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miércoles, 29 de junio de 2016

NO PODEMOS


Paul Carrasco, prefecto del Azuay y presidenciable por cuenta propia, manifiesta públicamente su decepción  por la forma de actuar  del Partido Social Cristiano (con Madera de Guerrero, que es la misma cosa), al haber lanzado la precandidatura presidencial de Cynthia Viteri sin consultarle a él ni a los demás socios de esa aventura electoral titulada “Unidad”.  Así no vale, dice Carrasco. Debía haber consenso previo. Mientras tanto, su invención electorera propia, a la que bautizó como Podemos, copiando el nombre del exitoso grupo español de Pablo Iglesias, si las cosas siguen así de catastróficas, pronto se llamará NO PODEMOS.

Y es que no mismo van a poder ni Carrasco ni sus compadres armar una coalición que “está pegada con babas”, según otro de los demócratas iluminados que andan en la iniciativa: Carlos Andrés Vera. Cyntia Viteri no les une sino rompe la unidad propuesta, pues los autocandidatos y precandidatos presidenciales, son demasiado numerosos en esta orilla del camino como para ponerse de acuerdo. Además de ella caminan por esos andariveles Guillermo Lasso, Lourdes Tibán, Salvador Quishpe, Lenin Hurtado, Dalo Bucaram, Washington Pesántez, Carlos Pérez Guartambel, Enrique Ayala Mora, por no mencionar sino a los más publicitados, aunque hay otros en carpeta, como Paco Moncayo, siempre dispuesto a “sacrificarse por la patria”.

Por cierto Moncayo acaba de inventar la pólvora, al declarar en el último número de Vistazo que  si todo ese enjambre disperso de grupos y aspirantes no se une y cohesiona, no podrán derrotar a Rafael Correa Delgado, cuyo populismo condenan en conjunto pero que les produce pesadillas, pues tienen todas las de ganar, con Lenin Moreno o Jorge Glas, sobre todo con el primero.. Y si no es por el odio a Correa, nada puede unir a tanta avispa y tantos moscardones que vuelan y zumban por su propia cuenta. 

Claro, todos hablan de la necesidad de una plataforma común de lucha,  de la necesidad de desmontar el diabólico edificio constitucional, legal  e institucional armado por la Revolución Ciudadana, pero no lograrán nunca unir el agua con el aceite, el “marxismo-leninismo” de unos con el agresivo neoliberalismo de otros, los discursos chirles de los demócratas antiindígenas con las proclamas redentoras de una Lourdes Tibán. Tampoco lograrán armonizar los intereses de los pelucones que abundan en esos prados con las ambiciones de los miles de  media peluca aspirantes  a un puesto en la Asamblea Nacional, o mejor a un ministerio o una embajada. Que de todo hay en las viñas del Señor.

Así, pues, pronto veremos un panorama político más destrozado y dramático que el producido por el terremoto del 16 de abril. Un sismo que también hará temblar al gobierno y al movimiento Alianza País.

E-mail: jaigal34@yahoo.es            Twitter: @jaigal34
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P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

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miércoles, 22 de junio de 2016

NO ROBARÁS


Cristo no fue afortunado cuando predicó su famoso mandato: “No robarás”. Al menos quienes lo incumplieron siempre han sido los llamados gobernantes cristianos, desde los antiguos curuchupas hasta los curuchupas reencauchados por el neoliberalismo. Los ejemplos forman montón, destacándose el que fuera presidido por Luis Cordero el Grande, acolitado por ese rey de bribones que se llamó José María Plácido Caamaño, autor de la histórica “Venta de la bandera”, apadrinada por la casa Morgan, lujo financiero del imperio yanqui.

Después tendríamos dos gobiernos saqueadores del Fisco que se tapíñaron con el manto del Rabí de Galilea: el gobierno del Partido Socialcristiano  presidido por Camilo Ponce Enríquez (1956/1960), y el gobierno socialcristiano presidido por León Febres Cordero, el papa santo de la oligarquía guayaquileña. Dos administraciones nacionales que se caracterizaron por el empuñe a mansalva de los fondos públicos, tanto que dieron lugar a que, haciendo un símil con los fascistas de Mussolini, llevó a un malvado chistoso a decir: si un socialcristiano es inteligente, roba; si no roba, no es inteligente;  si es inteligente y no roba, no puede ser socialcristiano.

