El 14 de junio de 1928 nació en Rosario, Argentina, Ernesto Guevara de la Serna, conocido en la historia y la leyenda como “El Che”. Hoy
cumpliría 89 años, pero su vida fue brutalmente cortada en Bolivia el 9 de octubre de 1967 por orden de la CIA. Y es que el imperialismo norteamericano le
odiaba y temía como al más peligroso enemigo. Sabía que su voz y su ejemplo de
rebelde tenaz y guerrillero indomable levantaban multitudes en los cinco
continentes. Los pobres de la tierra, los humillados y ofendidos tenían en él
su abanderado; para los jóvenes era la esperanza, el símbolo del Hombre del
Siglo XXI. Como lo proclamaba, “no hay fronteras en esta lucha a muerte (contra
el capitalismo salvaje y la guerra), no podemos permanecer indiferentes frente
a lo que sucede en cualquier parte del mundo”.
Era un verdadero internacionalista, para él no había fronteras, la
humanidad era una sola, aunque amaba con mayor fuerza a Nuestra América, por
eso declaró: “Soy cubano pero también soy argentino…Me siento tan patriota de
Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más”. En
correspondencia a ese amor continental, en todas partes surgían combatientes
que seguían tras de sus huellas:. En México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua,
Puerto Rico, Venezuela, Brasil, Argentina, Perú, dondequiera. En Colombia, en
1965 surgió bajo su inspiración el Ejército de Liberación Nacional (ELN), bajo
cuyas banderas combatió y murió Camilo Torres, el cura hijo de ricos pero
defensor de los pobres. Este mismo ELN que hoy, 52 años después de iniciar sus
acciones, vital y decidido negocia la paz con el gobierno colombiano en nuestro
suelo ecuatoriano, con el auspicio de los gobiernos de la Revolución Ciudadana,
el de Rafael Correa y el de Lenin Moreno.
Claro que vivimos otros tiempos. Las dictaduras militares y fascistas
sembradas en América Latina en décadas pasadas por obra del imperialismo yanqui
y las oligarquías nativas, fueron retiradas por los pueblos que despertaron a
la búsqueda de gobiernos progresistas y de un socialismo del siglo XXI que aún
está por construirse pero que se mantiene y alumbra en el horizonte. Allí
fulgura la faz del Guerrillero Heroico. Es que por más que los opresores y
guerreristas del mundo intenten borrar su nombre y sepultar su ejemplo,
El Che permanece y regresará siempre pues los sueños de paz, libertad y
justicia que él encarnó, son inherentes al ser humano. Como diría José Martí
refiriéndose a Bolívar y a Nuestra América, el Che tiene mucho que hacer
todavía.
La actualidad del Che va mucho más allá, pues su mente abierta y su
espíritu fraternal tienen valor permanente como fuente de enseñanza e
inspiración para los revolucionarios de cualquier latitud, especialmente desde
que colapsó en los años 90 el llamado “mundo socialista”, que encabezó la hoy
inexistente Unión Soviética. Esas virtudes se refieren a su firme oposición a
todo sectarismo político, dogmatismo ideológico, burocratismo estadista,
corrupción administrativa y culto a la personalidad, males que afloran
constantemente en el campo de la izquierda y de los gobiernos llamados
progresistas o revolucionarios. Por eso mucho más importante que cantar en coro
“Hasta siempre Comandante”, es seguirlo modestamente como soldados de su
causa.
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P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no
importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.
Twitter:
@lufecahe
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