Al menos así lo cree un optimista Jaime Nebot, auto convertido en jefe
de campaña por el SÍ en la consulta popular propuesta por el presidente Lenin
Moreno. Desde luego, el alcalde Nebot no se halla solo: está en la lid
acolitado por dos notables paladines como son Guillermo Lasso y Lucio
Gutiérrez. Un verdadero triunvirato de alta alcurnia política, seguido por una
caudalosa corriente que, por no definirse como derechista, asume el rótulo más
llamativo de “anticorreísta”. Pero sin duda es el burgomaestre porteño quien le da mayor colorido y
resonancia al Sí, particularmente con sus últimos discursos y declaraciones
pronunciados el 9 de Octubre en homenaje a Guayaquil independiente.
En la ocasión defendió todos y cada uno de los siete puntos que integran la consulta, pero fue mucho más lejos al proponer cambios que no figuran en la lista, pero que sin duda serán motorizados durante la campaña. Dos de ellos los registra este diario (El Telégrafo) en edición del 10 de octubre, página 02, al igual que otros medios. Uno destaca que el gobierno central debe “devolver” en aras de la seguridad jurídica “a los organismos internacionales la facultad de dirimir en los conflictos que surjan entre las empresas nacionales y extranjeras”. Tema de extraordinaria trascendencia que envuelve aspectos fundamentales de constitucionalidad y soberanía, que ha dado lugar a grandes controversias pues el tal arbitraje internacional ha servido invariablemente para dar la razón a las multinacionales en contra de las justas demandas de los pueblos, como es el caso de Oxy o Chevron contra los intereses y derechos de los ecuatorianos.
Otro de los cambios fundamentales que propone el alcalde es “ampliar las
fronteras del empleo y con ello se refiere a dejar a la voluntad del empleador
y el empleado los acuerdos laborales y la fijación de las reglas de contratos.
Es decir, insistió en la flexibilización laboral”. Con lo cual Nebot propone
prácticamente volver a los tiempos dorados del capitalismo salvaje, a la época
del tigre suelto contra la oveja amarrada, pues cualquiera sabe – y la historia
así lo demuestra- que en esto de la libre contratación y el juego laboral
democrático quien tiene la sartén por el mango es únicamente el empresario, el
dueño del capital, que fija los salarios a su antojo, niega o escamotea
obligaciones relativas al Seguro Social o al reparto de utilidades, o le
da un puntapié al trabajador cuando le viene en gana. Peor aun cuando en aras de esa liberalización se establece la tercerización,
mediante la cual las es empresas subcontratan a otras para eludir así
responsabilidades directas.
Esto ha sido el pan de cada día en el caso de las multinacionales petroleras, que hoy mismo están haciendo cola para obtener campos marginales, contratos spot u otras gangas. De paso, señalemos una cruda realidad: actualmente y en forma creciente se da la contratación de ciudadanos venezolanos, peruanos o de otras nacionalidades llegados al Ecuador en los últimos tiempos en forma irregular, a quienes se les contrata por 150 dólares mensuales y hasta menos, mientras se desecha a trabajadores ecuatorianos que tienen derecho a un salario mínimo cercano a los 400 dólares. Con lo cual tenemos que la propuesta de Nebot debe interpretarse más bien como propuesta “para ampliar la frontera del desempleo”. Todo esto sin que se oiga la voz de los dirigentes sindicales, ocupados en negociar puestos burocráticos o amarres con la derecha.
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P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no
importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Mg. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.
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@lufecahe
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