Las enmiendas aprobadas por la Corte Constitucional han producido el efecto de una mordedura de víbora en la derecha ecuatoriana y en el cargado tren de oportunistas y vivarachos trepados desde ya en sus vagones. La razón es simple:
aquella ve en las enmiendas su posible naufragio en las elecciones
presidenciales del 2017, en la medida que el paso de la Corte favorecería la
reelección presidencial, motivo suficiente para engullirse vivos a los miembros
de la dichosa Corte. Por de pronto, se ha iniciado una tempestad de leguleyadas
que, lejos de aclarar el panorama, lo envuelven en denso humo.
En
lo que toca a Alianza País, el problema se ubica más allá de lo jurídico, en el
plano meramente político. Y eso es lo más grave.
Sin
ser profetas, lo dijimos en esta columna periodística enseguida de las derrotas electorales sufridas por País el 23 de febrero último, cuando ciertas figuras o figurines lanzaron las consignas de la reelección presidencial. Argumentamos entonces que esta consigna arrojaría a la nación a una batahola electoral de cuatro años, de la que saldría mal parada Alianza País dada la previsible campaña sobre las supuestas intenciones de eternizarse en el poder por parte de Rafael Correa.
Dijimos,
a la vez, que lo procedente era asimilar los reveses del 23 de febrero con real
sentido autocrítico, establecer y sancionar responsabilidades, rectificar a
fondo el sectarismo y demás causas de aquellos malos resultados, combatir
drásticamente la corrupción, reducir la burocracia de alto copete e impulsar
con energía las justas y amplias promesas de la Revolución Ciudadana.
Estos
planteamientos no se pronunciaron al azar, fueron recogidos en diversos
ambientes, incluidos sectores críticos o desilusionados del movimiento político
en cuestión. Ocho meses después, el baile sigue siendo el mismo aunque la
música ha variado en algunas notas. Incluso se han incrementado las quejas
sobre la corrupción que emerge en diversas entidades oficiales o alcaldías,
mientras al interior de Alianza País la carnetización, lanzada en mayo como
política fundamental, no ha logrado el impacto que se esperaba en los millones
de simpatizantes.
¿No
deberían los dirigentes de Alianza País abrir en su seno y aún fuera de él un
profundo debate sobre estos y otros lacerantes problemas? Así crecería la autoridad
política y moral de la Revolución Ciudadana que, de otro modo, se vería
envuelta en una maraña de enmiendas y leguleyadas.
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P.D. Le invito a que
escriba su comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en
contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.
Lo hemos afirmado más de una vez; la restauración conservadora (neoliberal a rajatabla) tiene el sustento del régimen. Cuando el Presidente Correa otorga, tras las elecciones de 2013, el calificativo de segunda fuerza electoral a CREO y su líder, el banquero del opus dei, la categoría de legítimo contradictor "con el que sí se puede debatir ideológicamente", está abriendo las puertas a esa derecha como alternativa a la frustrada RC. Así, si los abusos de poder, manifestados en persecución a dirigentes populares -olímpicamente calificados de "infantiles" o de terroristas- si la corrupción desatada (no en ciertos sectores del gobierno sino en todos los espacios), si el rechazo al COIP y su carácter opresivo y fascista, devalúan más gravemente el prestigio de AP, de la RC y del propio RC, entonces, parecería decir el líder: preferible Lasso y su proyecto ultraneoliberal a la posibilidad de que crezcan los "izquierdistas infantiles". Si los periodistas investigan a fondo lo que acontece con la corrupción, verán que es una lacra que carcome el proceso. Verán que el miedo está presente en los propios burócratas que saben que si no adulan, si no obedecen las órdenes de arriba -por arbitrarias que sea- corren el riesgo del despido, aunque sea indemnizado. Los oportunistas, los embarcados en la camioneta del régimen, los vivarachos de siempre son los que estarán pendientes de la quiebra total de la RC -si ésta se da por los traspiés evidentes- se apearán y, aunque sea "al vuelo" se embarcarán en la de la "restauración "conservadora" a la que el líder del "socialismo del siglo XXI" le tiende la cama.
ResponderEliminarMuy de acuerdo, es una pena que hasta los periodista tengamos miedo de opinar, de investigar y nos dediquemos simplemente a practicar un "peridoismo militante", que de aucerdo a mi opinión y de los más importantes líderes en nuestro país y el mundo no debería existir.
ResponderEliminarPero estamos observando la realidad, la RC con su gran y único líder simplemente entregan las obras a quienes le profesan su fidelidad.
En Morona Santiago, se cierran las puertas a los políticos que siendo de izquierda, no concuerdan con algunas prácticas similares a las de la partidocracia y se aceptan a falsos líderes que pertenecieron a esos partidos tradicionales que acabaron con la credibilidad del electorado y se puede comprobar que la meritocracia es solamente una utopía.