Traductor

miércoles, 27 de abril de 2016

LOS MUERTOS Y LOS VIVOS


En este, nuestro Ecuador, consagrado al Corazón de Jesús por García Moreno, el Santo del Patíbulo, se toma el nombre de Jesús en vano y, por cierto, no existe corazón alguno para albergar a los pobres cuando la naturaleza o las perversiones humanas se ensañan con ellos.

Los ejemplos los tenemos a millares surgir a lo largo del tiempo, se trate de incendios o inundaciones, de tsunamis o el fenómeno de El Niño, de guerras o terremotos. Si hablamos de guerras, nunca podremos   olvidar 1941, el año fatídico de la llamada invasión peruana, que fue realmente una tenebrosa y oculta invasión norteamericana, pues fue la Standard Oil de Rockefeller, asentada en el Perú, la que organizó y atizó la candela para arrebatarle a nuestra patria la Amazonía, entregada por el dictador Federico Páez a la Shellangloholandesa, su gran rival de entonces.

Ocupada, saqueada y martirizada la provincia de El Oro, su población fue obligada a huir por selvas y montañas para salvar la vida de su gente. Así llegaron contingentes de mujeres, niños y ancianos a Cuenca, Loja, Guayaquil y otras latitudes. Eran  los pobres de siempre, mientras los ricos huían del país a sus elegantes santuarios en el exterior, apoderándose por míseros centavos de las tierras dejadas por los agricultores damnificados.

Ocho años después de esta tragedia se produjo el Terremoto de Ambato, que mató a cinco mil habitantes y sepultó poblaciones como Pelileo. Gobernando entonces Galo Plaza Lasso, que siempre prefirió el engorde de sus vacas de Zuleta al pan de los desvalidos, constituyó con potentados curuchupas una Junta de Reconstrucción que se abalanzó a devorar la cuantiosa ayuda internacional bajo la bendición del obispo Bernardino Echeverría, luego Arzobispo de Guayaquil y de yapa Cardenal al servicio de la oligarquía del Puerto. Para los damnificados, que sumaban millares de familias, lluvia de promesas y desilusiones. Siempre fue así. Siempre, menos ahora, con ocasión del horrendo terremoto del 16 de abril que azotó principalmente a las provincias de Manabí y Esmeraldas.

En esta ocasión, el gobierno progresista de Rafael Correa encaminó la acción oficial y ciudadana desde el ángulo de servicio real a las poblaciones brutalmente golpeadas por el sismo. Esto ha contribuido al sorprendente clima de activa solidaridad nacional e internacional, que augura un porvenir optimista y constructivo.

Claro que no han faltado casos de aprovechadores de la ocasión con agendas de beneficio propio, especialmente electoral, unos cuantos dentro de las filas oficiales y otros, muchos más, dentro de los opositores.

Así tenemos que la viveza criolla, manejada siempre con éxito por los sectores dominantes y los políticos que los representan, piden convertir a las provincias afectadas en “zonas francas”, biombo detrás del cual se ocultan los aptitos por establecer aquí paraísos fiscales semejantes a Panamá y países del Caribe.  

Por su parte, algunos columnistas de los grandes medios claman porque, dada la situación, el gobierno se amplíe hasta convertirse en una especie de “junta de notables”, en la que participarían momias y momios que han hecho la desgracia del Ecuador en las últimas décadas.

Por fortuna, en el país avanza paso a paso una necesaria conciencia histórica, que defiende y propugna que aquí el único notable es el pueblo. No los vivos de siempre, que igual saquean los bolsillos ajenos que las tumbas donde deben reposar tranquilas y respetadas las víctimas de la gran tragedia.

E-mail: jaigal34@yahoo.es          Twitter: @jaigal34
_______________________________________________
P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

Twitter: @lufecahe

miércoles, 20 de abril de 2016

LA HORA DE LA HERMANDAD

Generalmente, las grandes tragedias colectivas unen a la gente por encima de los sectarismos políticos y religiosos, las diferencias y odios de clases, el individualismo corrosivo que prohija  el capitalismo. Así ocurre cuando las guerras y las catástrofes, como también cuando los pueblos son víctimas de prolongadas tiranías.

