
Llorado
intensamente por las multitudes desgarradas de dolor por su desaparición, el
líder ratificó hasta el último su fe revolucionaria y la seguridad de que su
patria continuaría con firmeza en el camino emprendido años atrás, y confirmado
masivamente en las urnas y en el rescate del rol del conductor y de su propia
humanidad durante el sangriento pero fallido golpe de Estado del 2002.
Desde
luego, estas elecciones, sin Chávez, se tornan más difíciles, pues su muerte
alentó y alimentó a las aves carroñeras del Imperio y de la oligarquía
venezolana, seriamente golpeada pero viva y poderosa. Allí están unidas la
antipatria y la contrarrevolución en torno a la figura deleznable de Henrique Capriles, cuya previsible derrota electoral
no significará resignación de los vencidos ni paz para Venezuela. Él mismo ha
dejado ver lo que vendrá cuando califica brutalmente a Maduro como “pura paja”.
Claro, esta oposición amenazante produce, como efecto saludable, una mayor
unificación de los revolucionarios y sus mandos, que saben perfectamente que el
vacío dejado por el Comandante sólo puede ser llenado con una fuerte dirección
colectiva, que no dé lugar a resquebrajamientos de ninguna clase.
Nicolás
Maduro está apercibido de la situación y, además, del crecimiento desbordante
de problemas como la inseguridad y la delincuencia, que son fenómenos
universales, alimentados por la globalización de las mafias y el neoliberalismo, a parejas del tsunami cultural originado en el Imperio y en los
antros de las burguesías locales. Ese tsunami cultural que se expresa en el
consumismo galopante (ropa de marca, auto del año, sexismo, lujo, comida
chatarra), en el individualismo destructivo y el espíritu de la competencia
malsana, aupados por una publicidad avasalladora y por la fiebre mediática
incontrolada. Justamente, Maduro acaba de pronunciarse resueltamente a favor de
combatir este problema por todos los medios, en una batalla que sólo será
posible ganarla levantando fuertes muros revolucionarios para contener el
tsunami cultural. Y esto incorporando en masa a la juventud y a la niñez a
través de la educación, el arte y el deporte. Sin Chávez, el chavismo debe
multiplicarse en la creatividad, la decisión y las acciones.
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escriba su comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en
contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando
Carvajal Herrera.
Atte.