Hoy
se cumplen dos aniversarios de trascendental alcance nacional y
latinoamericano. El más cercano y doloroso: 33 años del asesinato del Presidente Jaime Roldós Aguilera y sus ocho acompañantes, incluida su esposa.
33 años de investigaciones accidentadas y engañosas, 33 años de impunidad y
burlas a la justicia. El otro aniversario, heroico y luminoso: 192 años de la Batalla de Pichincha, que dio inicio a nuestra vida independiente, rompiéndole
el espinazo a la bárbara dominación española sobre el actual territorio
ecuatoriano.
En
el primer caso, hoy se presentan nuevas expectativas de esclarecimiento del
magnicidio, envuelto como fue desde el comienzo en una maraña de falsedades,
encargada de ocultarlo y convencer a la opinión pública de que todo fue un
trágico accidente a causa de las fallas del piloto de aquel ataúd volante, el
avión presidencial. Esta esperanza nace de la decisión de reabrir la
investigación dispuesta por el Fiscal General, doctor Galo Chiriboga, en
circunstancias en que el público viene sensibilizándose cada vez más acerca del
tema, a partir de la proyección del documental “La Muerte del Presidente
Roldós”, de mucho éxito nacional e internacional, a lo que también contribuirá
la reedición del libro “Quienes Mataron a Roldós”, a presentarse esta tarde,
desde las l8 horas, en Quito, en la Biblioteca de FLACSO.
En
cuanto al aniversario de la inmortal Batalla, este se da cuando dentro del país
y en todo su entorno continental está más vivo e impetuoso que nunca el anhelo
de alcanzar la Segunda y Definitiva Independencia, ya que la lograda por los
Libertadores se vio mediatizada por las oligarquías locales, aliadas al nuevo
amo colonial: los Estados Unidos. Además, Pichincha es el símbolo del más puro
internacionalismo latino americano, necesario de actualizar y revivir en esta
hora. Allí, en el sacrificio y la victoria fraternizaron ecuatorianos,
venezolanos, colombianos, peruanos, bolivianos, argentinos, chilenos, en suma, Nuestra América.
Claro
que no faltan las voces y actitudes negativas frente a estos dos aniversarios
históricos. Allí se emboscan los que dicen que no deben removerse las cenizas
de Jaime Roldós, pues el caso es asunto concluido. Son los que temen la verdad
y el castigo de la justicia, que debe imponerse sin contemplaciones para que la
impunidad desparezca para siempre.
En
cuanto al aniversario de la Batalla de Pichincha, es vergonzoso que el
Municipio Metropolitano a esta altura del tiempo esté debatiendo acerca de la
letra del Himno de Quito, en que originalmente consta una referencia
antihistórica, según la cual “España amó a Quito”, cuando en aquellos tiempos
la Corona hispánica odiaba tanto a la capital de los Shyris, que primero
asesinó a los patriotas durante la Revolución de las Alcabalas, y dos siglos
después, el 2 de Agosto de 1810, asesinó a los patriotas encarcelados en el Cuartel Real de Lima, a dos pasos de Carondelet, para salir luego a matar
hombres, mujeres y niños en las calles y viviendas de la capital. Total más de
doscientas víctimas de la insania y ferocidad de los opresores españoles. Cifra
descomunal, como si hoy se masacrara de golpe a más de dos mil quiteños y
quiteñas. ¿Y el asesinato en la hoguera del valeroso defensor de Quito, General Rumiñahui?
Solo
a mentalidades oscuras y colonizadas como la del Obispo Bernardino Echeverría,
ya fallecido, se le pudo ocurrir una letra donde se canta a los enemigos y
masacradores de Quito. Y conste que este
tipo de juicios no los ha formulado únicamente el pensamiento izquierdista del
país sino también emblemáticos católicos como el Arzobispo Federico González Suárez.
Mal hace, pues, el flamante alcalde metropolitano, Mauricio Rodas, ponerse bajo
la capa de Sebastián de Benalcázar y no bajo la luz de los patriotas del 10 de
Agosto, para entonar una notas que constituyen una vergüenza para la capital.
_______________________________________________
P.D. Le invito a que escriba su comentario
en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra. Ejerza su
derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando
Carvajal Herrera.
Atte.
Twitter: @lufecahe
Es una gran verdad aquí nuestros verdaderos revolucionarios de antaño lograron la libertad y soberanía nacional con sangre sudor y lágrimas y no con discursos vulgares insultantes contra una clase social con el único fin de dividir a la población.
ResponderEliminarY lo principal es que todos los ecuatorianos en especial los quiteños debemos eliminar esa estrofa ciudad que el Incario soño es lo má sfalso aqui los Shyris tenian asentada su ciudad mejor que la Española y la paruqe que ESpaña te amo lo más falso aquí fueron los que nos odiaron y destruyeron la ciudad para reconstruir otra sobre las cenizas, asi que tanto el Himno Nacional como el Himno a Quito deben ser de rebeldía en contra del Yugo español pienso que se debe cantar la primera estrofa del Himno Nacional y la Cuarta del Himno a Quito que son muestras del verdadero sentir ecuatoriano contra el yugo Español
Por supuesto la memoria no puede perderse, ni la inmediata, ni la antigua o somos una sociedad con Alzheimer. Por supuesto no se trata de hurgarse en las heridas historicas viejas, pero tampoco perder el juicio de la realidad, no estamos reclamando a los hispanicos de hoy dia por negarnos a ser hijos de Espania, sinio mas bien concientes de nuestro mestizaje reclamamos el valor de nuestros antepasados y antepasadas indigenas, de nuestros mestizos brillantes como Espejo o Montalvo, nuestros blancos de primera generacion como Alfaro, nuestros indigenas de un pasado muy proximo como Dolores Cacuango, Jesus Gualavisi. De eso se trata, de construir nuestra realidad con verdades y no "anioranzas trasnochadas de nuestro puro pasado hispanico", con la verdad que por nuestras venas tambien corre y en buen caudal sangre de inga y mandinga. "Mi sangre" Jaime. Con admiracion en mayusculas. Leonardo Paredes Martinez.
ResponderEliminarFelicitaciones Dr. la Historia son narraciones y acontecimientos sucitados, no inventados, por lo que su claro pensamiento es compartido por miles de compatriotas que aún anhelamos la verdadera libertad; y para ello estamos juntando nuestro espiritu de lucha contra cualquier caudillismo que quiera atañar la libertad de nuestros próceres.
ResponderEliminar