También así ha sucedido en nuestra patria, por ejemplo cuando la invasión peruana de 1941, en que las grandes masas se unieron para echar abajo el gobierno vendepatria y despótico de Carlos Alberto Arroyo del Río, símbolo mayor de la oligarquía guayaquileña, en gran medida culpable del desastre fronterizo.

Igualmente en el año 48, cuando el terremoto de Ambato, aunque entonces la solidaridad se enfrió a causa del pillaje cometido por grupos conservadores de esa ciudad, protegidos por el obispo Bernardino Echeverría,  que se alzaron con la cuantiosa ayuda internacional, mientras las multitudes damnificadas se refugiaban en meros biombos construidos con esteras. En otros episodios de la vida nacional se ha podido comprobar que en el alma popular duerme un profundo sentimiento de solidaridad, que esta vez ha despertado con toda su fuerza al producirse el devastador y extendido terremoto del 16 de abril.

Una verdadera marea de solidaridad ha invadido el país, del que es protagonista principal el pueblo anónimo, encabezado por los gobernantes nacionales y varios seccionales, con participación de soldados, policías, bomberos y toda clase de voluntarios, con la presencia de una pronta y generosa ayuda internacional. Esto alivia el dolor, aunque no pueda secar las lágrimas de las miles de familias destrozadas por el sismo, ni revivir a los muertos.

En adelante, todos tenemos la inmensa tarea – pero también la oportunidad- de conservar la unidad lograda por la tragedia y convertirla en la fuerza necesaria para reconstruir las provincias y poblaciones arrasadas.

Claro que las diferencias no serán borradas por el efecto del cataclismo natural, pues supervivirán los intereses de grupos y de individuos, especialmente cuando Ecuador vive un año electoral  que comenzó en un ambiente de confrontaciones duras, acciones violentas de grupos ultra, difamación, insultos y amenazas a través de ciertos medios y de las redes donde se ocultan fácilmente los peores enemigos del encuentro social y el bienestar común.

Ahora corresponde a los dirigentes más sensatos y sanos, bregar por mantener esta ejemplar unidad, sin pretensiones de triunfos excluyentes ni prevalencia de ambiciones desmedidas.

El pueblo ecuatoriano – hombres, mujeres, ancianos y niños—que ha concurrido masivamente en auxilio de los damnificados, al entregar sus aportes materiales y su concurso personal, nos enseña a todos que merece el respeto y el apoyo que muchas veces se le niega,  como sucede con aquellos millonarios que por no pagar sus impuestos en el país para beneficio común, corren a esconder sus fortunas bien o malhabidas en  paraísos fiscales como Panamá.

Después del 16 de abril nada será igual en el país, y en materia de conducción política solo saldrán adelante quienes sean capaces de comprender a fondo el momento que vivimos y emprender en las bases de la reconstrucción, que bien puede llevarnos dos generaciones; es decir, medio siglo.

E-mail: jaigal34@yahoo.es          Twitter: @jaigal34
_______________________________________________
P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

Twitter: @lufecahe

miércoles, 13 de abril de 2016

LOS MOELLER Y SUS LOTERIAZOS

No hay duda de que en Ecuador hay familias afortunadas, sobre todo si nacen en Guayaquil de mis dolores. Es el caso de la familia Moeller, a la cual desde hace fú le han llovido jugosos loteriazos. El primer nombre con ese apellido que brilló en el panorama nacional fue el de Juan Moeller, allá por los años 60 del siglo XX. Lo reveló Philip Agge, el célebre ex agente de la CIA en su famoso diario (1974). Allí nos cuenta que el bienaventurado Juan oficiaba entonces como agente en Quito de la central norteamericana para el terrorismo y el espionaje, como destacado integrante de la Asamblea Mundial de la Juventud, que concedía becas internacionales y viajes de placer alrededor del mundo a sus afiliados. Un suculento loteriazo.

