Traductor

miércoles, 4 de noviembre de 2015

16 AÑOS DE UNA GRAN INFAMIA


A comienzos de 1999 el pueblo ecuatoriano recibió por la espalda varias puñaladas, asestadas por el presidente Jamil Mahuad, quien ascendiera al poder con el apoyo declarado del Partido Social Cristiano. La mayor herida fue la declaratoria de feriado bancario, dictada para proteger a la banca chulquera que había saqueado los bolsillos de la clase media y de los más pobres, para engorde y felicidad de un club de grandes banqueros, con Aspiazu, los Isaías, etc., etc., a la cabeza.


Acto seguido se dio la estampida de migrantes en todas las direcciones: Estados Unidos, Canadá, Italia, España, Australia y otras latitudes. Hombres y mujeres fugaban del país en busca del pan y de fortuna. Casas desoladas, pueblos desiertos, abuelos súbitamente encargados de la crianza de los nietos, esto y mucho más fue la secuela del genocidio económico ejecutado por Mahuad y sus aliados.

En esas circunstancias, cuando la ciudadanía estaba golpeada y aturdida por el drama, el gobierno de Mahuad ejecutó un crimen de lesa patria: la entrega de la Base de Manta al Pentágono norteamericano, que dispondría durante diez años renovables de un enclave militar que venía a sustituir las bases perdidas en Panamá por la acción del general Omar Torrijos y el altivo pueblo panameño.


Para aprobar el convenio entreguista, Moeller y sus muchachos se pasaron la Constitución por la suela de sus zapatos, cuando ella prohibía expresamente la entrega de territorio nacional a cualquier país extranjero, especialmente para fines militares. 

Esto no fue óbice para que el Canciller Benjamín Ortiz, demócrata cristiano y ex director del diario HOY, proclamara reiteradamente que la Comisión estaba en su pleno derecho de negociar la entrega de la Base, con absoluta prescindencia del Congreso, pues supuestamente la finalidad de este acto de traición nacional tenía el inocente objeto de combatir el narcotráfico mediante inspecciones y monitoreo aéreo.

Así lo estipulaba la letra del convenio, pero los norteamericanos asentados en la Base de Manta extendieron de inmediato sus prerrogativas sobre las aguas territoriales del Ecuador en desvergonzado pisoteo de nuestra soberanía nacional.

Con ello vino una serie de asaltos a barcos de pescadores ecuatorianos por parte de los célebres ´´marines´´ yanquis, el hundimiento de naves sin justificación alguna  y la total desaparición de otras, como fue el caso del barco pesquero Jorge IV, ocurrido el 5 de junio del 2002, y que ha sido señalado por los pescadores manabitas y la ciudadanía como obra de los norteamericanos, que además se adjudicaban el derecho de detener a migrantes ecuatorianos.


Volveremos sobre el tema en próximas entregas, especialmente para apelar a la memoria colectiva en favor de las familias de los desaparecidos bajo la impunidad y soberbia del militarismo yanqui y sus testaferros criollos. Además, les recordaremos a los lectores que el tal convenio fue un pacto bélico ilegal e inmoral, que fue declaradamente usado por los gringos para intervenir en la guerra interna de Colombia y empujar al Ecuador a ese infierno.

E-mail: jaigal34@yahoo.es          Twitter: @jaigal34
_______________________________________________
P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

Twitter: @lufecahe

3 comentarios:

  1. Que refrescante leer a personalidades sin compromiso y sin bozal, para que nos digan la verdad.

    ResponderEliminar
  2. Necesaria la voz de Jaime Galarza para recordarnos a los vendepatrias que pugnan por volver.

    ResponderEliminar
  3. Necesaria la voz de Jaime Galarza para recordarnos a los vendepatrias que pugnan por volver.

    ResponderEliminar