Cuenta la
leyenda que mientras Jesús rezaba sus oraciones postreras, seguro de la
perversa cruz que le esperaba, uno de sus discípulos, Judas Iscariote, se le acercó
y le besó en la mejilla. Era la contraseña para que los centuriones supieran
con precisión que este era el hombre que los poderosos, romanos y judíos, los
enviaron a capturar. En pago, el seudo apóstol, el traidor, recibió una bolsa
con 30 monedas, que era el pago por su infamia.Desde
aquel suceso, que lleva ya dos mil años de historia, el papel de Judas se ha
repetido constantemente, siempre con similares consecuencias de sangre y
lágrimas. Sólo que ahora la traición se cotiza en dólares y suma millones y
millones. En nuestro Ecuador contamos con muchos episodios de felonía y
compraventa de conciencias. Los besos de Judas se han repetido en numerosas
ocasiones. Así tenemos lo ocurrido en 1997 con el derrocamiento del presidente Abdalá Bucaram, en aras de su reemplazo Fabián Alarcón.
Recordemos antecedentes. Contra
toda predicción, en las elecciones de 1996, segunda vuelta, Bucaram triunfó
ampliamente sobre su rival político Jaime Nebot Saadi, que era 'otra obra de
León', como acostumbraban pintar los socialcristianos cualquier parche que
Febres Cordero inauguraba en las carreteras. Entonces, al orgulloso gobernador
del Guayas, Abdalá "le dejó tachuela", según el argot morlaco. Pero
León, su cachorro perdedor y la todopoderosa oligarquía porteña, apenas
triunfante el candidato de la despreciada "chusma", le declaró la
guerra. Esta se llevó adelante en los medios, en los cuarteles y en los
templos; en todos los espacios desde donde se podía influir en la masa para
llegar a un temprano golpe de Estado. Desde antes de su posesión en el mando de
Carondelet, la campaña fue despiadada y concertada.
Todos los días abundaban
las historias horripilantes y devaluadoras de la imagen presidencial. Los
caricaturistas y humoristas hicieron su agosto con la figura y la conducta del
mandatario. Su mote de "loco" se volvió nombre y apellido para
denominarlo, la banda presidencial un trapo sucio cualquiera. Los errores del
gobierno, los actos de corrupción reales, supuestos o inventados, todo fue
gasolina diaria que se echaba a la candela, bajo la mirada dominante de Leslie
Alexander, el embajador yanqui, director de la orquesta golpista. Claro, para esto,
los complotados necesitaban hacer mayoría en el Congreso Nacional a fin de
asegurar el voto para destituir al mandatario.
Sabiéndolo y dudando de la
firmeza de los parlamentarios favorables, diputados del PRE (Partido Roldosista Ecuatoriano),
el partido de gobierno, propusieron y lograron un paso muy original: que estos
diputados registraran su firme adhesión al mandatario amenazado, ante notario
público. En efecto, el 30 de enero de 1997, 35 de ellos, entre roldosistas e
independientes, concurrieron en Quito ante el Notario Vigésimo Quinto,
Dr. Raúl Gaybor Secaira, y firmaron con su puño y letra una especie de
juramento de amor eterno a Bucaram, en declaración que en punto primero
consigna categóricamente: "Somos treinta y cinco diputados que estamos
listos a defender al régimen constitucional y democrático del señor Presidente
de la República, abogado Abdalá Bucaram Ortiz, por lo que la oposición jamás
logrará conformar una mayoría parlamentaria". En el punto tercero de la
famosa declaración, pedían " al señor Presidente que no ceda a la
consabida presión corrupta de negociaciones políticas, ni se deje chantajear...”
Una
semana después, muchos de los firmantes de esta declaración, pisoteaban su
firma y su nombre y se embarcaban en el golpe de Estado fraguado por la
embajada norteamericana y dirigida por Febres Cordero y Jaime Nebot Saadi.
Entre quienes así procedieron, se destacó Eduardo Véliz, diputado por
Galápagos, que hoy es agresivo opositor del presidente Rafael Correa.
Con razón
se oye al fondo las carcajadas de Judas, haciendo tintinear las 30 monedas.
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P.D. Le invito a que escriba su
comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra.
Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M.
Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.
El articulo es muy resumido, y creo que para hablar de traidores es demasiado... En la mal llamada democracia ecuatoriana, desde que el país es repúblicano, siempre imperó el predominio de la ultraderecha. Y los grupos progresistas y revolucionarios tuvieron que sobrevivir bajo las reglas de juego impuestas por los dueños de la democracia, que eran como el niño dueño de la pelota que termina el partido si el equipo adversario amenazaba su portería. Así fue el advenimiento de tantas dictaduras civiles o militares y de gobiernos temporales que se ivan a sus casas con tarjeta roja, sacada por las masas inconformes asusadas por la ultra derecha, que daba por terminado el partido ante cualquier peligro de gol. Pero resulta, que de esta incongruente democracia ecuatoriana, se aprovecharon las oligarquias y mafias internas para terciar en las elecciones con dos o más candidatos, como en cierto juego de azahar donde el dueño del juego pregona "poner para ganar, poner para ganar", luego de las elecciones -nadita amañadas- el equipo mafioso ganador con nombre de partido político, para garantizar su permanencia y estabiliad atracadora acudieron al amparo del gobierno supranacional de turno -en los últimos tiempos USA- encargado de dar los lineamientos y los veredictos de quienes se van o se quedan en el poder, acorde siempre a sus propios intereses, es decir, mantener a los gobiernos esbirros en el poder siempre y cuando se sometan y se bajen los pantalones a sus transanacionales, siempre y cuando pongan ellos mismos la vaselina de su propio peculio. Jajaja, da risa recordar al "mejor aliado" y su equipo económico que con gran prestancia corrieron arrastrarse al mayor asesino de la historia Imperial. La farsa democrática tenía un libreto, que sumía al país en la miseria absoluta a excepción claro está de los gobernantes de turno, las oligarquías y mafias de alta alcurnia. Todo esto bendecido y sacramentado por el clero retrograda que veía en el retraso e ignorancia del pueblo su presa fácil, como los gallinazos o las hienas que se comen a sus víctimas enfermas y agónicas sin esperar a que exalen su último suspiro. Es decir, los politiqueros bailaban al son de la musica que les ponía el Imperio. Regio no??
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