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miércoles, 15 de julio de 2015

EL DIOS DINERO


El buen padre aconseja a su descendiente: “Has dinero, hijo mío; has dinero, aunque sea honradamente”. El padre sabe que el dinero que se logra y acumula no siempre está rodeado de virtudes como la honradez, y que frecuentemente se compone de jugadas ilícitas, evasión de impuestos, coimas, sobreprecios, explotación a los pobres y otras artes inmorales. Quienes así proceden se incorporan o crean redes de creciente poder, sumándose a la banca, al mundo de la gran empresa local o transnacional, a los grandes medios privados de comunicación social.

Al respecto hay casos emblemáticos. Uno de ellos se suscitó hace poquísimos años en Machala: el caso del notario Cabrera, que inventó su propia pirámide, en cuya base se ubicaron millares de ciudadanos ávidos de lograr fortunas rápidamente gracias a los increíbles intereses (50 por ciento y más) que el notario les pagaba por sus depósitos. En la trampa del notario cayeron alcaldes socialcristianos, gloriosos generales demócrata cristianos, dignas esposas depolíticos indignos, notables artistas, izquierdistas y derechistas de relieve, empresarios grandes y chicos, amén de madres pobres que arriesgaron y perdieron sus últimos centavos en el juego diabólico de este profeta del Dios Dinero, que sentado en la cúspide de la pirámide disponía de la suerte del prójimo, riendo a carcajadas. Cuando el diablo cargó con el notario en una fiesta de sexo, drogas y whisky, sus frustrados devotos lloraban a raudales.

Esta cruda historia de la vida nacional, es un pequeño ejemplo de lo que ocurre en el mundo capitalista, donde las mafias del fútbol, con su latrocinio colosal, son otro ejemplo de actualidad, como lo es la ostentación de Donald Trump, el magnate yanqui dueño de Miss Universo, autocandidato presidencial por el Partido Republicano, quien ofrece construir una gigantesca muralla de mil kilómetros a fin de impedir que inmigrantes mexicanos, e hispanos en general, ingresen a la Yoni con sus vicios y sus taras de pueblos atrasados.

Razón tuvo el papa Francisco al condenar enérgicamente al Dios Dinero en sus discursos y homilías pronunciados en Ecuador, Bolivia y Paraguay durante su reciente visita a Sud América. Allí y solo allí estuvo la médula de su mensaje: en su virtual condena al sistema capitalista cuyo dios cabalmente es el dinero, y no cualquier otro. El dinero que puede llamarse dólar o euro, y que es la causa primera de la pobreza universal, de las bárbaras guerras desatadas y por desatar por parte de Estados Unidos y sus socios de la OTAN e Israel, en cuya cuenta figuran, solo en los últimos años, millones de seres asesinados  por ellos en Afganistán, Libia, Irak, Siria, Palestina, Yemen, Colombia, sin contar con los millares de inmigrantes que perecen ahogados en el Mediterráneo o en la frontera estadounidense, en busca del pan que las oligarquías locales y las compañías multinacionales les arrebatan dondequiera.

Y  razón, mucha razón tuvo el papa Francisco al señalar que el Dios Dinero viene acompañado de dos plagas que afectan a la humanidad: el consumismo y la destrucción del medio ambiente, que son dos caras de la misma medalla. De allí se explica que el papa rechace los anillos de oro y busque la forma de acercar la Iglesia Católica al pesebre de Belén, donde nació Jesús, lejos de las perversiones suntuarias del Vaticano, donde su banco se ha visto envuelto en las mafias internacionales y en incontables episodios de crímenes y suicidios. Todo por culpa del Dios Dinero.

E-mail: jaigal34@yahoo.es          Twitter: @jaigal34
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C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

Twitter: @lufecahe

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