Algunos de mis lectores de
este espacio periodístico –especialmente una estudiante secundaria- me han
preguntado: ¿Por qué usted, que no necesita puestos ni galardones, ahora quiere
ser presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana? El interrogante alude al
hecho de que, efectivamente, estoy inscrito como candidato para esa importante función
junto con el candidato a vicepresidente Julio Micolta Cuero, poeta popular
esmeraldeño, símbolo de la negritud. Los dos hemos acogido la propuesta del
Colectivo ACCION TRANSFORMADORA DE LA CASA DE LA CULTURA ECUATORIANA (AT-CCE),
con nuestra protesta en contra de los amarres e ilegalidades que muestra el
proceso a causa de las maquinaciones emprendidas por la Presidencia de la Casa
y la inefable Comisión Política que desde hace más de dos años hace de las
suyas, y que es un organismo por fuera de la estructura legal y estatutaria de
la Casa. En mi caso, estas son las razones para al anunciado desafío electoral:
1. Porque la
Casa, que nació al calor de la
Revolución del 28 de Mayo de 1944, con valiosas excepciones provinciales, ha
caído en el plano del elitismo y del centralismo, alejándose de la historia, de
la vida y del abrigo popular. Por tanto, hay que devolverle su rumbo natural,
ideado por el pensamiento socialista de Benjamín Carrión. Tenemos energías para
lograrlo.
2. Porque la
Institución se ha anquilosado, al punto que, del 90 por ciento de escritores,
artistas e investigadores científicos que agrupó en sus inicios, hoy integra en
su membrecía menos del 5 por ciento de los mismos. Y nosotros desarrollaremos
una Casa de puertas abiertas a todos los actores culturales a la juventud, las
mujeres, las comunidades, los 229 cantones de la Patria. Nuestros antecedentes
de realizadores garantizan el cumplimiento de este sueño.
3.Porque es necesario poner
fin al discrimen institucional, que se evidencia con la cerrada oposición al
funcionamiento del Núcleo de Pichincha, -en cuyo corazón está nada menos que
Quito-, pese a que se creó hace más de tres años con autorización de la Junta
Plenaria y la Presidencia institucional. Nosotros hemos combatido abiertamente
esta injusticia.
4. Porque es
preciso que se defina con claridad la posición de la Casa frente al Estado y al
gobierno del Presidente Rafael Correa, en base a la independencia de gestión, a
la elegibilidad autónoma de sus directivas mediante voto universal secreto, al
derecho de crítica y de discrepancia, sin caer en sinuosas posturas inspiradas
por la oposición derechista y oportunista. Al respecto, nuestra línea ha sido y
es pública, franca y clara.
5.Porque,
como parte de lo definido en el punto 4, creemos que es consecuente con la
historia y la filosofía de la Casa apoyar toda política inscrita en los
postulados del Sumac Kausay y toda acción en pro de la soberanía nacional, como
por ejemplo expulsar a los agentes norteamericanos de la CIA y apoyar el asilo
fraterno solicitado por Julián Assange, fundador de los Wike Leaks, que tanto
bien han hecho a la humanidad frente a las atrocidades universales de “ese
Norte revuelto brutal que nos desprecia”, como dijera José Martí, el Apóstol de
la Independencia de Cuba y gran amigo del Mejor Ecuatoriano de Todos los
Tiempos: Eloy Alfaro.
(Nuestras ideas y propuestas
en esta contienda eleccionaria de trascendencia nacional, los lectores pueden
encontrarlas en las direcciones que encabezan esta nota.)
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