El Día de Inocentes, que en el Ecuador forma parte del folclore, tiene
lugar cada 28 de diciembre y se lleva a cabo con disfraces y bailes que hacen
la delicia del público; esta vez, sin embargo, el Día de Inocentes habrá de
celebrarse exactamente hasta el 19 de febrero, fecha de nuestras elecciones
presidenciales y parlamentarias. Hasta entonces tendremos danzas y máscaras en
profusión incontrolable, para reír a mandíbula batiente o también para llorar a
mares, según el ánimo del pueblo, que es el único inocente verdadero, e
inocente por partida doble: porque cree que la fiesta va en serio o porque se
da cuenta perfectamente que los actores y actrices de la farsa le quieren
aplicar el pendejómetro sin compasión alguna.
Helos ahí danzando alegremente moralistas con rabo de paja,
discurseadores con nariz más larga que la de Pinocho, corruptos de ayer con
escoba en mano para barrer el patio de la gestión pública, represores de
levantamientos indígenas bailando cachullapis con emblemáticas cacicas, autores
de feriados bancarios mostrándose como defensores del bolsillo de los pobres,
destructores de manglares y de bosques convertidos en paladines
ecológicos, traficantes de la justicia enmascarados tras los derechos humanos;
en fin, demagogos de toda laya imitando a Febres Cordero para ofrecer lo mismo
que el ‘llorón de Taura’: ‘ Pan, techo y empleo”.
¿Los nombres de estos comediantes y payasos de circo barato? Póngalos
usted, estimable ciudadano, si le acompaña algo de memoria y no sufre de
ese mal ecuatoriano que es la amnesia colectiva. Sería una valiosísima
contribución a la verdad y la sanidad política que usted le recordara a la
juventud de hoy todo lo nefasto que fueron para el país y la sociedad, en
general, los gobiernos que manejaron el poder desde la caída del tibio
régimen nacionalista del general Rodríguez Lara hasta el año 2006, quizá con la
única excepción de la presidencia de Jaime Roldós Aguilera, el joven mandatario
asesinado en la siniestra conjura de la CIA, la derecha nacional e internacional,
y ciertos mandos militares domesticados por amos extranjeros.
Si la ciudadanía ecuatoriana hiciera el recuento mental de esta turbia
historia de más de tres décadas, no habría tantos indecisos para las
elecciones de febrero y ni un solo voto recibirían los autores de este
prolongado Día de los Inocentes, este gigantesco baile de máscaras, animado y
aplaudido por los grandes medios privados y las redes sociales manejadas desde
las sombras por intereses poderosos, en que brilla el oro del soborno imperial y
el manejo impune de los paraísos fiscales.
Lo dicho aquí no significa tratar de ocultar los aspectos
negativos o censurables del gobierno de la Revolución Ciudadana, pero hay que
poner las cosas en su sitio: la corrupción en el manejo del petróleo ecuatoriano
viene desde siempre, y en cuanto a los sobornos de la Odebrecht sería una obra
de grande beneficio nacional que el Departamento de Justicia de los Estados
Unidos diera los nombres de los corruptos sobornados en el período 2007/20l6
dirigido por el presidente Rafael Correa, pero también de aquellos sobornados
desde que la Odebrecht se instaló aquí bajo el gobierno
socialcristiano.
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P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no
importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.
Twitter:
@lufecahe
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