Acaba de
celebrarse en Quito un suceso extraordinario, de alcance histórico continental:
el encuentro entre Nicolás Maduro, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, y Juan Manuel Santos, Presidente de Colombia. Encuentro que bien
podría evitar que la sangre llegue al río, en un conflicto bélico que vienen
propiciando los halcones del Pentágono y la CIA conjuntamente con Álvaro Uribe,
el papa santo de la derecha latinoamericana, organizador y protector de las
bandas paramilitares que llenaron de tumbas y de lágrimas los campos de
Colombia, bajo el pretexto de combatir a las guerrillas de las FARC y el ELN(Ejército de Liberación Nacional).
Como
todos sabemos, hace un mes el presidente Maduro ordenó el cierre de la frontera de Venezuela con Colombia, para defender a su patria de los ataques de los
paramilitares así como del saqueo de gasolina, alimentos y productos diversos
de Venezuela, por parte de contrabandistas colombianos. Por desgracia, esta
medida tuvo un efecto social y político lamentable: gran parte de los
residentes colombianos de la zona en cuestión, en un acto de angustia y
desesperación se lanzaron de retorno al territorio colombiano, aunque
nadie los expulsaba de Venezuela, país donde viven, como en patria propia, seis
millones de colombianos. Este éxodo inesperado, fue fruto de una guerra de
nervios alimentada malévolamente por el golpismo procedente de los dos países,
que trata de derrocar al gobierno legítimo y popular que preside Maduro.
Esto sirvió para desatar una campaña enorme de medios en el continente, que
pintaba con colores trágicos lo sucedido. Ellos, que no vierten su llanto por
el drama de los niños ahogados en el Mediterráneo en su huida de África y Medio Oriente, en este caso derramaron copiosamente lágrimas de cocodrilo.
El
ambiente se caldeó peligrosamente de lado y lado, aunque Maduro sostuvo desde
el comienzo la necesidad de un encuentro con el presidente Santos 'cara a
cara', para lo cual no había condiciones dada la temperatura de los ánimos.
En ese punto surgió la iniciativa del presidente Rafael Correa y del canciller RicardoPatiño, a la que se unió el presidente uruguayo Tabaré Vásquez, para un encuentro de los dos mandatarios en Quito a fin de propiciar un acuerdo que
permita desmontar los riesgos de la controversia y llegar a soluciones
pacíficas del diferendo, lo que se logró el día 14 de este mes en nuestra
capital.
El
resultado de este encuentro tiene resonancias múltiples. En primer lugar,
demuestra que el camino del diálogo franco, abierto y respetuoso es posible
pese a las diferencias de proyectos y sistemas políticos, si las partes optan
por el bien común y no tratan de imponer ideologías ni modelos. Esto favorece las conversaciones de paz que se efectúan en Cuba entre el movimiento guerrillero de Colombia y el gobierno de Santos, anhelo de la inmensa mayoría
de colombianos, pese a las presiones de los guerreristas norteamericanos y sus
socios paramilitares y narcotraficantes que buscan a toda costa la continuación
de la guerra civil que dura ya 67 años, desde el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, líder liberal y revolucionario adorado por las masas pobres de
Colombia, ocurrido el 9 de abril de 1948. Paz que, de lograrse, también
beneficiará enormemente a nuestro Ecuador, que hoy aloja a cerca de 100 mil
colombianos, con todos los costos sociales y económicos que esto significa.
Por lo
demás, el acuerdo de Quito es un notable triunfo de la CELAC, dirigida
temporalmente por Rafael Correa, y de UNASUR, conducida por el presidente
uruguayo, también temporalmente.
Así en
medio del llanto de los pobres de Colombia, y en particular de sus pobladores
fronterizos, brilla una esperanza que todos debemos sostenerla con fuerza, pese
a las rabietas de los halcones de Washington, que quieren desarrollar a toda
costa sus siete bases militares de Colombia para el dominio total de nuestra
América.
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P.D. Le invito a que escriba su
comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra.
Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M.
Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.
Buen artículo, me gusto! lo compartiré en FB. Texualmente.
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