Cuando un volcán comienza un proceso eruptivo,
lanza señales inconfundibles: rugidos, estremecimientos sísmicos, emisión de
gases tóxicos, candeladas, piedras arrojadas por doquier. Los sismógrafos
apuntan el peligro y se pone en marcha una "alerta naranja", no sea
cosa de que el furibundo coloso desencadene del todo sus energías
incontrolables. ¡A cuidarse todos, a protegerse del peligro, a darse la mano y apoyarse
mutuamente entre las víctimas potenciales de la erupción anunciada!
En nuestro Ecuador hay dos anuncios de riesgos
volcánicos: uno que proviene de la Mama Tungurahua, el hermoso monstruo que nos
amenaza desde hace varios años, y otro, que proviene de las entrañas del país
caduco, conservador y neoliberal, que se resiste a morir y se niega a dar paso
a una nueva sociedad, donde los pobres no sean la última rueda del coche, y
donde esa antigua entelequia que fue la soberanía nacional se convierta en
soberanía plena, sin ningún tipo de amos extranjeros, como fuera la
Chevron-Texaco y otras multinacionales, de brazo de la banca chulquera tipo Isaías, y de superlatifundistas al estilo de Álvaro Noboa.
Este volcán político emite últimamente, en especial
desde el 23 de febrero último, señales de erupción altamente destructiva, a la
que el presidente Rafael Correa le ha puesto el significativo nombre de
"restauración conservadora". Y es que se trata de eso: del camuflado
intento de volver a la época de las vacas gordas para los de arriba y los
huesos y desperdicios de cocina para la gran mayoría de los ecuatorianos,
látigo y cadenas de por medio. Mas no solo eso: se trata también del intento de
volvernos a la gigantesca cárcel del neoliberalismo, donde la deuda externa, la supresión del sucre, el feriado bancario, la Base de Manta, fueron el pan de
cada día, mientras tres millones de ecuatorianos huían del país, dejando
pueblos abandonados y familias rotas para caer en las garras del sueño
americano o europeo.
Una de las emisiones tóxicas de este volcán
político fue la reunión de 20 alcaldes y prefectos en la ciudad de Guaranda,
donde una declaración de 12 puntos en apariencia inocentes, sirven de
cortina de humo a otro 30 de septiembre. Esto se continúa con marchas donde la
multitud de banderas diferentes no hacen sino mostrarnos que se van dando cita
los más diversos opositores del gobierno actual y de lo que representa en
cuanto a cambios sociales, por incompletos y limitados que estos sean hasta
el momento.
Desde luego, la restauración conservadora no es
un proyecto meramente criollo: es un proyecto imperial que funciona y se
muestra activo y amenazante en Venezuela, Brasil, Bolivia, Argentina, Uruguay,
Chile, es decir en toda América Latina, con las diferencias obvias en cada
caso. Es que corresponde al mismo plan de dominio imperialista que cobra tantas
víctimas en Palestina y todo el Oriente Medio.
Por cierto, dentro y en el entorno del gobierno
hay quienes, por acción u omisión, favorecen el estallido de la restauración
conservadora., por lo que su papel debe ser identificado, desenmascarado y
echado lejos.
En todo caso, en lo político, es hora de la
alerta naranja. De otro modo pronto habrá necesidad de la alerta roja, tal vez
en medio de un torrente de sangre causado por bandas conspirativas y
grupos de mercenarios..
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P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no
importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.
Le mando mis saludos, con afecto y admiración Jaime
ResponderEliminarMi saludo
ResponderEliminarEs cierto es hora de echar lejos a estos elementos corruptos que estan junto al gobierno y han estado en otros gobiernos ejerciendo la misma corrupción enmascarada. Ahora suman a sus actos de corrupción su aporte a desmoronar este proceso que apoyamos mucha gente honrada, con la certeza que estamos caminando a un país mas justo y democrático, con mejores oportunidades
La alerta tendrá que ser difundida por cada uno denosotros
ResponderEliminarGracias Jaime por seguir abriendo caminos.
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