Con ese espíritu de felino voraz que le caracterizaba, un día el ex
presidente León Febres Cordero lanzó una amenaza contra su amigo de ayer Gustavo Noboa Bejarano, también expresidente de esta desdichada república. Sentenció:
“le perseguiré como perro con hambre”. Esto fue a propósito de una pelea de
compadres sobre la deuda externa, y a través de los medios privados,
especialmente de Guayaquil.
Hoy, con motivo del proceso electoral en curso, se han desatado
similares furias contra el presidente Rafael Correa y, al mismo tiempo, contra
Lenin Moreno, el candidato popular para la primera magistratura. Representantes
de la derecha, de la banca, del Opus Dei, de la falsa izquierda compiten en
denuestos contra las dos mencionadas figuras. Esto en medio de palizas y
asesinato de policías, secuestro de militares, amenazas con la guillotina a
todos aquellos que no encajan en los planes de restauración neoliberal y
conservadora tipo Macri argentino o Temer brasileño, con la bendición
sacrosanta del imperio.
El lenguaje de esta oposición virulenta está cargada de bilis y veneno,
muestra descaradamente el colmillo fascista. el afán de arrastrar a la guillotina
a todo miembro de Alianza País, a los fervorosos simpatizantes de Lenin Moreno,
a quien descalifican en las redes sociales como vago, terrorista, enfermo casi
agonizante que , si triunfa, dejará el campo libre para que venga a gobernar
Jorge Glas.
Por otro lado, entre las malas artes empleadas en esta campaña, allí
tenemos a los Gilmar y sus semejantes, dizque advirtiendo a tiempo que el gobierno prepara un gran fraude electoral, con lo que se curan en salud,
anticipándose a la derrota en las urnas. Por cierto, Alianza País no
puede cantar victoria. Sus errores y desvíos le pasarán factura el 19 de
febrero. No puede ser de otra manera. El sectarismo porfiado y reincidente, que
ya trajo consecuencias adversas en las elecciones alcaldicias, ha determinado
que muchos adherentes a la causa se alejen y, si no han caído en las redes de
la oposición, sí en desencante y en la indecisión.
La falta de oído frente a las denuncias de corrupción, o la morosidad
para combatirla, igualmente acarrea censuras y decepciones, que no pueden ser
contrarrestadas con la historia –por cierto justa y verdadera-de que los
gobiernos anteriores estuvieron consagrados a increíbles niveles de corrupción
en las aduanas, el petróleo, la deuda externa, el tráfico de tierras, el entreguismo
a los gringos, Odebrecht. Por lo demás, el papel de los grandes medios privados
y la manipulación de las redes sociales, determina que con su desvergonzado
apoyo, la oposición lance a diario sus excrementos con ventilador.
Como quiera que sea, el panorama electoral es turbio y maloliente,
pudiendo arrastrarnos a un horizonte de sangre, para solaz de los perros con
hambre.
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P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no
importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.
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