En los
cuarteles, al toque del clarín se levantan los soldados y comienzan las
actividades militares. También al toque del clarín, cuando llega el caso, se
inician los enfrentamientos en el terreno de la respectiva contienda. Por
tanto, el toque del clarín puede conducir al ejercicio físico que proporciona
vida, o bien a la acción que lleva al derramamiento de sangre y a la muerte.
Hoy, en nuestra patria, sacudida por el terremoto del 16 de abril, y entre
cientos de inesperados ataúdes y miles de heridos y damnificados, se oyen las
primeras notas de un nefasto clarín que llama a la revuelta contra el gobierno
que preside Rafael Correa Delgado. Esas notas son amplificadas por los grandes
medios privados y voceados en gran escala por las redes de internet, hábilmente
manejadas para pescar incautos.
Se
trata de una arremetida golpista que tiene varios actores y que pretende
utilizar a la oficialidad joven de las Fuerzas Armadas y a la tropa como carne
de cañón para recuperar el poder total a favor de los grupos
antiecuatorianos-antipopulares que se sienten desplazados (aunque lo hayan sido
en pequeña escala) y que añoran la noche neoliberal bajo cuyo manto, durante
décadas, hicieron de Ecuador botín de asaltantes, casa de chulqueros con carnet
de banqueros, y prostíbulo político. Todo ello bajo complicidad y protección
del imperio del Norte.
El
pretexto para este toque de clarín es la supuesta agresión oficial contra la
majestad militar a propósito del reclamo de los 41 millones de dólares de más
pagados por el Ministerio del Ambiente al Issfa por los terrenos de Los
Samanes, en Guayaquil, cuando lo que se debió pagar era el valor señalado por
el avalúo municipal, que era de 7 millones de dólares. (La responsabilidad del
ministerio en este pago fraudulento es otro cantar). Para atizar la candela hay
jefes militares que reúnen a mandos medios y a la tropa en distintos lugares
(por ejemplo, en Cariamanga, provincia de Loja).
Este
ambiente golpista no es de hoy: ya funcionó el 30 de septiembre de 2010, con
elementos de la FAE en Quito y de la Marina en Guayaquil que se sumaron a la
fracasada rebelión policial. También se hizo presente a propósito de la
decisión del presidente Correa de expulsar del país a los 50 miembros del grupo
militar norteamericano, asentados en Quito en la embajada con título de
asesores y fuero diplomático, sin que nadie supiera ni a qué militares ni para
qué les asesoraban estos expertos en guerras de agresión, paramilitarismo y
escuadrones de la muerte. Con motivo de dicha expulsión -medida de sana
soberanía- se desplegó fuerte bulla en repartos militares, aduciendo que así se
perjudicaba el entrenamiento, las prácticas de tiro y hasta la supuesta
provisión de uniformes gratuitos, que en verdad buena plata le cuesta al pueblo
ecuatoriano.
La
actual clarinada golpista es doblemente criminal porque, en primer lugar,
atenta contra la débil democracia que vivimos y que, más bien, debería ser
consolidada con una serie de medidas radicales; y en segundo lugar, porque se
trata con ello de debilitar la necesaria y valiosa participación de las Fuerzas
Armadas en el apoyo a las poblaciones azotadas por el sismo, y en la
implementación de los urgentes e indispensables planes de vivienda. De allí la
necesidad de que en el país se toque con fuerza el clarín que llame a todos los
ecuatorianos, civiles y militares, a rechazar toda manifestación de golpismo,
sin perjuicio de atacar resueltamente las manifestaciones de aprovechamiento
inmoral de fondos y ayuda material, y toda expresión de oportunismo político,
dentro y fuera del Gobierno.
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P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no
importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.
C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.
Twitter:
@lufecahe
Clarísimo Maestro!La prensa corrupta como Ecuavisa y El Universo,ahora mismo tienen enormes problemas de liquides, debido a que no facturan silencio cómplice!
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