Que los gobiernos seudo cristianos hayan robado, o que lo hicieran los gobiernos de la derecha liberal o neoliberal, o bien las dictaduras militares, es perfectamente explicable, pues nacieron del vientre putrefacto del capitalismo. Lo que no se puede admitir es la presencia de este mal en el seno de gobiernos progresistas o revolucionarios que detentan el poder en cualquier parte, y en este caso en América Latina. Y no se lo puede admitir porque hacerlo sería ir en contra de los intereses populares y de los más altos ideales humanísticos y libertarios.

Desgraciadamente, tal infección maligna ha venido presentándose dentro de gobiernos, como los de Argentina, Brasil, Bolivia, Venezuela y nuestro lindo Ecuador.

Claro que las acusaciones de corrupción, en todos estos casos, forman  parte de la estrategia restauradora del imperio, la partidocracia, los medios privados y las redes sociales manipuladas por ellos en contubernio con monopolistas del Internet. Este sector, de suyo poderoso a escala mundial, sabe que tocar esta tecla es tocar las fibras más íntimas de la gente, que conoce por experiencia propia cómo la corrupción le devora a ella y a sus hijos.

Pero no todo es obra de la calumnia o la maledicencia.  Existe corrupción en distintos niveles y se la constata en negociados, cifras, contratos o nombramientos, incluso en el caso de proyectos emblemáticos indispensables para el avance de los pueblos, sin que en ello haya un “error de buena fe”. Podría haberlo en el cálculo de una empleada doméstica o un pobre analfabeto, pero jamás en el caso de quienes se vanaglorian de poseer perfiles académicos, y más todavía cuando se trata de 40 o 50 millones de dólares, no de unos cuantos centavos.

De allí que en  el seno del pueblo ecuatoriano, el problema de la corrupción se ha vuelto inflamable, y puede quemar una montaña de votos en las próximas elecciones. De allí también que resulte oportuno el llamado del vicepresidente boliviano, el lúcido Álvaro García Linera, a “combatir la corrupción sin consideraciones de familia, amistades o compañerismo”.

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C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
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miércoles, 8 de junio de 2016

ECUADOR INVADIDO


En enero de 1995 la camarilla Fujimori-Montesinos que gobernaba el Perú, provocó un nuevo conflicto bélico con Ecuador, conocido como “la Guerra del Cenepa”. Esta guerra de corta duración que la ganó nuestro país, terminó con nuestra derrota diplomática mediante los acuerdos de paz patrocinados directamente por el gobierno norteamericano que interesaba, como lo dijeron descaradamente sus voceros (por ejemplo, Peter Romero) que las fuerzas militares ecuatorianas abandonaran la frontera  sur como destino principal y se trasladaran al norte, donde el Pentágono interesaba convertir a nuestros soldados en carne de cañón dentro del Plan Colombia.

Para entonces, como lo revelaron propios medios peruanos, los invasores contaron con el apoyo satelital de Estados Unidos. Este espionaje de primera mano estuvo acompañado – y esto es lo más indignante y grave- por la labor de espías ecuatorianos ubicados en los planos militares. Esto se desprende de los “vladivideos” que se hicieron públicos en Perú cuando Vladimiro Montesinos, el superagente de la CIA, cayó en desgracia y fue a prisión, donde todavía se encuentra. En efecto, en los videos números 1347 y 1348 de 26 de febrero de 1999, se vé cómo se vanagloria Montesinos, quien expresa:
“Yo tenía mi sistema de alerta, que despegaban los aviones ecuatorianos y en dos minutos yo tenía el informe acerca del despegue…y yo puedo estar dormido, pero tú ya sabes que es Manta. Entonces me dice el Coronel: Habla Cóndor. Despegaron aves en vuelo, y yo ya sé que despegaron (aviones ecuatorianos)…..Llamo al Comando Conjunto…al minuto ya estamos saliendo al aire…”

Es decir que  gracias a espías ecuatorianos, la aviación militar peruana podía movilizarse enseguida para atacar nuestro territorio y matar a nuestros soldados, que fueron los verdaderos héroes del Cenepa. El autor de esta nota periodística difundió hace años, por varios medios, el texto de estos vladivideos tan comprometedores, con la esperanza de que se investigara quién o quiénes eran los espías ubicados detrás del alias de “Cóndor”. No sabemos hasta hoy si los generales José Gallardo Román y Paco Moncayo, directamente comprometidos en ese conflicto, ordenaron alguna vez la investigación de este caso clamoroso de espionaje a favor del enemigo que invadió nuestra patria.

