas “todas producidas por nosotros, los Estados Unidos”, para acrecentar más todavía el poderío de las distintas fuerzas.

Si no se le frena a tiempo en sus ínfulas hitlerianas, la consecuencia de los delirantes designios imperiales de Trump no puede ser otra que el holocausto de la humanidad en una cuarta guerra mundial.

En este escenario, la suerte de América Latina está echada: vivimos y viviremos episodios de violencia contra gobiernos legítimos, agresiones a Cuba, Venezuela y otros países, fomento de golpes de Estado, persecución a mansalva a todos quienes se atrevan a levantar la voz contra el imperio. Una reedición de gobiernos tipo Pinochet en el continente.

En ese contexto, el papel que juega nuestra patria ecuatoriana comienza a ser y será a ritmo acelerado el de una valiosa pieza de la maquinaria bélica norteamericana.

En tal dirección,  desde 2018 se viene aplicando el plan militar de Estados Unidos para ocupar Galápagos a partir de la base aérea de San Cristóbal, supuestamente para la supervisión del narcotráfico, conformando luego una triangulación con la base aérea Eloy Alfaro de Manta y la  base aérea de Guayaquil, con lo que prácticamente queda encerrado en ese triángulo más de cincuenta mil kilómetros cuadrados de mar territorial y suelo de la patria.
El mecanismo de la  supervisión se ha fijado en el empleo de dos tipos de aviones: el Orión P3 y el Awak, aparatos de alta tecnología y gran radio de acción exclusivamente destinados al espionaje.

Al momento, la cacareada visita oficial de Lenín Moreno y su costosa comitiva a Estados Unidos tiene, entre otros intereses de los Estados Unidos y del Ministerio de Defensa del Ecuador -que no del país- la ampliación de estas operaciones, sin que medie ningún tratado específico ni normas expresas como se entrevé por la renuncia del ex embajador ecuatoriano en Washington, Francisco Carrión, sustituido por Ivonne Baki,  con el beneplácito pleno del Senado dominado por los republicanos y aprobado por el gobierno de Trump.

A propósito, bien vale recordar que la nueva embajadora ha servido a gobiernos derechistas y que pese a sus ancestros árabes más bien se halla sumada a la política sionista contra Palestina.

La personalidad de Ivonne Baki figura -de grandes escenarios sociales y económicos- está signada por una vanidad parecida al de este dios de la guerra. Basta recordar la entrevista que hace unos años le hiciera la revista Diners de Fidel Egas, magnate del Banco Pichincha, en la cual ella se vanaglorió de sus permanentes éxitos, señalando que eso no era nada raro pues era: “la mimada de Dios” (título con el cual se publicó la entrevista).

Con estos antecedentes, bien cabe suponer que el encuentro Trump - Lenín Moreno, agenciado por la embajadora, no traerá resultados positivos para el hambreado pueblo ecuatoriano que hoy, sumido en el desempleo, no alcanza a comer las alcachofas que los sabios economistas del gobierno ofrecen al apetito de los norteamericanos. Servirá para la autopropaganda del régimen, cada vez rodando al precipicio, para consolidar el dominio del dios de la guerra sobre nuestro país y elevar los bonos mediáticos y la cartera personal de “la mimada de Dios”.


E-mail: jaigal34@yahoo.es          Twitter: @jaigal34
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P.D.  A partir de esta fecha todos los jueves habrá un artículo del autor.

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