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lunes, 13 de agosto de 2018

NOS EMPUJAN A LA GUERRA


No es cuestión de paranoia ni humor negro: los yanquis y la ultraderecha continental nos empujan a una creciente agresión contra Venezuela, que bien puede concluir en una guerra masiva como Estados Unidos desata en el mundo desde que concluyó la Segunda Guerra Mundial en 1945. Mientras vivió Hugo Chávez, líder de la Revolución Bolivariana, los intentos de magnicidio y las amenazas intervencionistas fueron diarias. Muerto Chávez y reemplazándolo Nicolás Maduro en la Presidencia, se inició de inmediato una cadena de acciones golpistas que comprendió el permanente boicot a la economía del país, con el consiguiente desabastecimiento de artículos vitales y el aumento diario del desempleo, mientras se tendían criminalmente trampas y obstáculos callejeros para caotizar la situación y fomentar el descontento popular. 


El frustrado magnicidio ha dado lugar a una reacción mundial condenatoria del intento, en la que se destacan gobiernos como los de España y Turquía, que nada tienen de amistosos con la Revolución Bolivariana. Por su parte, el pueblo se ha levantado en Caracas y en todo el país en respaldo de Maduro, siendo notable en esa dirección la respuesta unánime de las Fuerzas Armadas. Enloquecidos, los perdedores de esta sangrienta jugada ahora atizan la candela con descarados llamamientos a una intervención militar.

Las bases para desencadenar dicha agresión están sentadas. Por un lado se encuadra en ellas la política belicista de Donald Trump; por otro lado, Santos dejó abierta la puerta, mediante un acuerdo entreguista, para que la OTAN se asiente en Colombia, única base en América Latina de esta descomunal maquinaria bélica que maneja el Pentágono con el apoyo de la Unión Europea, cuyos ejércitos forman parte de esta entente militar. A ello se suman los dispositivos militares propios de Colombia, las bandas paramilitares existentes en el país, las grandes empresas multinacionales, la burguesía colombiana y los poderosos medios de comunicación mercantiles.

Desde luego, los yanquis no son tan estúpidos ni tan valientes para meterse de cuerpo entero en la agresión a Venezuela, pues saben que si lo hicieran alzarían en su contra a todo el continente. Por eso vienen propiciando la formación de una coalición anti venezolana en la que los países próximos a la nación amenazada participen en una verdadera guerra de intervención. Allí juega justamente el papel diseñado para el Ecuador: ser una de las principales fuerzas de la alianza imperialista. Para esto se ha venido desatando toda la historia y la histeria de la frontera Norte con el fantasma del “Guacho” y el narcotráfico encima. 

Para esto también los recientes acuerdos militares entre Estados Unidos y Ecuador que ha dado lugar a una acelerada presencia de efectivos de la CIA, del Pentágono, el FBI y la diplomacia yanqui. Es decir, el odio contra la patria de Bolívar, la ambición norteamericana de apoderarse de sus riquezas y el miedo que suscita el ejemplo liberador del Comandante Hugo Chávez, hace que el Ecuador sea empujado a la hoguera bélica continental ideada y dirigida por los yanquis. 

El gobierno de Lenín Moreno, plagado de derechistas y servidores del Imperio, en este caso resulta un buen bastón para las andanzas criminales del decrépito Tío Sam.

E-mail: jaigal34@yahoo.es          Twitter: @jaigal34
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C. M. Mg. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

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