Acaba de
producirse en Quito un hecho de extremada gravedad: una demostración de fuerza
militar frente al poder de la justicia, que debe ser respetado por toda la
ciudadanía de modo igual. El hecho se suscitó el 9 de noviembre con motivo de la audiencia convocada por el Fiscal General del Estado, doctor Galo Chiriboga, con participación de la jueza doctora Silvia Sánchez, a fin de conocer públicamente la acusación contra el oficial discretamente llamado Mario A, el mismo que no se presentó gracias a un oportuno certificado médico que lo declara afectado por un problema cardíaco. El juicio anunciado es el primero que se lleva a cabo por delitos de lesa humanidad, acusación que pesa sobre dicho oficial por diversas atrocidades cometidas, según se afirma en la denuncia, contra Susana Cajas, Luis Vaca y Javier Jarrín, militantes de Alfaro Vive Carajo, bajo el gobierno represivo de León Febres Cordero.
Minutos antes de
la audiencia hizo presencia un grupo de 25 altos oficiales, encabezados por el general Luis Garzón, jefe del Comando Conjunto, y los generales Raúl Banderas,
Carlos Obando y Luis Santiago, comandantes de la Aviación, el Ejército y la Marina,
hallándose entre ellos el general (sp) Guillermo Rodríguez Lara, ex mandatario
derrocado por otros militares en enero de 1976. Ostensiblemente, acudían a
solidarizarse con el acusado, esto antes de conocerse el documento judicial que
formula los cargos, que no llegó a leerse. Mientras tanto, afuera, como lo relata El Comercio del día 10, “decenas de soldados retirados rodearon una esquina de la Corte Nacional de Justicia y protestaron por el proceso. El coronel Fausto Cobo, ex asambleísta de Sociedad Patriótica, encabezó el plantón”. Por su parte, la jueza suspendió la sesión.
Si solo se
hubiera tratado de una inocente manifestación del famoso “espíritu de cuerpo”,
el asunto no representaría gravedad; pero la presencia perfectamente articulada
de los mandos militares es muy elocuente, y adquiere las características de un
acto de presión a las autoridades de justicia, máxime cuando los
manifestantes encabezados por Cobo, alta figura del gutierrismo, exhibían
carteles con leyendas como esta: “Somos militares, no criminales”. Dicho de
otro modo, los militares no pueden ser acusados de violación de los derechos
humanos, aunque la historia demuestra que muchos casos han ocurrido en ese
plano. Basta recordar que junto a policías acusados de los hechos sangrientos
del 30 de Septiembre, se hallan enjuiciados también varios militares por
su notoria participación en el sangriento intento golpista.
Con este motivo
vale también recordar esa tragicomedia que se denominó “el golpe de la Funeraria”, 1 de septiembre de 1975, durante el intento de derrocar al
mencionado general Rodríguez Lara, cuando varios altos oficiales secundaron al
general Raúl González Alvear, quien ante el fracaso, y para evadir la
justicia, corrió a Chile a protegerse bajo el ala del genocida mayor de América
Latina: Pinochet, dejando atrás una veintena de muertos, soldados y civiles,
amén de los heridos y las familias destrozadas. Una violación en serie de
derechos humanos y constitucionales.
Por lo demás,
resulta necesario recordar que la Constitución, en su artículo 158, dispone que
“las Fuerzas Armadas tienen como misión fundamental la defensa de la soberanía y de la integridad territorial”, lo que está lejos de cualquier demostración de
solidaridad con militares acusados de múltiples delitos de lesa humanidad.
El grave
episodio que comentamos se agudiza cuando personajes políticos de la derecha,
como el banquero Guillermo Lasso, se pronuncian a través del canal Teleamazonas
en la misma línea de supuesta solidaridad, abundando en sospechosos elogios a
las Fuerzas Armadas.
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P.D. Le invito a que escriba su
comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra.
Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M.
Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.
Como que los golpes desesperados a las puertas de los cuarteles están dando resultados
ResponderEliminarEl pueblo ecuatoriano debe estar atento ante estas demostraciones antidemoráticas e inconstitucionales. Y mirar quiénes aparecen aupando estas actitudes que se oponen al ejercicio de la justicia.
ResponderEliminarnuestra profunda indignación causa cuando se piensa que es "normal la solidaridad de cuerpo"; pero si profundizamos este concepto realmente cada especie es solidaria con sigo mismo por ello, vemos que los gorilas se hermanan y se dienden de todo acto que hayan cometido entre las bestias en elmundo de la selva. nunca podran vivir en un mundo de paz, por que estan encarcelados en la doctrina de la guerra, el crimen y la guerra.
ResponderEliminarLOS GORILAS SOLIDARIOS, con LOS GORILAS ASESINOS... solamente han hecho gala de su ignorancia e insensatez, ¿cómo puede ser posible que hasta ahora NO entiendan la supremacía de los DERECHOS HUMANOS UNIVERSALES?...
ResponderEliminarNo cabe espíritu de cuerpo, frente a tales crímenes, es la cúspide de la ridiculez... ¿podíamos imaginar entonces a las cofradías del narcotráfico, presentándose solidarias con sus compañeros de oficio?...
En esos crímenes NO hubo papel histórico de los militares, NO estuvieron defendiendo fronteras, estaban asesinando compatriotas y en varios de los casos de la manera más cobarde (violando mujeres, asesinándolas, torturándolas, disparando por la espalda... causa náusea recordarlo)...
¿Les enseñan a tener honor y desempeñarse con dignidad?... Creo que NO, de lo contrario no huirían a esconderse en la guarida del Imperio...
Pienso que la gente, el pueblo deberia ya despertar y abrir los ojos ya no es justo que aun exista esta clase de sicologia militar para asustar a los civiles con la ayuda de este banquero, queremos justicia para que nunca mas se repita estas atrocidades
ResponderEliminarEs el manido "espíritu de cuerpo", es decir si matas te cubro y viceversa. Es vergonzoso y el Presidente debería poner en disponibilidad a todos los involucrados. Ante la Ley todos somos iguales y, los uniformes no amedrentan a nadie. Que paguen por sus crímenes.
ResponderEliminarSi como bien dice Jaime, la Constitución en su Art. 58 dispone “las Fuerzas Armadas tienen como misión fundamental la defensa de la soberanía y de la integridad territorial”, ¿Por qué los integrantes de la máxima cúpula militar, en vez de pavonearse con elegantes uniformes adornados con doradas charreteras, en la audiencia donde iban a ser juzgados “gorilas” que cometieron horrendos abusos contra esposados combatientes de Alfaro Vive Carajo, NO DEFIENDEN a las comunidades shuaras de Tundayme en la cordillera del Cóndor y, lo más grave, las agreden terriblemente y en contrario defienden los multinacionales intereses privados de la empresa minera ECSA. Rafael Correa como su comandante en jefe es el principal responsable del despojo y crímenes contra las comunidades shuaras y no sanciona a ninguno de los comandantes generales que, sin tener facultad para eso, fueron a hacer presión militar en la citada audiencia judicial. ¿Por qué no sanciona a esos militares desafiantes de la Ley y su autoridad? Sencillo, por puro “culillo” ante el movimiento de los “sables y las botas militares”.
ResponderEliminarTerrible comparación que no justifica el comentario, son pocos integrantes de comunidades manipuladas por los intereses de unos cuantos politiqueros y los mineros informales que quieren seguir explotando la minería utilizando medios que contaminan los ríos y la pacha mama.
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