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sábado, 1 de septiembre de 2012

PAZ PARA COLOMBIA

Entre los más caros anhelos de la humanidad estuvo siempre la paz. Una paz duradera y justa, que no sacrifique derechos ni libertades. Este deseo, tan extendido y profundo, se avivó a escala universal luego de las dos guerras mundiales que azotaron al planeta, causadas, como es perfectamente conocido, por los imperios empeñados en apropiarse de territorios y riquezas por todas partes. Víctimas permanentes de la violencia guerrerista y colonialista fueron siempre los pueblos del llamado tercer mundo, enclavados en América, Asia y África. Ahora mismo, el Imperio norteamericano y sus aliados encendieron la hoguera en Siria y la alimentan a diario, sin preocuparles las consecuencias de este conflicto, que podría acabar en un holocausto nuclear. Sería la última guerra, pues luego sobrevendría, para siempre, la paz de los sepulcros.
En nuestra América hay actualmente un debate necesario y urgente, que irá creciendo cada día: el debate sobre la guerra interna de Colombia, en que al parecer los tres actores principales: el gobierno de Santos, las FARC y el ELN (Ejército de Liberación Nacional) han iniciado el diálogo con el objetivo de hallar puntos de interés común y sentar las bases de la paz que el hermano pueblo no tuvo nunca en las últimas siete décadas, desde el 9 de abril de 1948 en que fue asesinado Jorge Eliecer Gaitán, el líder adorado por las masas que lo veían y lo seguían como al profeta de sus sueños. El crimen desencadenó la violencia: primero fue el  Bogotazo, que destruyó gran parte de la ciudad, en medio de incendios, saqueos y muertos a mansalva. Luego vino la guerra civil en los campos, entre liberales y conservadores, terratenientes y campesinos. Surgieron poco después las llamadas "repúblicas independientes", que en rigor eran zonas rurales en trance de liberación, las que fueron objetos de bombardeos masivos. Esto en  1964. Allí surgieron las FARC. Un año después hizo su aparición, como una formación guerrillera distinta, el ELN, cuya figura emblemática fue el cura Camilo Torres. Posteriormente fueron formadas desde el poder, con asesoría norteamericana y del Mossad israelita, las bandas criminales denominadas Autodefensas Campesinas (AUC), en tanto hizo su aparición el narcotráfico, que lo atravesó todo. En medio surgieron otros movimientos armados como el M 19, que finalmente se desmovilizó mediante acuerdos de paz que le significaron la persecución y la muerte de muchos de sus integrantes y aliados.
Los Estados Unidos, por su parte, jugaron un papel activo desde el comienzo, proporcionando asesoría militar, armas y recursos financieros para sofocar al movimiento revolucionario levantado en armas. Con este fin, crearon el Plan Patriota y el Plan Colombia, construyeron bases militares durante el gobierno fascista de Álvaro Uribe y acentuaron todas las formas de represión, tortura, desaparecidos y muerte. No obstante, no lograron imponer sus planes guerreristas, las FARC conservan un ejército de 12.000 hombres y mujeres, mientras el ELN mantiene el suyo con 5.000 efectivos. En estas condiciones,  cuando no se ve una salida militar a la guerra, se han entablado las conversaciones. Su éxito es un anhelo muy sentido en Colombia y nos interesa vivamente a los ecuatorianos.  

E-mail: jaigal34@yahoo.es  Twitter: @jaigal34

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