Esto mientras las "pandillas socialcristianas" entrenadas y pagadas por la CIA, según Agee,  ponían bombas en los templos para inculpar a Fidel Castro y a los comunistas, y azuzaban a los campesinos para linchar profesores, como los hermanos Velicela en Santa Ana, cerca de Cuenca, bajo la consigna de que  nuestro país rompiera relaciones con la Cuba revolucionaria.

La Junta de Beneficencia fue fundada en 1888 por los "gran cacao" de la época, devoradores de tierras en Guayas y los Ríos, supuestamente con fines filantrópicos  para favorecer a los pobres, esquilmados por la misma oligarquía porteña.

Poco después, la Junta sacó a público su gran invención: la Lotería de Guayaquil, llamada así durante varias décadas, hasta que a un despistado prefecto  capitalino se le ocurrió anunciar la creación de la "lotería de Pichincha" La furia de aquella oligarquía y de sus paladines de la Junta de Beneficencia fue terrible. Poco faltó para que Quito fuera amenazado con  la bomba atómica. El argumento de los patricios de la Junta fue que ésta no sólo beneficiaba a los guayaquileños sino a toda clase de muertos de hambre arrojados al Puerto por la miseria nacional, como era -argumentaban- el caso de los hospitales.

El prefecto de Pichincha reculó en su audaz proyecto y los patricios, con esa viveza criolla en que son expertos,  enseguida le cambiaron  de nombre a la Lotería de Guayaquil y la bautizaron como "Lotería Nacional". Después vinieron las Raspaditas, el Lotto, el Pozo Millonario.  Todo para aumentar el enorme volumen de los ingresos de la Junta, que constituyen una especie de impuestos a la esperanza de los pobres ecuatorianos.

Y vaya si  algún gobierno intenta fiscalizar y auditar la incontable fortuna de la Junta y las prebendas de sus dichosos 39 directivos... Ese día se parte el cielo y San Pedro cae con sus  llaves y se ahoga en el Estero Salado, hoy convertido en cloaca por el abandono municipal.

Pero volvamos al ilustre apellido de esta familia de potentados. Cerremos la historia con un broche de oro: el caso de Heinz Moeller, del cual el terrible Don Buca se burlaba diciendo  que tenía nombre de cerveza alemana. Canciller del Fabiolo, elocuentísimo orador del parlamento ecuatoriano, se destacó en él en 1989 como presidente de la Comisión de Asuntos Internacionales, dando el visto bueno al gobierno de Jamil Mahuad para que celebrara la entrega de la Base de Manta a los militares norteamericanos, en franca violación de la Constitución que ordenaba que todo tratado y convenio internacional que suscribiera el país fuera primero aprobado por el parlamento ecuatoriano. Nunca lo fue, y el pueblo ecuatoriano no cayó en cuenta de este terrible golpe de traición nacional, pues en esos mismos días Mahuad, con el apoyo de los Guillermo Lasso, los Nebot, los Moellar y sus congéneres dictaba el feriado bancario que lanzó a la emigración a tres millones de ecuatorianos, el cuarto de toda la población.

Hoy se revela que la ilustre casa Moeller está, entre tantos otros, envuelta en las sábanas sucias de los "Papeles de Panamá".

E-mail: jaigal34@yahoo.es          Twitter: @jaigal34
_______________________________________________
P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

Twitter: @lufecahe

jueves, 7 de abril de 2016

EL DEDO EN LA LLAGA


La edición de lunes 4 de abril del diario EL TELÉGRAFO inserta una extensa carta de Lenin Moreno dirigida a Doris Soliz, secretaria ejecutiva de Alianza País en que, a título de reflexiones, plantea varios cuestionamientos a la política de la organización, .de cuya dirección nacional él mismo forma parte.  Una de las frases  del ex vicepresidente de la República afirma: "Debemos ser autocríticos y reconocer que no hemos logrado cambiar el yo interior de nuestro pueblo", por lo que en su seno están vigentes los valores capitalistas y no los socialistas. La necesidad de la autocrítica ya fue planteada por el presidente Rafael Correa la noche misma de febrero, cuando la gran derrota electoral de Alianza País.

