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jueves, 30 de abril de 2020

CARGAR CON EL MUERTO

Cometer un delito y hacer que otro lo pague; matar y hacer que otro cargue con el muerto: he ahí una vieja receta que aplica dondequiera la justicia prostituida para blindar de impunidad a  toda clase de bribones.
Ahora mismo, en medio de la pandemia del coronavirus que azota  al mundo entero, vemos brutales ejemplos. Así, Donald Trump, perdido en el laberinto de la muerte, busca implantar en la mente de los estadounidenses la imagen de que China es la culpable del origen y propagación de la pandemia. Por eso él no habla del covid-19 sino del “virus chino”. En sus delirios triunfalistas, cree que esta clase de mentiras le dará votos para la reelección presidencial, cuando bien podría suceder que su candidatura se hunda bajo la montaña de cadáveres que hoy luce la orgullosa Norteamérica.
Por su parte, Bolsonaro, el fascista evangélico que manda en Brasil, acusa de los dramáticos efectos del mal en su país a los alcaldes y gobernadores de los Estados, (así, literalmente), después que dijera que todo se trataba de una simple “gripecita” por lo que nadie debía encerrarse en una cuarentena, y esto cuando en Manaos, la capital de la Amazonía brasileña, hay dos mil cadáveres que esperan vuelos para ser trasladados a Sao Paulo, sin que llegue ningún avión para llevarlos.
¿Y en nuestro pobre y chiquito Ecuador? Los pelucones bailando en Samborondón y La Puntilla con la alcaldesa coronada de virus, el que luego debutó en  Guayaquil en una interminable película de horror, con  gallinazos danzando sobre cadáveres sin tumba ni identificación.
En tanto desde el gobierno se difunde la versión  de que todo eso sucede  en Guayaquil porque la chusma desordenada e indisciplinada, sale a la calle desde los tugurios, donde siempre agoniza por falta de agua y de comida en medio del “modelo exitoso” construido por Nebot y su combo socialcristiano. La gran prensa, naturalmente, esconde y desvía esas verdades.
Como remate del drama, el gobierno pretende que los 221 alcaldes del país carguen con el muerto, mientras sus ministros pagan 325 millones de dólares a una banda de tenedores de bonos amparados por el anonimato y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esto mientras se desmanteló hospitales, expulsó médicos y epidemiólogos, así como enfermeras, y se abstuvieron de abastecerse de medicamentos y equipos para combatir la pandemia.
Por su parte, el gurú de Carondelet, Juan Carlos Zevallos, Ministro de la Salud, pronostica que a fines de junio (después de dos meses) el 60% de toda la población ecuatoriana enfermará del covid-19 y el 1% de los enfermos morirá; es decir, 10 millones de contagiados y 170 mil fallecidos, con la cual el Ecuador obtendrá la triste gloria de ser campeón mundial en la carrera del coronavirus, superando las marcas de Estados Unidos, España e Italia, las tres juntas.
Claro que pasada la hora de la monstruosa pesadilla, ecuatorianas y ecuatorianos unidos férreamente llevarán a estos gobernantes a los tribunales de justicia, y como aquí no hay ni horca ni paredón exigirán que se les aplique la máxima pena de prisión.


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C. M. Mg. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

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