La
central del espionaje y el terrorismo oficial de los Estados Unidos, la CIA,
por ahora ha descartado fomentar golpes de Estado sangrientos en América Latina
como aquellos que auspició y organizó durante tres décadas seguidas: años 50, 60 y 70, Entonces cayeron bajo la guillotina dictatorial Guatemala, República Dominicana, Ecuador, Brasil, Bolivia, Chile , Argentina, Uruguay, El Salvador y
otras tantas naciones, mientras al mismo tiempo Washington sostenía como
seguros testaferros a regímenes como los del PRI en México o el de Stroessner en Paraguay. Fue aquel el tiempo del desprecio a los derechos humanos, el
imperio de la tortura, los desaparecidos, las legiones de exilados expulsados
de sus respectivas patrias, en tanto se implantaba el reinado del
neoliberalismo y el hambre de las masas aumentaba conforme crecía la deuda
externa y el saqueo del petróleo y los minerales del continente.
Esa era
de horror e ignominia concluyó en años recientes para dar lugar, en varios
casos, a gobiernos revolucionarios y progresistas, entre
cuyos basamentos figuran la defensa de la soberanía nacional, la
recuperación de las riquezas naturales, la justicia social. Todo lo cual choca
con las políticas de dominación imperial norteamericana.
Imposibilitada
de volver actualmente a los golpes de Estado como los mencionados, la CIA
aplica una nueva estrategia, conocida como la de los "golpes blandos", que se practica mediante una escalada de difamaciones,
calumnias, desinformación, sabotajes, ocupación de las calles, marchas
violentas, resurrección de partidos y personajes difuntos, empleo a discreción
de los grandes medios, etc., etc.
Entre los
principales métodos de los "golpes blandos", figura descargar
sobre los gobiernos insumisos toda clase de acusaciones de corrupción, conocida
como es la justa sensibilidad popular contra este mal que siempre invadió la
administración pública en nuestros países, lo que mueve a la decepción y al
descontento de los gobernados, convirtiéndose en caldo de cultivo de los
"golpes blandos". Y es que en todos los mencionados países, por
honestos que sean sus conductores, la corrupción hace presencia con sus
consecuencias devastadoras. Así lo vemos hoy en Brasil, donde Petrobras, la gran empresa del Estado, ha sido minada por los corruptos, pese a todo control
y a la honradez personal de Dilma Rousseff y del propio Lula.
En el
caso ecuatoriano, hoy corre por las redes una ola de fango: son las acusaciones
a todo nivel contra el gobierno de Rafael Correa, en relación con cada obra
grande de las muchas que se construyen, o bien de los programas sociales,
educativos, militares, policiales, deportivos, de inclusión social. Esta ola de
fango es lanzada por aquellos que en el reciente pasado fulguraron cual elevadísimos
astros de la corruptela administrativa más desembozada, como fuera el caso de
toda clase de traficantes del febrescorderato y el gutierrato, ambos
atados de pies y manos a las multinacionales tipo Texaco-Chevron y a la gran
banca chulquera de Estados Unidos y criolla., Ellos ponen en práctica la
táctica del ladrón callejero que corre gritando: ¡cójanle al ladrón!
Esto no
quiere decir que todas las acusaciones sean fruto de la maledicencia o el
simple ánimo de dañar honras en la tenaz campaña con el gobierno de la
Revolución Ciudadana. Así, se ha visto, por ejemplo, la veracidad en los casos de corrupción de instituciones como el IESS, ventajosamente sujetos a
corrección y rectificaciones. Y es que ningún organismo nacional está libre de
ser picado por los alacranes de la corrupción, ni siquiera los organismos más
controlados como Petroecuador, o los proyectos más emblemáticos, como Yachay. Y
es que donde está la troncha más jugosa, está más despierto el apetito voraz de
los depredadores.
Así es, y
el deber de todo revolucionario, de todo ser honesto es combatir la corrupción
dondequiera se encuentre, y afecte a quien afecte. Cuando se conoce con
certidumbre un caso de podredumbre,, el que lo sabe a ciencia cierta está en la
obligación de no callar, o se convierte en cómplice de la corrupción. Che Guevara dijo alguna vez que en una revolución se puede meter la pata, pero no la mano., En nuestro Ecuador, la Revolución Ciudadana debe cortarles la mano a
los corruptos, si se quiere consolidar el apoyo popular, y que avance a plena
marcha la revolución.
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P.D. Le invito a que escriba su
comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra.
Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M.
Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.
COMPLETAMENTE DE ACUERDO COMPAÑERO, LA CIA ES COMO UN PULPO DE INFINITOS RECURSOS ECONÓMICOS QUE LE ALCANZA PARA ESTAR EN TODOS LOS PAÍSES DEL MUNDO Y EN DIFERENTES ESPACIOS.
ResponderEliminarLOS CORRUPTOS NO TIENEN ESPACIO EN UN PROCESO REVOLUCIONARIO, HAY QUE AUNAR ESFUERZOS PARA CERRARLES EL CAMINO A LOS CORRUPTOS Y A QUIENES EN BASE A LOS ERRORES QUE SE PUEDAN HABER COMETIDO POR PARTE DE ESTE GOBIERNO, PRETENDEN DESHONRARLO Y ECHAR ABAJO TODO LO LOGRADO EN FAVOR DE LAS MAYORÍAS, QUE MERECEN SE SIGA TRABAJANDO PARA OTORGARNOS EQUIDAD Y JUSTICIA A TODOS LOS ECUATORIANOS.
ResponderEliminarComo bien lo afirma Jaime Zabala, la corrupción siempre se cuela hasta en los mejores gobiernos. El problema mayor es que este gérmen es transmitido a mayor escala por el imperio a base de compra de conciencias con dólares obtenidos por el narcotráfico que dicen combatir.
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