Entonces él fustigó la mentira según la cual se hallaban organizados 4.000 Comités de la Revolución Ciudadana, cuando - así manifestó- en realidad no llegaban a 400 Entonces se habló de lo pernicioso que era el sectarismo, mal que esa noche inauguró una nueva etapa de equivocaciones, cuando algún socialista lanzó la consigna de "reelección presidencial", tras la cual se movió la militancia dejando de lado los graves problemas de la economía nacional y las carencias de los sectores populares, mientras se subestimaba la necesidad de la "formación política" de la militancia y el pueblo. Punto este último en que Lenin Moreno insiste reiteradamente.

Otros temas destacados de la carta se refieren a la "necesidad de profundizar la reforma agraria" tesis muy justa en un país donde superviven los latifundios y la postergación  tradicional de los campesinos, como puede verse en los millares de madres con sus hijos abandonando el campo para vender chiclets o loterías en las ciudades. Además, la exigencia al respecto encaja en la repetida declaración del presidente Correa: "sin revolución agraria no hay Revolución Ciudadana".

En fin, la carta de Lenin Moreno, que se la puede conseguir íntegra -cinco páginas- en Internet, viene a poner el dedo en la llaga, pues toca de frente y con hondura los problemas básicos del movimiento y del proceso mismo. Con la ventaja de que la carta es documento público y, por tanto, servirá para animar un movido debate; si la hubiera hecho privada, bien podría haber acabado en alguna gaveta burocrática.

El mismo día el periódico publica una larga entrevista -8 columnas- a Doris Soliz, íntegramente encaminada a puntualizar y comentar la temática expuesta en la carta. La entrevista comienza con esta expresión: "Hay que señalar que la carta del compañero Lenin Moreno es un documento interno de reflexión con y para la militancia..."  Esta expresión de la destacada dirigente de Alianza País no repara en el hecho de que la mencionada carta circula ya más allá de la militancia, como debe ser, pues trata de asuntos que no competen únicamente a los militantes de esta organización sino a todo el pueblo, pues fueron millones de ciudadanos y ciudadanas los que dieron los repetidos triunfos a Rafael Correa y Alianza País.

Todos ellos están en el derecho de pedir cuentas sobre los pasos que se vienen dando en el proceso, pues de otro modo se caería en el viejo vicio de la partidocracia: invocar al pueblo para las urnas y después, arréglate como puedas.

Privarles a los electores del conocimiento de lo  que sucede en País  resulta, pues, una manifestación de sectarismo, que no ha tenido ninguna revolución en el mundo, al menos en sus comienzos.

Lenin, el conductor de la Revolución Rusa de 1917, admitía en el periódico Pravda escritos opuestos a su política, como fuera el caso de Trotski.

Mao Tse-Tung, líder de la Revolución China, supo juntar diversas fuerzas y partidos, que le permitieron el triunfo en 1948. Por eso la bandera de China tiene cinco estrellas, la del Partido Comunista y las de otros cuatro partidos menores que combatieron por la misma causa. En cuanto a la Revolución Cubana, es histórico el combate abierto y público de Fidel Castro contra el sectarismo, en los comienzos de la Revolución misma. Así, sin ocultar la verdad, educó al pueblo cubano en la necesidad de preservar a la Revolución de ese cáncer llamado sectarismo.  

Estos ejemplos deberían ser conocidos y analizados en las Conferencias Ideológicas a las que se alude en la mencionada entrevista..


E-mail: jaigal34@yahoo.es          Twitter: @jaigal34
_______________________________________________
P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

Twitter: @lufecahe