Conocerlo ahora es importante, cuando Telesur y El Telégrafo han abierto las puertas de la verdad sobre la red de espías, periodistas y políticos ecuatorianos envueltos en una nauseabunda maraña financiada por ONGs norteamericanas, vinculadas a la CIA, dentro del mismo plan de restauración neoconservadora y neoliberal que azota a los países latinoamericanos como Argentina, Venezuela, Brasil, Bolivia, Ecuador mismo, dentro de la operación de reconquista del “patio trasero” del imperio norteamericano, que fuimos desde que se frustró nuestra primera Independencia, y cuando buscamos la Segunda y Definitiva Independencia.. 

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jueves, 2 de junio de 2016

SE MUEVEN LAS FRUTAS


Las hay de todos los colores: amarillas, verdes, azules, rojizas. También de distintos sabores: agrias, agridulces, azucaradas. Igual de distintos estados: verdes, maduras, podridas. Es el baile de las frutas políticas agitadas por el terremoto y  las temibles réplicas,  que apenas se calmarán un poco con las elecciones del año próximo.

Por cierto en el gran frutero electoral van apareciendo tantas frutas que terminarán por zarandearse unas a otras. Ahora mismo hay una vistosa colección de precandidatos presidenciales, unos con vistosas guayaberas, otros con poncho o anaco, o bien con zapatos de futbolistas prematuramente jubilados, sin que falten ex rectores universitarios o ex ministros y ex parlamentarios; en fin, de todo, como en botica.

Hasta hoy no aciertan una, pues la bola de cristal de los brujos de las urnas (tipo Osvaldo Hurtado) está trizada hace fú por la partidocracia, y no la remediarán aquellos “héroes del Cenepa” que, más que por sus hazañas guerreras, han brillado  por sus millonarios depósitos en las cajas fuertes del nunca olvidado notario Cabrera.

Argumentan todos ellos que las candidaturas son lo de menos, que lo más importante es forjar el programa para la salvación nacional, a fin de salir del infierno al que nos ha lanzado Rafael Correa con su Revolución Ciudadana. Pero este cuento del programa viene de antiguo, por lo menos desde que Velasco Ibarra en 1944, luego de La Gloriosa del 28 de Mayo, anunció: “en junio habrá pan para todos”, y lo que tuvo el pueblo que lo encumbró al poder fue palo y cárcel con el golpe de Estado del 30 de Marzo de1946. ¿Y cuál fue el programa de Hurtado una vez asesinado el presidente Jaime Roldós Aguilera? Pues nada menos que la aplicación del “socialismo comunitario”, tirado luego al tacho de basura. ¿Y cuál fue el programa de León Febres Cordero, el adorado apóstol de la oligarquía guayaquileña? Pues aquella vistosa consigna de #pan, techo y empleo”, adobada con la sonora promesa: “Os juro que jamás os traicionaré”, y rociada con la sangre de  jóvenes ecuatorianos, de los Hermanos Restrepo, de un centenar  de mujeres violadas y degolladas por asesinos encubiertos tras la estampa de Camargo, creación del coronel de policía Holger Santana, hoy prófugo de la justicia ecuatoriana y protegido en los Estados Unidos.

A lo dicho se podría agregar la demagogia de Sixto Durán Ballén, levantando la bandera ecuatoriana en El Cenepa bajo el grito de “Ni un paso atrás”, mientras entregaba a precio de gallina robada el gas del Campo Amistad a la compañía norteamericana EDC-Machala Power y sacaba del país, rumbo a Miami en el avión presidencial a familiares suyos para que no les echara mano la justicia en el caso famoso de “Flores y Miel”. A la lista podría agregarse el programa político de Jamil Mahuad, que tuvo su mayor logro en el feriado bancario y el éxodo de tres millones de compatriotas fuera del país; o la declaración de amor de Lucio Gutiérrez a Bush El Genocida cuando le dijo: “ Soy el mejor amigo y el mejor aliado de los Estados Unidos”.

¿Cuál será el programa que nos  ofrecerá  ahora ese cúmulo de cerebros tan altruistas y desinteresados que no quieren “sacrificarse por la patria “en calidad de candidatos? No perdamos el tiempo: la respuesta la tiene esa santísima trinidad que son la Casa Blanca, la CIA y el Pentágono.

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