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sábado, 9 de mayo de 2020

MERCADERES DE LA MUERTE


En esta época, cuando en el planeta Tierra se ha instalado el Dios Mercado como el Ser Supremo, quienes mandan en gran parte del mundo son los mercaderes de la muerte, por ahora comandados por Donald Trump, el hitlercito de la Casa Blanca. Su principal negocio, claro está, es la guerra, a la cual se dedican fabulosos presupuestos, como en el caso de Estados Unidos donde el 51% del presupuesto del país, se entrega al armamentismo como lo mostró arrogantemente Trump en la venta de miles de millones en armas, negociados por él en Arabia Saudita a comienzos de su gobierno. Desde luego no sólo armas cubren el rubro de la muerte. También un millar de bases militares norteamericanas, academias militares extendidas por todas partes, incontables conflictos bélicos dondequiera, incluido la reciente tentativa de invasión a Venezuela.

¿Y en el Ecuador qué hay? Nadie conoce nada a no ser por las proclamadas declaraciones del presidente Lenín Moreno sobre adquisiciones de armas y equipos para las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, con abundantes elogios a los jefes mientras las tropas permanecen en la postergación de siempre. Se oculta también la entrega de Galápagos al militarismo norteamericano so pretexto de combate al narcotráfico, pero en realidad con miras al dominio en el Pacífico. (A propósito del capítulo armas es bueno recordar que en sus inicios el presidente hizo gala pública de su amistad con Conto Patiño, el más notorio traficante ecuatoriano de armas, y del apoyo que éste le había brindado en Ginebra).

Más no sólo la guerra es fuente de enriquecimiento. Ahora también lo es la pandemia del coronavirus que diezma a la humanidad y en este caso, al Ecuador. Aquí el mal reporta cuantiosos beneficios a una interminable nómina de clínicas privadas, cementerios privados, cadenas farmacéuticas, acaparadores de alimentos, negociantes de ataúdes de cartón, etc., etc.

En este campo, hay hechos que claman justicia  al cielo, como el caso de la familia que durante una semana no pudo retirar el cadáver de un ser querido, de la clínica privada que le exigía el pago de 68 mil dólares para entregárselo. ¡68 mil dólares! Una suma igual al salario mensual básico de 154 trabajadores.

Luego tenemos el caso del suculento negocio de fundas plásticas para envolver cadáveres, por las cuales se llegó a cobrar hasta 150 dólares por unidad, cuando en otros lados del país costaba 10 dólares cuando más, según lo han divulgado medios de prensa y redes sociales.

Después de esto, ¿alguien aplaudirá el “modelo exitoso” que vive Guayaquil, repleta de clínicas privadas y víctimas de la pandemia? ¿Alguien defenderá este sistema capitalista donde lucran inmorales traficantes de cadáveres?


E-mail: jaigal34@yahoo.es          Twitter: @jaigal34
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C. M. Mg. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

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