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miércoles, 16 de septiembre de 2015

SEPTIEMBRE, MES DE LA CIA


Bueno, en verdad no solo septiembre es el mes de la CIA. De ella son todos los meses y días del año. Desde que nació en 1947, se apropió del tiempo y del espacio, para desgracia de la humanidad. Pero septiembre tiene un significado muy especial por dos motivos: el 11 de septiembre de 1973 la CIA logró su golpe maestro: derribar y asesinar a Salvador Allende, instalando en el poder a Pinochet, lúgubre símbolo del neoliberalismo, en medio del reinado del terror que cobró miles de víctimas entre muertos, desaparecidos, heridos y exilados. 


En fecha similar, el 11 de septiembre de 2001 se produjo el atentado contra las Torres Gemelas, que si no fue ideado o, al menos, permitido por el Pentágono y la CIA, sirvió de pretexto para desatar guerras monstruosas por parte de Washington y su brazo internacional llamado OTAN. Irak, Afganistán, Libia, Siria, Yemen son secuelas de las llamadas guerras preventivas instaladas por el imperialismo yanqui bajo el pretexto de "combatir al terrorismo" donde quiera se encuentre.

El drama de los prisioneros de Guantánamo, que avergüenza a la humanidad (menos a los Estados Unidos), y los niños árabes muertos en el intento de hallar refugio en Europa, son apenas dos de las múltiples secuelas de la demencia universal desencadenada por los amos del mundo. Y van para adelante nuevas amenazas bélicas contra Rusia, China, Irán, Corea del Norte, Venezuela, en fin, contra todos los estados y gobiernos que defienden su soberanía nacional y su independencia. En  todos estos acontecimientos criminales la estrella de la CIA brilla en lo alto con luz propia.

En el caso de Ecuador, nuestra patria tiene su propio calvario que contar respecto de este infausto mes, en relación con el primero y el último día de septiembre.

Efectivamente, el 1 de septiembre de 1975, un hombre de la CIA (identificado como tal por Philip Agee, con quien colaboró siendo jefe de inteligencia militar), el general Raúl González Alvear, encabezó un sangriento golpe de Estado que cosechó 22 muertos, entre soldados y civiles, en el afán de derrocar al gobierno del general Guillermo Rodríguez Lara, 'para acabar con su desastrosa política petrolera', como reconoce abiertamente el militar golpista en sus 'Memorias', libro que debería leer todo militar ecuatoriano a riesgo de sufrir un ataque de vergüenza ajena, por la cobardía de dicho protagonista que dirigió el complot desde la Funeraria Quito, y huyó desesperadamente del Palacio de Carondelet cuando ya sus tropas lo habían tomado, y corrió a refugiarse en la casa del embajador norteamericano, quien lo recibió muy fraternalmente pero no pudo concederle asilo por falta de convenios entre los dos países, facilitándole, eso sí, que escapara  a encontrar asilo en la casa del embajador chileno Schauffer, digno enviado de Pinochet.

Un sonado fracaso de la CIA, que de hecho se hallaba tras de la  intentona, no sólo por la condición de su súbdito sino porque ella manejó tras bastidores toda la campaña contra el gobierno de "Bombita", como lo exigía Texaco (hoy Chevron), a fin de acabar con la política nacionalista inaugurada por el Contralmirante Gustavo Jarrín Ampudia, Ministro de Recursos Naturales, la cual determinó la consolidación de CEPE y el ingreso de Ecuador a la OPEP como necesarias medidas soberanas.

El intervencionismo de la CIA vuelve a incendiar el país el último día de ese mes, el 30 S de 2010, cuando el intento de golpe de Estado  contra la Revolución Ciudadana y el magnicidio del presidente Rafael Correa. 

Si alguien  lo duda, solo recuerde que el coronel Mario Pazmiño,  hombre que trabajaba con los oficiales de la CIA acreditados en la embajada, formó parte del conciliábulo de Miami, que reunió a Lucio Gutiérrez, Carlos Vera, Roberto Isaías y otros tantos, pocos días antes, para hacer ostensible su voluntad de acabar con el gobierno de Rafael Correa.

Vale  también la pena que los escépticos sepan que vísperas del fallido golpe volvió al Ecuador discretamente la famosa espía Swat, que durante años manejó a la cúpula policial como si fuera hacienda propia, luego huyó del país pero estuvo en esos  días en Quito, entusiastamente acogida por parlamentarios de Sociedad Patriótica.

Por todos estos antecedentes, es bueno recordar septiembre, para esclarecer la mente, encender los corazones fríos y proclamar con firmeza NUNCA MÁS LA CIA EN NUESTRA PATRIA. 

E-mail: jaigal34@yahoo.es          Twitter: @jaigal34
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C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

Twitter: @lufecahe

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Muy buen artículo que debemos difundir para contribuir a conocer los atropellos y las arbitrariedades a los que fuimos, y somos sometidos; con el objetivo de que todas estas prácticas se terminen y que la justicia el pueblo y la memoria los juzguen y castiguen

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  3. Felicitaciones por el artículo, se debería responder también por la desaparición del escritor Gustavo Garzón hasta la fecha en total impunidad, estos personajes que colaboraron con la CIA tienen que declarar que sucedió.

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